viernes, 21 de diciembre de 2012

OSCAR RANKING: EL CINE DE ANIMACIÓN EN LOS OSCAR

Las 11 ganadoras al Oscar a la mejor película de habla no inglesa

El cine de animación ha ido creciendo con los años y ese poso también ha tenido su reflejo en los premios de la Academia de Hollywood. Aunque siguen muchos tabúes en pie hay muchas batallas ganadas en terreno Oscar, y de alguna manera las decisiones de Hollywood sientan cátedra en toda la comunidad cinéfila. A continuación les proponemos un repaso histórico y un análisis de la salud de la que goza el cine de animación respecto sus año tras año crecientes posibilidades de premios.

Segunda tanda de nominadas a la mejor película de animación. La única vez que ganó una película no estadounidense: la japonesa El viaje de Chihiro.
La presencia del cine de animación en los primeros años de los Oscar fueron inexistentes. La Academia no se mostró impasible ante el paso del mudo al sonoro ni con el cambio del blanco y negro al color, pero sí hubo reticencias a premiar el cine animado, o como mínimo a situarlo en las mismas categorías que sus compañeras. En este sentido, el Globo de oro a la mejor comedia/musical siempre ha acabado siendo el cajón de sastre donde todo el cine de animación, capitaneado hasta los 90 por Disney, ha tenido su particular escaparate. 


Aunque eso no deja ser el reflejo de una cuestión más profunda. ¿Sabemos realmente cuál es la tarea de un director en la creación de una cinta animada? ¿Y la de todo su equipo? ¿En qué consiste discernir una dirección artística de, por ejemplo, una dirección de fotografía animada en contraposición al cine con personajes y espacios cine de carne y hueso? ¿Puede ponerse en el mismo nivel la tarea de un animador que llena unos espacios con el lápiz y el papel o con el ordenador respecto el trabajo de una persona que ambienta los interiores y exteriores de una película 'ordinaria'? Obviamente son cuestiones que nosotros no podemos contestar y que parece que incluso los propios votantes desconocen. Al fin y al cabo, la decisión de a quién se le concede una estatuilla es una operación conjunta, y la tarea de algunos gremios ya mencionados entra, si no en contradicción, sí en cierta disputa.

Uno de los grupos nominados más empatados. Según las normas de la Academia, la categoría tiene 3 nominados los años en que tiene menos de 15 precandidatos y 5 nominados los años con más de 15 precandidatos. El record lo marca este 2012-2013 con 21 cintas precandidatas.
Pero hay más motivos que justifican el histórico desplante academicista al cartoon. Los Oscar han potenciado el drama en todas sus vertientes mientras que la animación, al ser entendida como un ejercicio de entretenimiento menor, o como pasatiempo para los pequeños de la casa, ha quedado encuadrada en un marco entendido como menos relevante. No es que la labor del animador resulte esquiva, que también, sino que, pese a los innegables méritos que esconden las películas animadas, resulta muchísimo más fácil hablar de las lindezas de una película 'normal'. Y eso no afecta solamente el cine animado. Pensándolo bien, la categoría de mejor vestuario se beneficia de los despampanantes trajes de las propuestas de época mientras que la ropa usada en tramas contemporáneas no tiene el mismo peso. O podemos ceñirnos a las categorías de mejor sonido para darnos cuenta que casi siempre están monopolizadas por películas de corte fantástico o de acción.


Es innegable la importacia de los actores, los rostros más visibles de toda la jerarquía que sustenta la Academia. No es descabellado atribuir el poco margen del que goza el cine de animación al conservadurismo de los intérpretes que pueden ver el cine de animación como un rival difícil de batir. Una cuestión que sigue de actualidad y que motivó algunos votos en contra de Avatar, o la crítica de los sistemas de rodaje de films como Polar Express. La concepción clásica de interpretación valora una gestualidad, una modulación de la voz y una fisicidad al que el cine animado no puede aspirar: el doblaje por parte de personalidades famosas o el hecho de que muchos personajes animados sean receptores de los gestos de personas reales no parece ser suficiente. En este sentido, resulta totalmente ilustrativo el hecho de que Andy Serkis todavía ni siquiera haya sido propuesto para el premio pese a ser el mono César de El planeta de los simios, el mítico Haddock de Las aventuras de Tintín, el cabeza de cartel animal de King Kong o el icónico Gollum de la trilogía de El señor de los anillos.

Las últimas nominadas y el único año con más de una película no estadounidense candidata: la española Chico & Rita y la francesa Une vie du chat.
Hay otro dato importante: en los festivales europeos de primera fila casi nunca se han acordado de incluir en sus secciones oficiales o paralelas algún título animado. La gran excepción la marca El viaje de Chihiro de Hayao Miyasaki, Oso de oro en Berlín y el único título de animación que ya había recaudado una cifra nada desdeñable incluso antes de estrenarse en Estados Unidos. Aunque incluso con el film del Estudio Ghibli ese año se produjo en la Berlinale un ex-aequo en su premio reina: parece, en definitiva, que el miedo a dar el máximo oro en solitario a una cinta animada sigue presente, teoría que gana fuerza si tenemos en cuenta que diez años después de El viaje de Chihiro no se ha vuelto a producir un caso similar (lo más parecido sucedió el año 2007 con Persépolis en el Festival de Cannes y el 2009 cuando Up fue proclamado el film inaugural del certamen francés).


Y no podemos dejar de mencionar los Annie Awards concedidos por la International Animated Film Association. Curiosamente los Annie y los Oscar coinciden en bastantes puntos: en los 90 se impusieron en ambos los mismos títulos, y desde que existe el Oscar a la mejor película de animación (la primera ganadora fue Shrek en el 2001) los dos solo han diferido en tres ocasiones. Además, los Annie Awards sirven para adivinar algunas sorpresas en los Oscar como la presencia de The Secret of Kells o Chico y Rita entre las nominadas a mejor cinta. El hecho de que los Annie Awards del año pasado tuviesen diez candidatas a la mejor película es la prueba de la variedad y la cantidad de cine animado que se produce año tras año. Muchos países ya no tienen miedo a concurrir al Oscar con un film animado (Vals con Bashir, Persépolis) y la producción animada europea se abre camino poco a poco en Norteamérica.

Premio especial, con siete pequeñas estatuillas, que la Academia concedió a Walt Disney con motivo de Blancanieves y los siete enanitos (1938).
Y de la posible lista de razones pasamos a los datos históricos. La animación ha ocupado el palmarés en calidad de premios especiales. El año 1938 Walt Disney recibió un premio especial por Blancanieves y los siete enanitos. Lo mismo sucedió con John Lasseter en relación a Toy Story. Y durante mucho tiempo, las recientes décadas de los 80 y 90, las cintas de animación solo han aspirado a premios de banda sonora (durante unos años los Oscar diferenciaron un soundtrack de comedia/musical de otro de corte dramático) y canción (en esta última, llegando a tener hasta tres canciones en la terna). Una tónica que se vió sacudida el año 1991 cuando La bella y la bestia se convirtió en la primera cinta animada considerada entre las cinco mejores obras, algo que luego consiguieron Up y Toy Story 3 ya con diez candidatas en la categoría reina. Obviamente, ninguna de las tres ganó, de la misma forma que las películas nominadas en mejor película y película de habla no inglesa (Z, Tigre y dragón, La vida es bella) acaban perjudicadas por el hecho de competir contra ellas mismas.


¿Qué cuestiones se han superado? Hoy en día la animación ya no es tanto un género cinematográfico como un recurso más para contar historias, algo parecido a lo que sucede actualmente con el blanco y negro. Hemos pasado de asociar la animación a lo infantil, incluso de crear películas a medio camino entre el dibujo y la realidad (Stuart Little, Monkeybone, Space Jam, Dino Rex), a asumir la animación como una posibilidad o recurso de expresión más. Ahí está el Tarantino de Kill Bill, y con él el gran número de autores que han encontrado en la animación la posibilidad de ampliar y consolidar sus mundos artísticos (Burton con La novia cadáver, Linlater con A Scanner Darkly, Verbinski con Rango o Anderson con Fantástico Sr. Fox). También el gran número de técnicas, desde la Claymation de Chiken Run, la Stop Motion de Los mundos de Coraline, el tradicional dibujo hecho a mano de El castillo ambulante o la apuesta digital que abrió Toy Story. O el trasvase de fuentes: cuentos tradicionales sirven para inspirar películas con actores reales (hemos tenido tres adaptaciones de Blancanieves este año y pronto se estrenará Maléfica), y a su vez muchos títulos animados se inspiran en guiones adaptados, casi siempre de novelas gráficas (Arrugas, Persépolis). Y a todo esto hay que sumar el auge del anime y su paso de la pequeña a la gran pantalla: difícilmente el cine de los últimos veinte años puede prescindir de figuras como Rintaro, Otomo o Kon.

Pixar, la gran ganadora en este apartado: 6 de 12 veces la ganadora ha sido un film de Pixar, 4 veces además de forma consecutiva.
Finalmente, hay que confesar lo evidente: los films de la Pixar han ayudado a elevar el cine de animación a una esfera diferente, más compleja, más adulta, dando un nuevo significado al concepto de 'cine familiar' o 'infantil'. La factoría Pixar ganó a finales de los 90 el pulso económico con la Disney y en ese cambio había implícito una evolución en el modo de concebir el cine de animación. Títulos de la precisión visual de Ratatouille o Buscando a Nemo, el riesgo de Wall-e (con guiños cinéfilos y apuesta a un cine casi mudo), la melancolía adulta de Up o la aceptación popular de la trilogía de Toy Story son una prueba de que la compañía liderada por John Lasseter lleva abanderando la nueva animación. Y en un segundo plano no menos interesante coexisten pequeños estudios capaces de levantar productos muy complejos: el cine español lleva defendiendo el cine animado desde sus premios Goya desde hace muchos años, y este 2012 se derribaron prejuicios al conceder a Arrugas el Goya al mejor guión adaptado; y por su parte los Césars franceses, más conservadores, ya empiezan a premiar su producción animada en una categoría propia, dato significativo si tenemos en cuenta que Francia es el país más veces reivindicado en los Oscar a lo que animación se refiere (los films de Chomet y obras como Un gato en París).


En definitiva: ¿ganará algún día una cinta de animación el Oscar a la mejor película? Resulta difícil hacer vaticinios. De momento el hecho de tener una categoría a mejor película animada supone una barrera para que la animación llegue a más lugares (ya tiene, al fin y al cabo, para la mentalidad académica, su espacio). Al mismo tiempo, la ampliación del número de nominadas a mejor película hace más fácil la entrada de films animados allí donde durante medio siglo no teníanacceso. La pregunta debería ser otra: ¿darán los Oscar cabida a la animación casera, de distintas nacionalidades y técnicas, más experimentales? A juzgar por las últimas decisiones de la Academia (nominaron a Chico y Rita en detrimento de Las aventuras de Tintín, película que se había impuesto en los Globos de oro) es algo tan plausible como esperado. El escollo es el mismo de siempre: la maquinaria de Hollywood, o el hecho de dar preminencia a taquillazos o películas animadas con cierto éxito o fama, si bien las precuelas o terceras partes casi nunca acceden a la nominación. El tiempo dirá.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Diganme nostálgico, pero yo votaría por Fantasía (no recuerdo si ganó). Si no fue así, se lo doy a Toy Story, aunque me indigna que no se haya considerado a joyas de animé como Akira, Do you remember love? (Macross), Evangelion: death and rebirth, Animatrix y muchas otras.
Cine niús

Juan Roures dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Roures dijo...

Muy interesante artículo. Aunque admito que me encanta este premio, me parece bastante estúpido. Debería haber categoría de mejor film a secas que incluyese joyas de animación "Up", "Mary & Max" o "El viaje de Chihiro" y categoría de mejor animación (NO "película de animación"), que se centrase en la animación en sí y premiase a films técnicamente brillantes como "El secreto del libro de Kells", "El origen de los guardianes" o "Brave", que no son tan perfectos al nivel de la historia. Aun así, este premio es uno de los que más me gusta y suele premiar a mejores películas que la categoría principal. Especialmente brillante fue el 2002 con 5 impresionantes nominadas: cualquier podría haber ganado y la mayoría era mejor que varias de las nominadas en la categoría principal. Para mí, la animación es algo muy serio. Saludos.