miércoles, 4 de mayo de 2016

CRÍTICA | WONDERLAND, de Michael Winterbottom


London stories
WONDERLAND, de Michael Winterbottom
Festival de Cannes 1999: Sección oficial. 1 nominación a los Premios Bafta 1999
Reino Unido, 1999. Dirección: Michael Winterbottom Guión: Laurence Coriat Fotografía: Sean Bobbitt Música: Michael Nyman Reparto: Ian Hart, Shirley Henderson, Kika Markham, Gina McKee, Molly Parker, Jack Shepherd, John Simm, Stuart Townsend, Enzo Cilenti, Sarah-Jane Potts Género: Drama Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 12/11/1999
¿De qué va?: Tres hermanas, una ciudad y unos pocos días. Nadia busca pareja, Debbie está separada y Molly está a punto de dar a luz a su primer hijo. Mientras, su hermano sigue en paradero desconocido y sus padres mantienen una guerra privada en su casa.


Año 1999. En Francia, La vida soñada de los ángeles se alzaba con el César al mejor estreno del año. Rosetta ganaba la Palma de oro en un Cannes que había convertido L'humanité de Bruno Dumont en la película más premiada de esa edición y Todo sobre mi madre de Pedro Almodóvar en el título favorito de la crítica. En La Croisette también se proyectó Wonderland, la cinta que consagraría a Michael Winterbottom y que, sin adscribirse directamente a los postulados del Dogma 95, recordaba que el ambiente cinematográfico todavía estaba digiriendo nombres como Celebración, Los idiotas y Mifune, esta última galardona en el Festival de Berlín de esa temporada. Wonderland no tuvo ningún premio y su paso por los cines españoles fue bastante fugaz, aunque las reseñas de la comunidad especializada fueron muy entusiastas. En la actualidad, Wonderland no está disponible en dvd y a duras penas ha contado con algún pase televisivo.


Año 2016. Visiono Wonderland por primera vez, consciente de estar ante la mejor obra de su director. El film captura la esencia de una ciudad (Londres) a partir de las historias complementarias (que no paralelas) de tres hermanas. Una, separada y con un hijo. Otra, embarazada y con problemas matrimoniales. Y la tercera, en busca desesperada de pareja. Con sus encuentros y desencuentros, Winterbottom consigue hilar un fresco profundo y humano. La cámara persigue a los personajes respetando sus movimientos, los fotogramas conservan una luz ténue y granulada, y los diálogos parecen recitados de forma improvisada, sin guión ni planificación alguna. Al acabar el film, tengo la sensación de haber visitado un país que, como el título, está plagado de maravillas, pero también de miserias. 


18 años después de su filmación, Wonderland sigue siendo la crónica de nuestros tiempos. Lástima que ahora ni el propio Winterbottom sepa reproducir la frescura de ese cine noventero. Será que ahora corren malos para la lírica, o que filmar "la verdad" "desde la verdad" ni está de moda ni genera taquilla. En el 1999 tenía 9 años y lo más cerca que estaba del Londres de Winterbottom era escuchando las canciones de las Spice Girls. Descubierta ahora, nostalgias aparte, no tengo la menor duda de que Wonderland es la crónica de un tiempo que ya pasó y de un tipo de cine que nunca debería caducar. Más vale tarde que nunca: una película a reivindicar.

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