Locura en alta mar
HAEMOO (HAEMU, SEA FOG), de Shim Sung-Bo
Festival de San Sebastián 2014: Sección oficial a concurso
Corea del sur, 2014. Dirección: Shim Sung-Bo Guion: Shim Sung-Bo y Bong Joon-Ho Fotografía: Kyung-pyo Hong Reparto: Kim Yun-Seok, Park Yoo-Chun, Han Ye-Ri, Lee Hee-Joon, Moon Sung-Geun, Kim Sang-Ho, Yoo Seung-Mok, Jung In-Gi, Lee Suk, Jung Dae-Yong Fotografía: Drama. Thriller psicológico Duración: 110 min. Tráiler: Link
¿De qué va?: El Capitán Kang sale a navegar junto a su tripulación en busca de pescado. Cada día la pesca es menor, el precio en lonja también baja, y su barco se cae a trozos tras tantos años de actividad. La situación de Kang es extrema, por lo que decide recurrir a una medida igual de radical: a cambio de una cuantiosa suma de dinero, introducirá en el puerto a inmigrantes sin papeles. Los compañeros de Kang acatan la decisión del capitán, pero no son conscientes que el plan será el inicio de una catástrofe que afectará a todos.
Haemoo fue una de las películas más polémicas de la sección oficial del pasado Festival de San Sebastián. El film registró todo tipo de comentarios, desde los que consideraban que el film era brutal y enérgico a aquellos que lo despachaban como mera violencia gratuita. La división de opiniones va en paralelo a una historia que también se escinde en dos partes muy diferentes. En su arranque, el film nos cuenta las vicisitudes del patrón de un barco pesquero que, acuciado por las deudas, accede a transportar inmigrantes ilegales en las bodegas de su desvencijada embarcación. El segundo tramo rompe con el tono social del inicio y vira el timón hacia el thriller exacerbado: un incidente rompe la estabilidad entre los recién llegados y los marinos, dando pie a un atrincheramiento extremo y a una histeria colectiva en alta mar que pronto acaba derivando en un reguero de sangre. Tanto en su tiempo comedido como en su tramo más 'gore', Sung-bo intenta radiografiar las consecuencias del capitalismo en una historia que incide en la diferencia de clases y la precariedad laboral. Las intenciones son evidentes y el mensaje se agradece, pero la película acaba descompensándose, como si quisiera ensamblar de forma torpona dos films de tonos, formas y públicos muy diferentes. Haemoo cae víctima de la afectación típicamente asiática por coreografiar hasta la extenuación las escenas más desagradables, dato que choca con los silencios y la economía de medios que preside la película en su primera hora. Singular, con un pie en el cine social y otro en el espectáculo típicamente 'sitgense', a riesgo de no convencer ni a unos ni a otros. Eso es justamente lo que le ocurrió a este blog en Donostia: ni mucho ni muy poco, ni excelente ni enteramente desechable, ni fu ni fa. El jurado sancionó esa medianía e indecisión dejando al film fuera del palmarés, pero no descarten la posibilidad de que Haemoo, en su apuesta por recrudecer y retorceder minuto a minuto su premisa, pueda llevar a muchos a la catarsis.
Para amantes de las películas bipolares.
Lo mejor: Consigue que en muchos momentos
el espectador no dé crédito a lo que está viendo.
Lo peor: Le sobra metraje por proa y por popa.
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