Uno de los tópicos que existen en torno al Festival de San Sebastián es que sus palmarés nunca gustan a crítica y público. Toda leyenda urbana tiene algo de cierto, pero en esta lista queremos reivindicar la Concha de oro del Zinemaldia como garante de muchas y muy buenas películas que, por avatares varios, siguen en la memoria de la comunidad cinéfila o que, con el paso de los años, han sufrido un ostracismo injusto. De la radicalidad experimental de Los pasos dobles (2011) a la comedia popular de The Disaster Artist (2018), pasando por la reivindicación de cinematografías iberoamericanas, asiáticas y europeas no demasiado habituales, el máximo galardón cinematográfico que tenemos en España ha tenido ganadores muy notables y variados. A continuación destacamos nuestras 8 conchas favoritas de las últimas veinte ediciones del certamen.
8. MIL AÑOS DE ORACIÓN (EE. UU., 2007)
Wayne Wang es un ejemplo de director que Hollywood subestima y contrata para dirigir películas de usar y tirar. Mil años de perdón, su apuesta más outsider y personal, sigue destilando la autenticidad de lo cotidiano, la importancia de las historias pequeñas. Probablemente no hubiera tenido la misma fortuna en escaparates más masificados como los de Cannes: un gol para San Sebastián. A ver si toman nota otros directores...
7. NEDS (Reino Unido, 2010)
Mullan, el Joe de Ken Loach, se inspiró en el estilo social y reivindicativo de su maestro. Tras ganar en Venecia con Las hermanas de la Magdalena, volvió a dar en el centro de la diana, esta vez en el Kursaal. Una pena que Mullan no haya vuelto a dirigir y que McCarron, actor protagonista también premiado, no siguiera ante las cámaras. Una Concha que las nuevas generaciones descubrirán y reivindicarán con ahínco.
6. LAS TORTUGAS TAMBIÉN VUELAN (Irán, 2004)
En los 90, Cannes nos descubrió a Kiarostami, y en la década pasada San Sebastián fue la puerta de entrada a España de toda una ola de cine iraní. De todos esos títulos, ahora un poco olvidados, destaca Las tortugas también vuelan, drama que hizo llorar mares a todo tipo de públicos a costa de las miserias de los niños kurdos. Su director, Bahman Ghobadi, volvió a llevarse el gato al agua con la también interesante Media luna.
5. ENTRE DOS AGUAS (España, 2018)
Hace apenas un año de su victoria pero Entre dos aguas, cuyo recuerdo sigue muy vívido en la retina cinéfila, tiene la fuerza de los clásicos modernos. Caso evidente de cómo un escaparate de las dimensiones de San Sebastián es capaz de poner un filme en el disparadero nacional e internacional, incluso en la terna de los Goya. De Los pasos dobles, mejor no acordarse. De los desatinos del presidente Alexander Payne, tampoco.
4. EN LA CASA (Francia, 2012)
François Ozon, habitual de todos los festivales europeos de categoría A, solo ha salido por la puerta grande en San Sebastián, una ciudad que acoge con aplausos todas sus películas. De su lista de genialidades, En la casa es una de las más inteligentes, inquietantes y, por qué no decirlo, accesibles para el gran público. Una de esas conchas que dan prestigio e internacionalizan el saber hacer del comité seleccionador del Zinemaldia.
3. LOS LUNES AL SOL (España, 2002)
Con ojos de 2019, cuesta creer que una película como Los lunes al sol fuera capaz de vender dos millones de entradas e imponerse en los Goya a ese tótem llamado Hable con ella. La leyenda de la mejor película de León de Aranoa, ahora un retrato certero de la crisis (antes de la crisis), empezó en San Sebastián. Una Concha incontestable en una edición de notable alto.
2. CIUDAD DE VIDA Y MUERTE (China, 2009)
El cine asiático en general y el chino en particular suelen tener su parcela en la sección oficial del Zinemaldia. De toda esa cosecha, ningún título supera el impacto visual y emocional de Ciudad de vida y muerte, crónica de la barbarie chino-japonesa. Solo nuestra mirada occidental nos impide considerarla como lo que es: una obra maestra. Lástima que muchos la recuerden únicamente por ser la cinta que dejó a Campanella sin premio.
1. MAGICAL GIRL (España, 2014)
La niña de fuego incendió las salas de San Sebastián. Descubrir Magical Girl fue "una experiencia religiosa". Antes de ganar la Concha de oro ya era un clásico de nuestro cine... y ahí sigue, colándose en nuestras pesadillas. Donostia ha dado su principal premio a títulos clave del audiovisual ibérico y el filme de Vermut recogió el testigo simbólico de Furtivos o El espíritu de la colmena. Somos "mágicos" a perpetuidad.
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