jueves, 10 de diciembre de 2015

CRÍTICA | MY STUFF (TAVARATAIVAS), de Petri Luukkainen


Tenerlo todo, vivir sin nada
MY STUFF (TAVARATAIVAS), de Petri Luukkainen
Finlandia, 2013. Dirección, guión y reparto: Petri Luukkainen Música: Timo Lassy Fotografía: Jesse Jokinen y Pasi Ylirisku Género: Documental Duración: 75 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 15/04/2015 (Lanzamiento en DVD)
¿De qué va?: Petri es un joven de 26 años independizado, con trabajo y piso, un futuro prometedor y una familia que le apoya. Pese a esto, Petri no se siente satisfecho. Convencido de que su crisis existencial se debe al exceso de objetos que aglutina en su apartamento, decide guardar todos sus enseres en un almacén y vivir sin nada, ni tan siquiera con su ropa. Durante un año, Petri cada día podrá coger una posesión de ese trastero para ser consciente del valor de las cosas y del secreto de la felicidad.


El finlandés Petri Luukkainen dirige, escribe y protagoniza My Stuff, una reflexión sobre la sociedad de consumo y el culto a los objetos en los países 'primermundistas'. Petri se autoimpone un experimento que le llevará a vivir desnudo, desprovisto de las posesiones más básicas. El director filma su particular juego con convicción y gracia, pero no puede evitar que su relato fílmico resulte cuestionable: al fin y al cabo, el protagonista cuenta con su apartamento, las llaves de éste y la ayuda de amigos y familiares que le proporcionan comida y otros enseres. Como rezaba la presentadora del conocido docurreality, 'no es lo mismo contarlo que vivirlo', pero el espectador no sabe hasta qué punto, en favor de lo filmado, se ha manipulado la austeridad que rezuman sus fotogramas. Por ello, My Stuff, antes que una reflexión sobre la sociedad del S. XXI, es una curiosa propuesta que capta nuestra atención gracias a la potencia de su premisa: interesa saber cómo se las maneja Petri partiendo desde cero, durmiendo sin arropo, sin calefacción y sin reloj en el parqué de su piso. Luukkainen reconduce su documento sociológico al ámbito familiar, y en su tramo final ofrece una reflexión un tanto pueril: el hogar no lo forman las pertenencias, sino los lazos afectivos que mantienen sus miembros. My Stuff, en definitiva, no esquiva la impostura y se divierte siendo el retrato de un joven que lo atesora todo y que juega a no tener nada (ciertas voces lo acusarían de 'perroflautismo' en estadio agudo). Se olvida de hacer consideraciones de mayor calado, algo necesario en un film 'de tesis', pero convence gracias a su actor-director, un ser que, a pesar de los pesares, se intuye humano, contradictorio y cercano. Al fin y al cabo, inculcar a la audiencia la idea de que se puede vivir más con menos posesiones tiene su enjundia.


Para consumidores con conciencia.
Lo mejor: La conversación de Petri con su sobrino pequeño.
Lo peor: El sentimentalismo de su último tramo.


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