domingo, 9 de abril de 2017

CRÍTICA SERIES | BIG LITTLE LIES



Vidas perfectas, perfectas mentiras
BIG LITTLE LIES
EE. UU., 2017. 1 temporada de 7 episodios. Emitida por el canal HBO. Género: Drama Duración: 50 min. por episodio Tráiler: Link Creador y guionista: David E. Kelley, a partir de la novela homónima de Liane Moriarty Director: Jean-Marc Vallée Reparto: Reese Witherspoon, Nicole Kidman, Shailene Woodley, Alexander Skarsgård, Laura Dern, Zoë Kravitz, Adam Scott, James Tupper



Debo ser de los pocos que, a estas alturas de la película, sigue pensando que las mejores historias no se encuentran en la pequeña pantalla. Primero, porque la narración episódica me parece menos atractiva frente a la síntesis fílmica. Y segundo, porque los intereses de las cadenas transforman las series en productos que, al eternizarse durante varias temporadas, acaban perdiendo su esencia. Con estas opiniones, parece obvio que quien escribe haya encontrado acomodo en la moda de las miniseries, una idea que por concepto se sitúa a medio camino entre las bondades del medio cinematográfico y televisivo. Big Little Lies, con la producción de HBO y el sello del director Jean-Marc Vallée como principales avales, está a destinada de ser uno de los nombres más destacados dentro de esta nueva corriente de tramas "ni muy largas ni muy cortas". En siete episodios, la serie construye un mundo propio en el que no sobra ni falta absolutamente nada. Pura televisión porque, en el fondo, es puro cine.


Big Little Lies empieza con una anécdota (un caso de presunto acoso escolar) y acaba en lo grave (una historia de violencia, en términos generales). Cuatro mujeres se encuentran cada día a la salida del colegio de sus hijos, y de paso quedan para tomar café, hacer deporte, compartir confidencias y callar otros tantos secretos. Madeline (Witherspoon) canaliza sus frustraciones preparando una obra teatral de marionetas. Renata (Dern) se siente realizada en el ámbito profesional, una posición que recibe las sanciones de parte de su entorno. Jane (Woodley) cree haber dejado atrás el trauma de una violación pasada, pero al cambiar de residencia surgirán fantasmas, nuevos y pretéritos, que desbaratarán todos sus planes. Y Celeste, la más castigada de la trama, también la mejor interpretada (en este caso, por Kidman), debe aceptar su condición de mujer maltratada y armarse de valor para dejar a su marido, un ejecutivo de éxito mejor posicionado socialmente y diez años menor que ella. Dramas femeninos que, tras la vida en comunidad, se trasladan al interior de sus casas burguesas, demostrando que el supuesto lujo en el que habitan, rodeado por unos simbólicos ventanales con vistas al mar, actúa como cosmos aprisionador, irrespirable e insoportable. 


Con esta premisa, Big Little Lies crece con el paso de los episodios hasta convertirse en una reflexión sobre el papel de la mujer en nuestra sociedad, ya sea como madre, esposa, "ex", trabajadora o ama de casa. Vallée nos despista de forma magistral: la verdad siempre estuvo presente desde el primer minuto, pero somos nosotros, al igual que el resto de personajes que rodean a las cuatro protagonistas, los que no éramos capaces de atisbar todo lo que se escondía debajo de la alfombra. Así, lo que parecía una relectura grave de Mujeres desesperadas, con el anuncio de un crimen inminente de por medio, termina resultando una radiografía social agridulce en el que la nota criminal, resuelta magistralmente en el último capítulo, termina ocupando un espacio casi anecdótico. Porque, por sorpresa, el gran atractivo de Big Little Lies reside en ver a sus cuatro heroínas en acción, incluso en los momentos en que su rutina no parece apuntar a elementos narrativos de importancia. Tal vez su excelente resolución nos haga creer que es una serie mejor de lo que realmente es, pero aún así cuesta no describir Big Little Lies como 350 minutos de gran nivel. Musicalizados, montados, escritos, dirigidos e interpretados con un tino poco habitual. Mejor acabar sin hacer consideraciones sobre cine y/o televisión: estamos ante uno de los grandes placeres audiovisuales de este 2017.



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