LA CIUDAD DE LAS ESTRELLAS (LA LA LAND), de Damien Chazelle
7 Globos de oro, 8 Critics Choice Awards, 4 Satellite Awards y 11 nominaciones al Bafta
EE. UU., 2016. Dirección y guión: Damien Chazelle Fotografía: Linus Sandgren Música: Justin Hurwitz Reparto: Ryan Gosling, Emma Stone, John Legend, Rosemarie De Witt, J.K. Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno, Jessica Rothe, Jason Fuchs, Callie Hernandez, Trevor Lissauer, Phillip E. Walker, Hemky Madera, Kaye L. Morris Género: Tragicomedia romántica. Musical Duración: 125 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 13/01/2017
¿De qué va?: Mia es una aspirante a actriz que trabaja en una cafetería frecuentada por estrellas del celuloide. Sebastian es un pianista amante del jazz que toca en tugurios un tanto dudosos y que ansía abrir su propio club. Ambos se encuentran, se enamoran y se separan en Los Ángeles con el paso de las estaciones.
¿De qué va?: Mia es una aspirante a actriz que trabaja en una cafetería frecuentada por estrellas del celuloide. Sebastian es un pianista amante del jazz que toca en tugurios un tanto dudosos y que ansía abrir su propio club. Ambos se encuentran, se enamoran y se separan en Los Ángeles con el paso de las estaciones.
Desde su arranque, una de las mejores escenas iniciales que hayamos podido ver en pantalla grande, no hay ni un solo plano, baile, color o tema que no busque hacer sentir emociones a la platea. En La La Land todos los apartados técnicos y artísticos se alían para crear una atmósfera de ensueño, a ratos apesadumbrada, por momentos vitalista, pero siempre soñadora, rebelde, diferente. Damien Chazelle ha construido una chuchería audiovisual, un "homenaje" al pretérito y un "maquillaje" de ese cine de antaño, un ejercicio de evasión de la Norteamérica de Donald Trump y también una reflexión sobre Hollywood entonada desde el propio seno de la industria: ahí están las mofas a la mitomanía de unos, a la soberbia de otros y a la arbitrariedad del éxito, hasta de la vida. El director une lo vintage con lo tecnológico, el technicolor con el digital, el cine mudo con el pop. Incluso su guión, lo más criticado entre el grupo de "lalaescépticos", cuenta con mucho tacto el romance y los vaivenes personales de sus dos protagonistas. Tenemos una Emma Stone en su versión más guapa, payasesca, matizada y electrizante. Contamos con un Ryan Gosling de porte analógico, tan sexy y efectivo como siempre. Además, para suerte de todos, dirige la orquestra un realizador que, pese a su juventud, imparte con cada coreografía una lección de cine y de cinefilia. Y si su arranque supera la excelencia, La La Land capitula su hazaña con un The End de grafías añejas, también con uno de los momentos más impresionantes de la ficción contemporanea: la evocación onírica de aquello que pudo ser y que no fue. Al final, La La Land viene a decirnos que lo único verdadero son los sentimientos, no los hechos. De ahí que los sueños, para los personajes, sean tan tangibles como la realidad desfavorecedora que les rodea. El film se cree la premisa y no teme resultar naïf. Por eso vibra en pantalla, tiene alma, está viva y contagia sus ganas de vivir.
Y, sobre todo, nos recuerda por qué nos gusta tanto el séptimo arte. Una joya para atesorar.
Para los que saben que el futuro del cine está en su pasado.
Lo mejor: Imposible elegir.
Lo peor: Muchos la desecharán por ser un "good feeling" de moda.
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