martes, 13 de marzo de 2018

CRÍTICA | THELMA, de Joachim Trier


Inquietante alienación
THELMA
Festival de Sitges: Premio del jurado y mejor guión. Mar de Plata: mejor actriz
Noruega, 2017. Dirección: Joachim Trier Guión: Joachim Trier y Eskil Vogt Música: Ola Fløttum Fotografía: Jakob Ihre Reparto: Eili Harboe, Ellen Dorrit Petersen, Okay Kaya, Henrik Rafaelsen Género: Drama psicológico. Thriller Duración: 115 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 23/03/2018
¿De qué va?: Thelma acaba de empezar sus estudios universitarios. Parece una chica normal pero cuenta con capacidades especiales. Al enamorarse de una chica de su facultad, sus poderes vuelven a manifestarse.




¿Qué relación mantiene Thelma con Oslo, 31 de agosto y El amor es más fuerte que las bombas, los anteriores trabajos del noruego Joachim Trier? Sin duda, todas guardan una conexión mayor de lo que podría parecer a simple vista. En las tres citadas, y muy probablemente en Reprise, la ópera prima del cineasta que a fecha presente quien escribe no ha tenido el placer de visionar, se explican distintas crónicas de alienación, en todas sus dimensiones (social, familiar, estudiantil, laboral, emocional, etc.), así como las devastadoras consecuencias que esa desconexión produce en el individuo: el primero era un relato de suicidio, el segundo estallaba en un accidente de tráfico y Thelma culmina en parricidio, con toda la carga alegórica que supone deshacerse de la figura autoritaria y represiva del padre para una trama que explora las fantasías de una joven que se abre a la vida.


Queda claro que Thelma debe entenderse como una continuación del discurso que Trier lleva edificando desde hace quince años, si bien su adhesión a los tropos del cine fantástico hará que muchos la conciban incorrectamente como su primera película de terror. En efecto, Thelma asume mecanismos asociados a la horror movie: el pecado materializado en forma de serpiente, el tono bíblico que subyace en las bandadas de pájaros o la disposición de los tiempos narrativos, muchos de ellos con acciones paralelas, incluso con flashbacks y sueños, que juegan a desordenar una historia que, en términos generales, discurre de forma bastante lineal. Con todo, aunque Trier tenga margen suficiente para imprimir su sello en la fotografía de espacios casi siempre cerrados, así como en el uso envolvente de su banda sonora, Thelma es, en esencia, un drama sobre el crecimiento personal, la emancipación y la necesidad de sobreponerse a los traumas del pasado (en esa lectura se impone, de nuevo, el simbolismo de las desapariciones que la protagonista, en distintos momentos vitales, produce sin ser muy consciente de cómo y por qué las lleva a cabo, haciendo tambalear a su pesar los vínculos que mantiene con los demás y con sus propios sentimientos). 


En resumen, Thelma no está muy lejos de Sin amor de Zvayintsev o Toni Erdmann de Ade, por citar otros títulos coetáneos que hablan del individuo y sus desafecciones con el mundo que le ha tocado vivir (y viceversa). Por ello, que Trier empiece Thelma con la escena de un padre a punto de disparar a su hija pequeña en mitad de la nieve es bastante sintomático de toda la propuesta, porque conecta circularmente con su resolución, y porque sitúa al espectador en un tono terrorífico que la película no termina de explotar, si bien esa sensación de peligro constante funciona como anzuelo para seguir pegado a la pantalla durante sus casi dos horas de metraje. El cine fantástico, en esencia, entendido más como dispositivo para narrar historias que como un verdadero objetivo a alcanzar, si bien en sus hallazgos visuales Thelma es, tras Déjame entrar, la obra más singular que ha parido el noir nórdico de los últimos años.


Para interesados en las oscuridades del "peterpanismo".
Lo mejor: Eili Harboe y la capacidad icónica de algunos de sus fotogramas.
Lo peor: Por cierto... ¿qué pasó y qué pasará con la abuela de Thelma?

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