miércoles, 18 de octubre de 2017

CRÍTICA | HANDIA (AUNDIYA), de Jon Garaño y Aitor Arregi


La altura del cine vasco
HANDIA (AUNDIYA)
Festival de San Sebastián: Premio especial del jurado
España, 2017. Dirección: Jon Garaño y Aitor Arregi Guión: Jose Mari Goenaga, Andoni de Carlos, Jon Garaño y Aitor Arregi Fotografía: Javier Agirre Música: Pascal Gaigne Reparto: Ramón Agirre, Eneko Sagardoy, Joseba Usabiaga, Aia Kruse, Iñigo Aranburu, Iñigo Azpitarte Género: Drama histórico Duración: 110 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 20/10/2017
¿De qué va?: Al regresar del frente de la Primera Guerra Carlista, Martín descubre que su hermano Joaquín es mucho más alto de lo normal. La curiosidad que despierta el "gigante de Gipuzkoa" llevará a los hermanos por distintos lugares de España y del extranjero, una experiencia que cambiará su vida. Basada en hechos reales.


Con Loreak, la cinematografía vasca alcanzó una cima indiscutible. Correspondía, por lo tanto, a los directores de esa joya ampliar todavía más los horizontes del cine hablado en euskera y con capacidad para llegar a todo tipo de públicos, un reto que se materializa ahora en esta Handia (Aundiya), la producción más elaborada, al menos en términos de factura técnica, que haya tenido jamás la ficción vasca. Garaño y Arregi conjugan a modo de cuento la historia de un gigante en pleno siglo XIX, una narración que se desarrolla en distintas capas: es, en esencia, la historia de dos hermanos y sus circunstancias, una bonita metáfora sobre la intransigencia de una sociedad empobrecida e incluso una trama que, en sus reivindicaciones sociales e idiomáticas, tiende distintos puentes con la actualidad de nuestro país (sirvan de ejemplos el paródico encuentro con la reina Isabel y la constante reivindicación del gigante Joaquín de sus raíces, cuestiones que esconden ramificaciones muy complejas, más contemporáneas de lo que podría parecer a simple vista). A pesar de contar con un presupuesto muy medido, y aunque el guión salta constantemente de tiempos y escenarios, hay que aplaudir la credibilidad y la belleza que Garaño y Arregi imprimen a todos los fotogramas de la película, sin que el espectador pueda intuir la tramoya o el artificio propio de cualquier producción de época. Tan sólo resta a Handia, paradójicamente, cierto complejo de "gigantismo", como si la historia, consciente de sus complejidades, quisiera abarcar demasiado y dejar intuir mucho más. Handia no siempre resulta todo lo convincente o sutil que debería, aunque el cómputo global nos deje una cinta estimable, la representante de un cine malentendido como "periférico" que reclama toda nuestra atención. Disensiones aparte, y en sentido estricto, Garaño y Arregi han expandido su nómina de méritos: ahí está el Premio especial del jurado del último Festival de San Sebastián y su excelente dirección artística, merecedora de todos los Goyas que se tercien. El futuro dirá qué lugar ocupa Handia en la pujante trayectoria del audiovisual vasco, aunque tiene las sobradas virtudes como para convertirse en un hito de nuestro cine.


Para amantes de las fábulas exquisitamente rodadas.
Lo mejor: Su envoltorio técnico.
Lo peor: La suma de sus partes no siempre está cohesionada. 


Más información sobre HANDIA en PODCAST: Festival de San Sebastián, Día 2

Escucha nuestra reseña de HANDIA en
EL PODCAST DE C&R - El CINE ESPAÑOL del FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN 2017

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