Dinamarca, 2017. 1 temporada de 8 episodios. Emitida por Kanal 5. Género: Thriller. Drama Duración: 43 min. por episodio Tráiler: Link Opening: Link Dirección: Christian E. Christiansen, Roni Ezra y Kasper Barfoed Reparto: Jakob Oftebro, Johannes Lassen, Sara Hjort Ditlevsen, Paprika Steen, Sus Wilkins, Tommy Kenter, Alba August, Anders Nyborg, Michael Asmussen, Alexandre Willaume, Peder Thomas Pedersen, Adnan Haskovic, Muhamed Hadzovic, Kenneth M. Christensen, Esben Dalgaard Andersen, Flemming Enevold, Lane Lind, Allan Hyde, Henning Jensen, Henrik Prip, Cecilie Stenspil, Kasper Leisner, Stefan Mølholt, Jakob Ulrik Lohmann, Dar Salim, Jesper Hyldegaard, Susanne Storm, Morten Feldt, Jens Sætter-Lassen, Jesper Zuschlag, Hadi Ka-Koush, Besir Zeciri, Christian Gade Bjerrum, Magnus Bruun, Johanna Brüel, Mark Butler, Peter Christoffersen, Niels Ellegaard, Regitze Estrup, Gustav Dyekjær Giese, Camilla Gottlieb, Lamaiporn Sangmanee Hougaard, Carsten Kressner, Niclas Vessel Kølpin, Thomas Guldberg Madsen, Iris Mealor Olsen, Susan Olsen, Patricia Schumann, Oskar Sælan Halskov, Signe Mathilde Sørensen, Simon Vinholt, Katrin Weisser
La ola del noir europeo es imparable. El éxito internacional de títulos como Forbrydelsen o El puente ha puesto a la ficción escandinava en cualquier mapa seriéfilo de referencia. Las televisiones públicas y privadas de nuestros vecinos, en consecuencia, llevan varias temporadas llenando sus parrillas de títulos de corte similar, con un empaque técnico notable, un reparto ligeramente mediático y una narrativa lo bastante fluida como para llamar la atención de espectadores ajenos al frío polar. Ya se sabe: una vez que se llega al estrellato, hay que mantenerse en la cúspide del éxito sea como sea. Y con cada estreno, la honorabilidad del thriller nórdico vuelve a librar una batalla curiosa: los acólicos de turno se amparan en la nacionalidad del producto (sueca, islandesa, danesa, finlandesa) para defender "por defecto" sus virtudes, mientras que la crítica especializada se ve en la obligación de dirimir dónde empieza el oficio de unos y el oportunismo de otros.
De toda esta tendencia surge nuestro interés por Gidseltagningen (Bajo la superficie), miniserie danesa que acaba de lanzar su segunda temporada en España y que, a pesar de vincularse a Kanal 5 y no a la DR, supera en atractivos a todos los lanzamientos del curso. Las razones las damos en forma de nombres: dirige Kasper Barfoed, responsable de Dicte; produce Adam Rice, creador de Borgen; y protagonizan intérpretes como Jakob Oftebro, Johannes Lassen (ambos vistos en 1864), Sara Hjort Ditlevsen (Rita), Paprika Steen (otrora reina del Dogma 95) y Kenneth M. Christensen (Arvingerne). Conocemos a los implicados, los escenarios nos resultan ligeramente conocidos... pero una vez más, otra de tantas, hay que mojarse: ¿estamos ante el nuevo baluarte de la ficción nórdica o sólo ante la enésima copia de una fórmula con síntomas de desgaste? Abrimos debate.
Tras unos títulos de crédito muy "americanizados", Gidseltagningen (Bajo la superficie) nos sitúa en el Copenhague de nuestros días. Un grupo terrorista toma a 15 pasajeros del metro como rehenes en un cubículo situado bajo tierra. Afuera, Philip, un militar con experiencia en campañas militares, se encarga de supervisar el operativo de rescate, pero las difíciles negociaciones con los captores, las presiones de la opinión pública y el inesperado protagonismo de una periodista interesada en el caso harán que el secuestro se alargue durante ocho días, repartidos a su vez en ocho episodios. La trama conjuga las pesquisas policiales con distintos flashbacks, gracias a los cuales descubrimos que Philip, durante su actividad como soldado, fue aprisionado por el bando enemigo, y parte del trauma que arrastra desde entonces se manifiesta ahora en un caso que, para él, tiene demasiadas implicaciones personales (algunas, no desveladas hasta los últimos capítulos). De hecho, el guion toma el flashback como mecanismo para enlazar las vivencias presentes con el pretérito de otros personajes, pero dicho recurso sólo alcanza ciertas cuotas de interés cuando se centra en su protagonista (de ahí que la trama se abra y termine con un episodio bélico que da sentido a toda la función).
Con estas señas, y obligados (insistimos) a valorar la evolución de la televisión escandinava, Gidseltagningen (Bajo la superficie) puede considerarse una lógica y digna sucesora de las series de DR, aunque la trama presente algunas flaquezas de más (hay que darle de nuevo la culpa a los flashbacks: por lo general, ni describen a los personajes ni ayudan a incrementar la tensión del espectador), y aunque en este caso los amigos daneses jueguen "sobre seguro" en términos industriales (es evidente que Gidseltagningen nace con vocación de llegar a todos esos mercados que sus antecesoras conquistaron sin realmente pretenderlo, detalle que resta espontaneidad a la franquicia). Lo dicho, con todo, no deslegitima el título que nos ocupa. El noir escandinavo ha perdido parte de su esencia, pero conserva intacta toda su negrura / amargura.
Para los interesados en la ficción nórdica (no sólo la televisiva), Gidseltagningen (Below the Surface) ofrece un nuevo análisis, pirotecnia aparte, de esa Europa que asiste a la degradación del bienestar que tanto abanderaba. La realidad, sin duda, es el mejor parapeto que podría encontrar la serie: cinco días después de la emisión de su piloto, un atentado en Estocolmo se cobró la vida de tres personas y ocupó las portadas de todo el mundo. En resumen, merece la pena acercarse a 350 minutos nada desdeñables, ahora ampliados con otra tanda más, que cuestionan nuestras posturas frente a actos violentos (y no se salva nadie: la serie cita de manera muy explícita a gobierno, medios de comunicación, civiles y fuerzas militares y policiales). De ella queda, por lo tanto, un gran relato sobre la culpabilidad del llamado Primer Mundo al saberse la parte más beneficiada (ahora, la más amenazada por grupos como Estado Islámico) de la escena internacional. No por casualidad, la misma preocupación que manifestaban A War y Bajo la arena, las películas danesas más comentadas de los últimos años; y, con toda probabilidad, el tema que en el futuro llenará otras tantas horas de televisión.
La ola del noir europeo es imparable. El éxito internacional de títulos como Forbrydelsen o El puente ha puesto a la ficción escandinava en cualquier mapa seriéfilo de referencia. Las televisiones públicas y privadas de nuestros vecinos, en consecuencia, llevan varias temporadas llenando sus parrillas de títulos de corte similar, con un empaque técnico notable, un reparto ligeramente mediático y una narrativa lo bastante fluida como para llamar la atención de espectadores ajenos al frío polar. Ya se sabe: una vez que se llega al estrellato, hay que mantenerse en la cúspide del éxito sea como sea. Y con cada estreno, la honorabilidad del thriller nórdico vuelve a librar una batalla curiosa: los acólicos de turno se amparan en la nacionalidad del producto (sueca, islandesa, danesa, finlandesa) para defender "por defecto" sus virtudes, mientras que la crítica especializada se ve en la obligación de dirimir dónde empieza el oficio de unos y el oportunismo de otros.
De toda esta tendencia surge nuestro interés por Gidseltagningen (Bajo la superficie), miniserie danesa que acaba de lanzar su segunda temporada en España y que, a pesar de vincularse a Kanal 5 y no a la DR, supera en atractivos a todos los lanzamientos del curso. Las razones las damos en forma de nombres: dirige Kasper Barfoed, responsable de Dicte; produce Adam Rice, creador de Borgen; y protagonizan intérpretes como Jakob Oftebro, Johannes Lassen (ambos vistos en 1864), Sara Hjort Ditlevsen (Rita), Paprika Steen (otrora reina del Dogma 95) y Kenneth M. Christensen (Arvingerne). Conocemos a los implicados, los escenarios nos resultan ligeramente conocidos... pero una vez más, otra de tantas, hay que mojarse: ¿estamos ante el nuevo baluarte de la ficción nórdica o sólo ante la enésima copia de una fórmula con síntomas de desgaste? Abrimos debate.
Tras unos títulos de crédito muy "americanizados", Gidseltagningen (Bajo la superficie) nos sitúa en el Copenhague de nuestros días. Un grupo terrorista toma a 15 pasajeros del metro como rehenes en un cubículo situado bajo tierra. Afuera, Philip, un militar con experiencia en campañas militares, se encarga de supervisar el operativo de rescate, pero las difíciles negociaciones con los captores, las presiones de la opinión pública y el inesperado protagonismo de una periodista interesada en el caso harán que el secuestro se alargue durante ocho días, repartidos a su vez en ocho episodios. La trama conjuga las pesquisas policiales con distintos flashbacks, gracias a los cuales descubrimos que Philip, durante su actividad como soldado, fue aprisionado por el bando enemigo, y parte del trauma que arrastra desde entonces se manifiesta ahora en un caso que, para él, tiene demasiadas implicaciones personales (algunas, no desveladas hasta los últimos capítulos). De hecho, el guion toma el flashback como mecanismo para enlazar las vivencias presentes con el pretérito de otros personajes, pero dicho recurso sólo alcanza ciertas cuotas de interés cuando se centra en su protagonista (de ahí que la trama se abra y termine con un episodio bélico que da sentido a toda la función).
Con estas señas, y obligados (insistimos) a valorar la evolución de la televisión escandinava, Gidseltagningen (Bajo la superficie) puede considerarse una lógica y digna sucesora de las series de DR, aunque la trama presente algunas flaquezas de más (hay que darle de nuevo la culpa a los flashbacks: por lo general, ni describen a los personajes ni ayudan a incrementar la tensión del espectador), y aunque en este caso los amigos daneses jueguen "sobre seguro" en términos industriales (es evidente que Gidseltagningen nace con vocación de llegar a todos esos mercados que sus antecesoras conquistaron sin realmente pretenderlo, detalle que resta espontaneidad a la franquicia). Lo dicho, con todo, no deslegitima el título que nos ocupa. El noir escandinavo ha perdido parte de su esencia, pero conserva intacta toda su negrura / amargura.
Para los interesados en la ficción nórdica (no sólo la televisiva), Gidseltagningen (Below the Surface) ofrece un nuevo análisis, pirotecnia aparte, de esa Europa que asiste a la degradación del bienestar que tanto abanderaba. La realidad, sin duda, es el mejor parapeto que podría encontrar la serie: cinco días después de la emisión de su piloto, un atentado en Estocolmo se cobró la vida de tres personas y ocupó las portadas de todo el mundo. En resumen, merece la pena acercarse a 350 minutos nada desdeñables, ahora ampliados con otra tanda más, que cuestionan nuestras posturas frente a actos violentos (y no se salva nadie: la serie cita de manera muy explícita a gobierno, medios de comunicación, civiles y fuerzas militares y policiales). De ella queda, por lo tanto, un gran relato sobre la culpabilidad del llamado Primer Mundo al saberse la parte más beneficiada (ahora, la más amenazada por grupos como Estado Islámico) de la escena internacional. No por casualidad, la misma preocupación que manifestaban A War y Bajo la arena, las películas danesas más comentadas de los últimos años; y, con toda probabilidad, el tema que en el futuro llenará otras tantas horas de televisión.
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