martes, 19 de marzo de 2019

CRÍTICAS | VAN GOGH, A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD y ¿PODRÁS PERDONARME ALGÚN DÍA?

LOS BIOPICS DE LOS ÓSCAR




VAN GOGH, A LAS PUERTAS DE LA ETERNIDAD
EE. UU., 2018. Dirección: Julian Schnabel Guion: Jean-Claude Carrière, Julian Schnabel y Louise Kugelberg.
Copa Volpi y nominación al Óscar, Globo de oro, Critics Choice y Satellite al mejor actor protagonista
¿De qué va?: En sus últimos meses de vida, el pintor holandés se traslada a Francia en busca de nuevos paisajes que pintar. Por el camino coincidirá con Paul Gauguin, personas reales y otras imaginarias. Ficha completa
Reparto: Willem Dafoe, Rupert Friend, Oscar Isaac, Mads Mikkelsen, Mathieu Amalric, Emmanuelle Seigner, Niels Arestrup, Anne Consigny, Amira Casar, Vincent Pérez, Lolita Chammah, Stella Schnabel, Vladimir Consigny, Arthur Jacquin, Solal Forte, Frank Molinaro, Alan Aubert, Vincent Grass, Clément Paul Lhuaire, Laurent Bateau, Montassar Alaya, Didier Jarre, Thierry Nenez, Johan Kugelberg, Alexis Michalik Música: Tatiana Lisovkaia Fotografía: Benoît Delhomme Género: Drama Duración: 111 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 01/03/2019

Un pintor, Julian Schnabel, filmando los últimos días de otro pintor, Vincent Van Gogh. Una situación excepcional que, como no podía ser de otra manera, ha dado como resultado una película igual de inclasificable. La comunión de los dos artistas, de sus subjetividades y colores, se expresa en un metraje tan irregular como fascinante, recreación, tal vez ensoñación, probablemente homenaje, a un genio que ha sido muchas veces llevado a la gran pantalla. Willem Dafoe se entrega en cuerpo y alma a la causa, y la película manifiesta de forma explícita y experimental toda su convulsión: ahí está una dirección de fotografía que tiende al desenfoque, una nómina de secundarios que actúa como fantasmas en un gran tableau y una música entre dulce e inquietante. Lástima que las imágenes de Schnabel, a pesar de la técnica, también encierren la impostura de un esteta que quiere pregonar al mundo la importancia de su obra, como Van Gogh en plena travesía por el sur de Francia, en busca de luz y desprendiéndose de cualquier amago de cordura. En resumen, lógica ampliación de las antibiografías que el neoyorkino lleva produciendo en espaciados lapsos de tiempo desde los 90. Los amantes del cine histórico, con profusión de datos y de fechas, pueden refugiarse en la sala de al lado. Para quien escribe, lo más arriesgado, incluso justo, de unos Óscar tan adocenados como los que acabamos de vivir. Será que, a pesar de los pesares, el arte persiste. Si Van Gogh consiguió la fama tras su muerte, probablemente Schnabel alcanzará el mismo prestigio meses, años, décadas después de haber cruzado estas puertas que, a falta de confirmar su eternidad, sí contienen grandes dosis de cine.


¿PODRÁS PERDONARME ALGÚN DÍA?
EE.UU., 2018. Dirección: Marielle Heller
Guion: Nicole Holofcener y Jeff Whitty a partir de la historia de Lee Israel.
WGA al mejor guion adaptado. 3 nominaciones al Óscar: actriz protagonista, actor secundario y guion adaptado
¿De qué va?: Lee Israel es una biógrafa en paro que empieza a falsificar cartas de celebridades fallecidas con el objetivo de pagar su alquiler. Su amistad con un hombre homosexual, otro pillo sin trabajo, la convertirá en una de las mujeres más buscadas del FBI. Basada en hechos reales. Ficha completa
Reparto: Melissa McCarthy, Richard E. Grant, Julie Ann Emery, Jane Curtin, Anna Deavere Smith, Marc Evan Jackson, Dolly Wells, Christian Navarro, Alice Kremelberg, Shae D'Lyn, Michael Cyril Creighton, Brandon Scott Jones, Tim Cummings, Pun Bandhu, Joanna Adler, Marcus Choi Música: Nate Heller Fotografía: Brandon Trost Género: Drama Duración: 107 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 22/02/2019

¿Podrás perdonarme algún día? representa cierto prototipo de cine modesto, "pequeño pero grande", que siempre encuentra acomodo en las candidaturas a los Óscar. El contexto de los premios no la ha beneficiado en exceso, tampoco ha tenido mucha resonancia en su paso por las salas españolas, pero estamos plenamente convencidos que en los próximos meses será un título muy reivindicado entre los sectores cinéfilos. Razones no nos faltan. Las primeras tienen nombre propio: Melissa McCarthy y Richard E. Grant, excelsos en sus desempeños interpretativos. La segunda, su carácter adulto, algo por desgracia nada habitual en la actualidad: estamos ante una trama que no tiene miedo a ponerse del lado de dos personajes no demasiado agradables, con reivindicación LGTBI y discusión sobre la ética periodística de por medio. Y en tercer lugar, su modestia con toques añejos, resolución teatral y un retrato del Nueva York de los años 80 y 90 sin ningún atisbo de glamur o condescendencia. Una lista de méritos que, en verdad, son más bien una demostración de los deméritos de una ficción norteamericana que ha olvidado al público mayor de edad. Recuerden: Black Panther y Ha nacido una estrella han estado a solo un paso de alzarse con el máximo galardón de la industria. Así que, en tal estado de cosas, mejor agarrarse a un clavo ardiendo y perdonar todos los defectos del largometraje de Marielle Heller. Tras la impostura, quedan planos excelentes como la conversación en el bar o el momento en que McCarthy, taciturna en mitad de la Gran Manzana, busca refugio en una fiesta de la jet set. Como la misma actriz, aquí en un registro más contenido de lo habitual. Como el mismo Hollywood, que ansía trascendencia a pesar de facturar una mayoría escandalosa de trivialidades.

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