jueves, 26 de junio de 2014

CRÍTICA CSF: MADRID, 1987, de David Trueba


MADRID, 1987, de David Trueba
Largometraje nº 19. Cinoscar Summer Festival 2014: Sección oficial a concurso
España, 2011. Dirección y guion: David Trueba Duración: 100 min. Género: Drama Fotografía: Leonor Rodríguez Música: David Trueba, Irene Rodríguez Tremblay y Leonor Rodríguez Reparto: José Sacristán y María Valverde
Elección y presentación de Álex Martín Estévez: "David Trueba dirige y escribe este film. La fecha del film no es casual: es 25 años anterior al momento del estreno de la cinta y nos muestra que la realidad en nuestro país, desgraciadamente, no ha variado en exceso. Una cinta valiente, con grandes interpretaciones, que demuestra que con un gran guión todo lo demás sobra; y utiliza el desnudo físico de los personajes como metáfora del desnudo de su alma".


¿De qué va?: Miguel, un reputado articulista, y Ángela, una estudiante de periodismo, quedan en una cafetería de Madrid. Él, desde sus columnas para un importante periódico de tirada nacional, ha sido un cronista y un testigo privilegiado de todos los cambios de la sociedad española de los últimos veinticinco años. Ángela, criada en plena Transición, cree que lo más emocionante está por escribir.  ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Qué esperan de su encuentro? ¿Quién se aprovecha más de quién? ¿Quién enseñará o aprenderá más del otro? Todo ello se pondrá a prueba cuando los dos se encuentren desnudos y encerrados en el baño de un piso que no es el suyo. Sin vecinos que puedan socorrerles, no tendrán más remedio que aguantar todo un fin de semana entre las cuatro paredes de una pequeña habitación. Su única arma de defensa se convertirá también en su única válvula de escape: el diálogo.
Palmarés: Premio Sant Jordi al mejor actor para José Sacristán por Madrid, 1987 y El muerto y ser feliz. Nominación al mejor por parte del Círculo de Escritores Cinematográficos de España. Proyectada en las secciones oficiales de los festivales de Sundance y Miami.


Reseña Xavier: Madrid, 1987 es una obra que desborda sabiduría. Entretiene. Gusta oírla. Apetece verla. Logra mucho con muy poco. Consigue unos diálogos de alto voltaje. Juega apenas con dos personajes arquetípicos, y aunque Trueba cambia las tornas y difumina los roles, la película dista de ser un capricho formal, ya que su intención no es guiar al espectador a un quiebro final sorprendente ni traicionar el espíritu de sus personajes con giros inesperados y gratuitos. Es, vaya, el lógico resultado de un autor con mucho que contar. Lo que ocurre cuando un artista tiene a dos personajes bien escritos, únicos pero también reconocibles. Lo que sucede cuando esos personajes enamoran al narrador y lo llevan de la mano por el camino de la normalidad, del costumbrismo, de lo real, o cuanto menos de lo plausible. Porque el hecho de que casi toda la cinta se sitúe en un cuarto de baño no es una decisión excéntrica ni un capricho afín al surrealismo: por increible que parezca, en Madrid, 1987 el espacio libera y constriñe, es escenario y funciona como símbolo, a ratos desaparece en una función casi teatral cargada de semántica y en otros instantes se convierte en un marco único en el que el mobiliario y una única toalla se integran en la acción con una eficacia y naturalidad pasmosa. José Sacristán borda el viejo intelectual cascarrabias. María Valverde defiende con convicción el contrapunto frágil, inocente y joven, sin caer en lo pamplinero ni en el fácil discurso de las diferencias generacionales. Madrid, 1987 le gustaría mucho a Buñuel: en sus bases, hay el poso de un 'ángel exterminador' de finales de los 80. Es totalmente coherente con el discurso melancólico de la filmografía de David Trueba: qué curioso que tras esta película de encierro rodase una road movie como Vivir es fácil con los ojos cerrados, y qué curioso que ambas, en esencia, no se diferencien demasiado. Y resulta paradigmático que en pleno auge del llamado underground español, Madrid, 1987 no fuese defendida como lo que es: uno de los experimentos más interesantes del último cine local. Una agradable sorpresa que confirma todavía más a David Trueba como un tipo lúcido y simpatiquísimo.


Reseña Mayra: Madrid, 1987 es una historia algo claustrofóbica sobre dos personajes de generaciones distintas, con intereses y afanes distintos que desencadenan en un 'juego' con atisbo de seducción, usando como herramienta protagonista el recurso de las palabras siendo los diálogos los que predominan a la hora de desarrollarse el film (pero sin quitarle totalmente relevancia a las acciones). El argumento habla de la historia de España (en cierta época) y del citado 'juego' de sus personajes, que con su imaginación narran una historia a través de las palabras y recrean en sus mentes una película que no pueden visualizar sino solo con la imaginación. Lo mismo le toca hacer al espectador con este film, imaginar, porque la mayor parte de Madrid, 1987 son palabras en un espacio cerrado, y además con dos personas desnudas puede que no solamente a nivel físico (y es ahí donde residen los aspectos más interesantes). Tal vez no haya mucho que ver (no hay muchos cambios de escenario), pero sí muchas frases para meditar.


VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

A ratos ridícula y a ratos hipnótica, una pieza de cámara minimalista protagonizada por dos actores admirables, aunque me temo que no siempre inspirados, defendiendo sus suicidas roles. ¿Qué poso le queda a uno tras su visionado? La extrañeza, ni más ni menos. La extrañeza de haber asistido a algo infrecuente y haber degustado un cuento moral, una fábula sobre la herencia, el testamento, lo que de nosotros queda en este mundo. Toni Vall, Cinemanía

Una crónica sobre el paso del tiempo y el traspaso de la rabia ante su fugacidad. Es un intelectual y desnudo (literalmente) pulso entre maestro y alumna, a veces receptivo y a veces diálogo para sordos. Son los Rocabruno y Ditirambo de Gonzalo Suárez condenados a una batalla dialéctica, a escribir el mejor epílogo para un prólogo. Y Trueba, gracias a un José Sacristán sencillamente colosal, y a una gran María Valverde a su altura, rubrica su carta sobre saber perder. Fausto Fernández, Fotogramas

El tema del viejo maestro y la lolita sirve a Trueba para hablar de muchas cosas: de relevos, de los pulsos entre el cinismo de la derrota y las esperanzas que aún no han sido malogradas, del tiempo, de la estética, de cómo la Historia se filtra en la vida y la condiciona… Hay tensión expresiva en cada plano y los silencios y las miradas de María Valverde logran medirse con la melancólica verbosidad de un José Sacristán más allá del bien y del mal. Jordi Costa, El País

Por una parte, es una alegoría sobre las incomprensiones generacionales cuando España todavía estaba emergiendo de las sombras de la dictadura de Franco.  Por otra, es una historia sobre lo fácil que es desnudar el corazón del otro. Los personajes sólo comparten un hecho: comparten una voluntad por escapar. Jon Caramanica, The New York Times

Nota Filmaffinity: 6'2 - Nota IMDB: 6'4
Nota Metacritics: 6'1 - Nota Rottentomatoes: 7'55


VALORACIÓN DEL FESTIVAL

Madrid, 1987 es candidata a 2 PREMIOS DEL FESTIVAL:

Mejor actor protagonista: JOSÉ SACRISTÁN
Mejor guion original: DAVID TRUEBA


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