sábado, 4 de marzo de 2017

CRÍTICA | RATAS, RATONES, RATEROS, de Sebastián Cordero


RATAS, RATONES, RATEROS, de Sebastián Cordero
Festival de la Habana: Mejor edición. Festival de Cine Iberoamericano de Huelva: Mejor ópera prima. Premios Ariel 2000: nominación a la mejor película iberoamericana.
Ecuador, 1999. Dirección y guión: Sebastián Cordero Fotografía: Matthew Jensen Música: Hugo Idrovo y Sergio Sacoto Reparto: Carlos Valencia, Marco Bustos, Cristina Davila, Fabricio Lalama, Irina Lopez, Simon Brauer, Javier andrade Género: Drama. Duración: 107 min. Tráiler: Link
¿De qué va?: Salvador es un joven problemático que vive al sur de Quito con su padre y su abuela enferma, tras recibir la visita de su primo Ángel (quien acaba de salir de la cárcel), todo irá de mal a peor.


Si bien es cierto que realizar cine en Ecuador es una cuestión muy complicada (principalmente por el factor económico), y que requiere de mucho esmero y paciencia tanto por parte de sus productores como de los directores. Desde hace algunos años la cinematografía ecuatoriana ha tenido un crecimiento relativamente importante, esto en cuanto a la cantidad de estrenos. Y por eso, en este espacio queremos rescatar algunos de esos títulos que han sido estrenados a lo largo de estos años, y de paso, dar a conocer aquellas nuevas obras que están por estrenarse. Próximamente hablaremos de Crónicas, Que tan lejos, Cuando me toque a mí, En el nombre de la hija, Con mi corazón en Yambo, Feriado, No robarás (a menos que sea necesario)Alba entre otros títulos. Empezaremos este interesante repaso a la cinematografía ecuatoriana con Ratas ratones y Rateros ópera prima del cineasta quiteño Sebastián Cordero, esta es una de las películas más conocidas y recordadas del cine ecuatoriano, rodada en Quito y Guayaquil en el año 1998 y estrenada en diciembre de 1999. En aquella época de inestabilidad política, de corrupción, delincuencia y de un índice elevado de desempleo y pobreza, Cordero decide contar desde la ficción un drama un tanto cercano a la realidad. Ratas, ratones, rateros narra la historia del reencuentro de dos primos y a partir de ahí el inicio de una especie de viaje o ‘road movie de tragedia y muerte'. Salvador (Marcos Bustos) es un estudiante indisciplinado sin demasiadas aspiraciones, proveniente de una familia de clase media que vive al sur de Quito y tras recibir la visita de su primo Ángel (Carlos Valencia), quien acaba de salir de la cárcel y está siendo perseguido por otros delincuentes, se verá inmerso más que nunca en un estilo de vida de drogas, alcohol y delincuencia que lo llevará a tomar una mala decisión tras otra hasta encontrarse en un callejón sin salida.


Sebastián Cordero en cierta entrevista comentaba que una de sus referencias o inspiración a la hora de pensar en su ópera prima fue la cinta Los olvidados de Luis Buñuel, descarnado y sórdido drama mexicano de los años 50, título que al parecer marcó la visión del realizador en sus años de estudiante. En Ratas, Ratones, Rateros su director nos presenta un guión interesante con el que se encamina a mostrar cierto realismo y cotidianidad de la sociedad ecuatoriana de aquel entonces: Guayaquil desde una perspectiva miserabilista o tremendista, Quito dividido por el sur más marginal y el norte un tanto más pulcro y como se diría aquí ‘aniñado’, pero no por eso exento de insensatez. La película es una historia tal vez sencilla y a ratos típica, pero a pesar de los pocos medios para su realización, de sus fallos (alguna sobreactuación o escena que no termina convencer), es una ópera prima que sabe hilar muy bien todas sus partes y gracias a eso logra una obra muy bien estructurada, el montaje y la música que acompaña la cinta (especialmente la primera secuencia de persecución en el cementerio) son de mucha agilidad y ritmo, y sobre todo ayuda a que el film tenga identidad propia y no resulte aburrido. Por otro lado las escenas más pausadas crean cierta atmósfera dramática capaz de captar la atención del espectador y hacerlo empatizar o al menos, reflexionar en cuanto a la historia y sus personajes (aunque en sí la película no pretende hacer una denuncia social ni dejar ninguna moraleja). Una interesante obra que marcó un antes y un después en la cinematografía ecuatoriana, logró proyectarse en diversos festivales de Sudamérica y Europa, además, abrió camino y fue el inicio de una nueva época para el cine ecuatoriano, hasta ese entonces casi invisible.

Frase favorita
"Tarde o temprano las cosas regresan a uno, y hay que enfrentarlas."

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