Voces, canciones y ecos del pasado
VOCES DISTANTES (DISTANT VOICES, STILL LIFES), de Terence Davies
Premio FIPRESCI del Festival de Cannes y Toronto. Premio a la mejor película del Festival de Valladolid y Locarno. 4 nominaciones a los EFA, incluyendo mención a la mejor película europea.
Reino Unido, 1988. Dirección y guión: Terence Davies Música: VV. AA. Fotografía: Patrick Duval Reparto: Freda Dowie, Pete Postlethwaite, Angela Walsh, Dean Williams, Lorraine Ashbourne, Drew Schofield Género: Drama Duración: 85 min. Tráiler: Link ¿De qué va?: Al morir el patriarca, los distintos miembros de una familia obrera de Liverpool empiezan a recordar momentos de su pasado. La película, a modo de recopilación de sensaciones y de recuerdos, reúne un sinfin de conflictos, alegrías y reveses familiares.
Terence Davies nació en Liverpool en el año 1945, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. Era el hijo pequeño de una prole de diez retoños, vivió el terrible periodo posterior al conflicto y en él influyeron de forma decisiva constantes de la época como el racionamiento de los alimentos, el descubrimiento del cine y los conflictos con sus hermanos mayores. Todo ello está presente en una película como Voces distantes, un título que, sin ser autobiográfico, sí es un film rodado bajo el influjo de unas vivencias muy personales.
Dividida en dos partes (la primera, marcada por el peso de un padre despótico en el seno de la familia protagonista; la segunda, coincidiendo con la marcha de los hijos de la casa familiar y la asunción de nuevos roles), el film concatena reminiscencias, imágenes y sensaciones pretéritas. Davies conjuga su obra en pasado, y sus fotogramas atesoran las tonalidades sepias de la época. Incluso las caras de sus actores parecen talladas por un artesano de antaño. Además, el director inserta constantes canciones clásicas que los personajes entonan para exorcitar fantasmas y situar al espectador en un contexto histórico muy concreto (un recurso interesante: el film consigue con todo ello ser un documento de su tiempo sin necesidad de apelar a la magnificencia técnica del género histórico).
Todo ello convierte Voces distantes en una película que sabe equilibrar el drama personal con el colectivo: la familia protagonista no deja de ser el prototipo de otras tantas, y al mismo tiempo cada personaje tiene su espacio en la trama, su personalidad y su evolución. Tal vez el film puede resultar excesivamente contemplativo: su narrativa es muy particular, y el espectador puede mostrarse impávido ante el tono melancólico de la cinta. Efectivamente, el film une voces que parecían disipadas en la lejanía, y su ternura o frialdad dependerá de la paciencia y de la sensibilidad de cada espectador. Quien escribe empatiza sólo en parte, pero lo suficiente como para celebrar la valentía de estas Voces distantes. Para bien o para mal, un film único en su especie.
Para los que miran al pasado con una mezcla de cariño y contrariedad.
Lo mejor: Dean Williams: su rostro es inolvidable.
Lo peor: Le sobra ceremoniosidad y le falta una pizca de emoción.
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