PERDICIÓN (DOUBLE INDEMNITY), de Billy Wilder
Film 0: INAUGURACIÓN de la 2ª edición del Cinoscar Summer Festival. Film fuera de concurso
Elección de Marcelo Quiroz
De Billy Wilder se conocen sus comedias insignes (imposible enumerarlas todas), pero no se ha prestado tanta atención desde los circuitos de la crítica a toda la filmografía de Wilder. Entre sus primeros títulos encontramos Perdición (Double Indemnity), una cinta de suspense al nivel del mejor Hitchcock. De hecho, es injusto trazar compartimentos estancos en la obra de Wilder: Perdición, pese a ser uno de los thrillers más destacados de los 40 y una trama milimétricamente escrita y escenografiada, contiene un finísimo humor negro, una socarronería que engrasa y redondea los soportes del misterio. Perdición, al fin y al cabo, obedece también a los intereses y a las señas más reconocibles del mejor Wilder: en todo momento detectamos un narrador inteligente que dispone las cartas de la forma más eficaz (el humor, cómo no, se concentra en casi todas las intervenciones del gran Edward G. Robinson, que incomprensiblemente no fue considerado para los Óscar de su año).
Perdición recrea las oscuras intenciones que se tejen entre un agente de seguros y una femme fatale aburrida que quiere asesinar a su marido. La atracción más primaria, luego reconvertida en obsesión masculina hacia la mujer inalcanzable (otra de las tónicas habituales de Wilder), sirve de motor a un juego que minuto a minuto se vuelve más enmarañado, acoge más personajes y atrapa al espectador a la espera de que el enigma se resuelva. Wilder realiza una perfecta opereta de títeres: sus personajes actúan en función de motivaciones ocultas, y al final actúan con el agua al cuello, únicamente para salvarse y expiar sus culpas. De hecho, el relato arranca con el protagonista confesando su participación en el crimen que ocupa gran parte de la intriga: todo lo visto, por lo tanto, obedece a la revisión dialogada del personaje, detalle que en lugar de ofrecer pistas sobre la resolución del misterio dota al conjunto de un tono todavía más grave. Y entre el thriller y la comedia subrepticia, Perdición culmina como un drama con tintes de tragedia clásica: el personaje, totalmente abatido tras la revelación de la verdad, carcomido por la culpa y superado por la situación, centra un plano final de una fuerza sublime (el protagonista acaba ganándose la indulgencia de la audiencia al terminar víctima de sus pulsiones y flaquezas tras adentrarse en la casa y en las entrañas de la serpiente).
En resumen, un film absolutamente imprescindible, clásico indiscutible de la edad dorada de Hollywood y uno de los títulos más destacados de Billy Wilder. Curiosamente, Perdición no ha sido un film muy revisitado o citado (no al menos si pensamos en la influencia de El apartamento y otras cintas de Wilder), por lo que desde el Cinoscar Summer Festival queremos animar a descubrir por primera vez o a revisar una película que no ha envejecido ni un ápice. Una manera excelente de inaugurar un certamen con grandes obras del cine: el lunes arrancamos con la sección oficial.
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