martes, 27 de febrero de 2018

CRÍTICA | C'EST LA VIE (LE SENS DE LA FÊTE), Olivier Nakache y Eric Toledano



Boda entre bastidores
C'EST LA VIE (LE SENS DE LA FÊTE)
Festival de San Sebastián: Sección oficial. Nominada a 10 premios César y 1 Goya
Francia, 2017. Dirección y guión: Olivier Nakache y Eric Toledano Música: Avishai Cohen y VV. AA. Fotografía: David Chizallet Reparto: Jean-Pierre Bacri, Vincent Macaigne, Kévin Azaïs, Eye Haidara, Suzanne Clément, Gilles Lellouche, Judith Chemla, Jean-Paul Rouve, Benjamin Lavernhe Género: Comedia Tráiler: Link Duración: 115 min. Fecha de estreno en España: 26/01/2018
¿De qué va?: El responsable de una agencia de bodas organiza contra reloj una fiesta en un castillo a 60 kilómetros de París. Esta es la disparata crónica de 24 horas, 200 invitados y otros tantos personajes, desde un DJ con ego, un novio excéntrico y un fotógrafo sin muchas ganas de trabajar.




Las películas nupciales se han convertido en una especie de subgénero vecino de la tragicomedia romántica. Las bodas han sido trasunto de infinidad de películas, muy diversas en tono y nacionalidad, más o menos acertadas, pero hay que reconocer que C'est la vie pone el foco en una parte que hasta ahora había restado oculta para la ficción: los entresijos que se mueven entre el operativo de profesionales que forman camareros, cocineros, fotógrafos, músicos y todos aquellos que se ganan la vida a costa del "sí, quiero" de los novios. Los responsables de Intocable trasladan la flor y nata del cine francófono a un castillo del siglo XVIII para dar rienda suelta a su vis cómica, y hay que reconocer que su pericia como wedding planners está fuera de duda: consiguen una trama unitaria a partir de las desventuras de una veintena de personajes y otros tantos extras, todos con su parcela de guión, personalidad propia y cierta evolución a medida que avanza el relato. También suman al bodorrio algunos momentos desternillantes, con juegos de palabras y hallazgos visuales que denotan la experiencia de sus responsables. Y hasta aquí. Hay fiesta, pero no catarsis. Hay comedia, pero no sátira. Porque, aunque el menú sea atractivo, C'est la vie no termina de ser la prometida descripción de la Francia contemporánea, por mucho que se cite abiertamente la precariedad laboral, la inmigración, la sombra del terrorismo y otras referencias culturales, algunas universales, otras más localistas. Todo porque el humor de la película opta a propósito por ridiculizar a los personajes, a mostrarlos en sus facetas más desaforadas, por lo que la identificación se antoja bastante difícil. Sólo los franceses podrían colarnos un enlace intrascendente como la quintaesencia de "vaya usted a saber qué". Pero no hay que pedirle demasiados giros a algo tan poco "spoileable" como una boda. Lo mejor es sentarse en la butaca y dejarse llevar por "el sentido de la fiesta", título original y mucho más acertado que C'est la vie.


Para los que no se pierden ninguna fiesta.
Lo mejor: Da un nuevo sentido al concepto "película coral". Bacri es un genio.
Lo peor: A la primera parte le sobra hipérbole; y a la segunda, almíbar.


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