Mi madre siempre cuenta que de pequeño me llevó a varios médicos porque, según sus palabras, 'parecía un niño hiperactivo'. Un psicólogo llegó a la conclusión de que mis padres montaban fiestas en casa por las noches y que eso afectaba a mis horas de sueño y desarrollo. Ella se fue de la consulta indignada, no porque todo el tema de las fiestas fuera un disparate monumental (que también), sino por la chulería de ese 'especialista' que se creía con el poder de intimidar y juzgar la vida de los demás. Mi madre lloró de impotencia y se sintió cuestionada como madre y educadora. Varios años después eso ha quedado en una anécdota familiar, algo parecido a lo que le podría ocurrir a la protagonista de Por tu culpa si en un futuro recordase la historia que narra el film, seguramente una de sus noches más largas y amargas. Julieta, madre de dos hijos, pasa por su particular calvario cuando uno de sus pequeños cae al suelo y empieza a marearse. Ya en la clínica, las sospechas por parte de los médicos crecen a la vez que su ánimo se va derrumbando. En una sociedad en la que se hacen oídos sordos a todo tipo de delitos y agresiones, el maltrato parece una cuestión capital, la excusa para que una madre normal y corriente sea a ojos de otros (médicos, policías, incluso su propio marido) la culpable de algo que no ha hecho. Con una cámara en constante movimiento, muy acorde con la estética del Dogma 95, la película filma el devenir de Julieta casi a tiempo real, convirtiendo lo que en otros films sería una anécdota cotidiana en la base del relato. Ahí es donde está el gran atractivo de Por tu culpa: logra que un mero apunte a pie de página se convierta en un drama de gran tensión, casi un thriller que se vive a flor de piel y que logra agotar al espectador, todo para que el que mira se sienta igual de violentado y cansado que la protagonista. La cinta apenas dura 85 minutos pero la sensación de realidad es tal que parece perfectamente la filmación sin cortes de una noche agónica. El film no juzga al personaje como bueno o malo: es mucho más inteligente y lo que cuestiona es el propio juicio de valores, la manía que tenemos de buscar y encontrar culpables. Algo muy pequeño, aunque es ahí donde se esconden los problemas más grandes. Y detrás de todo está la 'culpa', un concepto religioso que forma parte de la identidad de gran parte de los países desarrollados y que da título a la película. Un ejercicio de ficción verista que resulta escalofriante si pensamos que esa mujer podría ser una conocida, nuestra vecina, puede que nuestra madre cuando nosotros éramos pequeños. Aunque con el paso del tiempo lo único que recordamos es que 'sólo fue un accidente'...
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1 comentario:
Se ve interesante, me gustaría verla.
Me haré seguidor de tu Blog, espero que tú también pases por el mío :)
Saludos,
hogardecine.blogspot.com
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