jueves, 16 de febrero de 2012

Crítica de VIOLETA SE FUE A LOS CIELOS, de Andrés Wood

Los mejores biopics no son aquellos que recuerdan la vida de una figura célebre sino las películas que saben trasladar al medio cinematográfico el respirar, el alma, el universo del artista retratado. Los mejores biopics no son una mera colección de datos, una sucesión de escenarios y fechas. Los mejores biopics esquivan la manida estructura en orden cronológico y adaptan espacio y tiempo, sonidos y texturas al espíritu de la persona recordada. Los mejores biopics saben que no basta con contar obras y gracias de una personalidad concreta, porque los ejemplos más célebres del género son aquellos que no se limitan a 'contar' sino que 'son'. El biopic de un artista, cantante o actor, escultor o pintor, debe dar la sensación de estar dirigido por ese propio artista, como si las imágenes llegasen a nuestros ojos tras haber pasado por el filtro del arte de la emoción y la mímesis. El director debe empaparse del imaginario y la estética del personaje a retratar, por eso siempre resultarán sospechosos aquellos biopics rodados por un realizador de nacionalidad distinta a la de su personaje. La destreza del biopic, su belleza, no está tanto en ser fiel como en ser verdadero.


Por todo esto, los chilenos deben estar muy orgullosos con esta Violeta se fue a los cielos, una película personal y con personalidad, comprometida y con un personaje de rompe y rasga, libre y radical. La película de Andrés Wood consigue que a lo largo de todo su metraje me sienta embelesado e inmerso en el universo de Violeta Parra, y al finalizar el film logra que me interese por su personaje e investigue quién fue y cómo fue una de las cantautoras y pintoras más importantes de la historia reciente de Suramérica. Porque el biopic no debe tener una estructura cerrada, sino ser el soporte a partir del cual se construye un imaginario y una atracción por el ser recreado. A muchos les molestará la anarquía formal de Violeta se fue a los cielos, pero... ¿cómo acercarse si no a Parra, un pájaro libre que criticaba la simbólica superioridad del gavilán frente a la gallina? Una película que opta por el camino difícil, pero con tenacidad, con las ideas muy claras, sabiendo quién era Violeta Parra; y con la certeza de que la vía más complicada es también la más interesante visualmente, la más cinematográfica (un biopic nunca debe imitar las reglas de una biografía escrita). Con esto no desdeñamos los biopics que resiguen y repasan las etapas vitales de su protagonista, tampoco las obras de artistas extranjeros que filman pedazos de historia e historias a priori ajenas (si pensamos en ejemplos latinos tendremos la Frida de Julie Taymor o la Evita de Alan Parker). Pero es de coherencia cinematográfica, y también política e histórica, que cada país interprete su historia y construya las películas de sus personalidades centrales (lo que ocurre con el cine alemán con respecto el nazismo, o nuestro cine español con la Guerra Civil). Gane o no gane el Goya, Violeta se fue a los cielos es la mejor película hispanoamericana del año. Y de paso, el biopic más bello y rotundo de los últimos años.


Nota: 8

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1 comentario:

Carlos Andrés dijo...

Excelente reseña. Pero personalmente a mí no me conquistó. Me parece una buena película, pero me parece grosero su discurso, o la manera en que está planteado, o la interpretación de Gavilán. Y comprendo perfectamente la personalidad subversiva de Parra, pero en la película los detalles me parecen superfluos.

Saludos.