miércoles, 14 de agosto de 2013

Crítica de ANTES DEL ANOCHECER, de Richard Linklater

La carrera de Richard Linklater está siendo de lo más variada e imprevisible. En una filmografía donde figuran títulos como Una pandilla de pelotas o Escuela de Rock, la ahora trilogía 'Antes de...' ha ayudado a poner el nombre de Linklater, aunque sea de forma transitoria, en la lista de autores estadounidenses más aclamados de los últimos años. Un éxito que Linklater comparte con sus actores, implicados desde su segunda colaboración en el guion de la película, algo que ha permitido que las tres obras del ciclo sean totalmente individuales e independientes, y al mismo tiempo partes de un extraño 'trinomio' en el que los personajes, lejos de traicionar sus códigos, crecen, evolucionan y matizan sus comportamientos de forma natural, ajustándose a los avatares del tiempo y de la edad. Con todo, hay un elemento artificioso presente en la base de este proyecto 'in progress', detalle que me aleja de los postulados de las tres tramas: si bien el elemento generacional y el crecimiento de la pareja protagonista es más que evidente y coherente, no resulta tan convincente el corsé espacio-temporal que enmarca cada obra, y no lo es porque la tríada de películas obedece a una fórmula rígida, como si la redacción siguiese unas pautas de escritura, impidiendo que la propia idiosincrasia de la historia encuentre de forma libre su tono, lugar y tiempo apropiados - la acción en un único día en una única ciudad sin apenas secundarios, digresiones o matices más allá de las propuestas del diálogo, recurso más teatral que cinematográfico, es, en difinitiva, una imposición que dota de personalidad a los films y que al mismo tiempo les resta cierta consistencia artística -.


Sea como sea, el clamor popular y sobre todo la sintonía entre Delpy y Hawke han hecho que tengamos Antes del anochecer, no por casualidad situada en una Grecia acuciada por la crisis a la par que cargada de historia y mitología en sus entrañas. Desde el primer momento se hace evidente la afinidad de sus artífices y la tranquilidad con la que han trabajado: diseñado en largas secuencias, y estas a su vez sustentadas sobre diálogos no menos jugosos, en el film no se percibe la presión típica de 'una tercera parte', seguramente porque Antes del anochecer dista de ser una continuación al uso y porque los actores, al recitar las frases que han escrito con anterioridad, se sienten súmamente a gusto con el texto, permitiéndose ciertas licencias extraartísticas que enriquecen sus interpretaciones - imposible no leer el personaje separado de Hawke como una referencia a su situación con la actriz Uma Thurman, a la vez que Julie Delpy moldea un personaje con tendencia al ensimismamiento y el ataque de nervios que ya estaba presente en sus anteriores trabajos como actriz y realizadora -. En conjunto, estamos ante el mejor fragmento de la trilogía, el más vivo e interesante: aunque persiste el esquema de 'film paisajístico' con personajes burgueses insatisfechos, el film está dotado de la verdad propia de quien sabe de lo que habla y del que cuenta con las suficientes dotes como para transmitirlo de la forma más bella. Con todo, Antes del anochecer, al igual que sus compañeras, sigue interesándome más como pieza literaria que como película: del visionado quedan sensaciones y frases, pero no escenas concretas, ni tan siquiera la sensación de haber entrado en la rutina vacacional de una pareja corriente, por mucho empeño que pongan sus partes y aunque las nacionalidades de los personajes se adapten a los atributos de los actores. Antes del anochecer queda como una estimulante lluvia de ideas sobre las complejidades de la edad adulta, pero dista de ser una 'obra' en el amplio sentido del término. Se acerca, eso sí, a la 'obra total' que algunos entusiastas cantan en sus reseñas. Habrá que esperar una década más: tal vez Linklater, Delpy y Hawke nos sorprendan con una cuarta entrega más cercana al Amour de Haneke que al sentido trágico y discursivo de Allen.


Para los que saben que las vacaciones suelen acabar en divorcio.
Lo mejor: Es la película más madura y estimulante de la cartelera veraniega.
Lo peor: La persistencia de sus defectos conceptuales.

Nota: 7'5

1 comentario:

Pablo Martinez dijo...

Todavía no la vi, lo cual no puedo creer jaja pero sí vi la anterior de Linklater, "Bernie", y me pareció una genialidad. Este tipo es un genio.

Xavi, retomé la actividad en mi blog! Te invito a que pases cuando gustes :)

ABRAZOO!!