El dulce sueño de la corrupción
EL BESO DEL SUEÑO, de Rafael Moreno Alba (España, 1992)
¿De qué va?: Mariot es una prostituta que tima a sus clientes con la técnica de 'el beso del sueño': pone sedantes en la bebida de la víctima sin que ésta se percate para posteriormente robarle todos sus objetos de valor. Salvatierra es un ex policía corrupto que tiene contactos con un pez gordo inmerso en cuestiones políticas. Cuando Salvatierra ve la posibilidad de vengarse de su compañero, no duda en urdir un plan para traicionarlo. Pero Mariot actúa antes, y sin saberlo se convierte en poseedora de una gran cantidad de billetes. La carrera por conseguir el dinero acaba de empezar.
El dato: Último largometraje de Rafael Moreno Alba, realizador madrileño famoso por las producciones de Televisión Española Proceso a María Pineda y Los gozos y las sombras. Fuera de la pequeña pantalla, su obra más popular fue Pasos largos (El último bandido andaluz). Moreno Alba murió en octubre del año 2000 en su Madrid natal a los 68 años.
Reseña: El beso del sueño, curiosamente una cinta muy poco conocida, es un ejercicio de cine negro que se ve de un tirón y sin pestañear. De cadencia lenta, como los buenos misterios, y a medida que avanza más enmarañado, como manda el género. La película está dotada de una sobriedad excelente y sabe mantener la tensión en todo momento, sobre todo en el primer tramo de película a bordo del tren. Con todo, la película está un tanto encorsetada, carece de la capacidad de entretenimiento de la que gozaban algunos thrillers sexuales de principios de los 90. Pese a sus ecos de Agatha Cristie y Vladimir Nabokov, en ella se echa en falta una mayor incidencia de la parte política que concierne al personaje de Eusebio Poncela. Un film estimable que inexplicablemente pasó desapercibido para la crítica, el público y los Goyas de su año. Y si se sabe rascar en su superficie, uno encuentra una interesante historia de trileros, liantes y ladrones tan miserables que son incapaces de orquestrar el gran golpe que los retire de la mala vida. Lástima de ese final que no por plausible resulta menos original: El beso del sueño no convence como romance entre perdedores, y eso echa por tierra parte de las virtudes de la primera hora de metraje. Desigual, y aún así una historia de humo, alcohol, sexo y dinero con atractivo.
Para los que buscan intrigas con gotas de erotismo.
Lo mejor: Verdú, Lolita española.
Lo peor: Le sobra metraje.
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