viernes, 22 de septiembre de 2017

CRÍTICA | EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA, de Aki Kaurismäki


En Finlandia algo sigue yendo mal
EL OTRO LADO DE LA ESPERANZA
Festival de Berlín: Mejor dirección. Gran Premio FIPRESCI a la mejor película del año
Finlandia, 2017. Dirección y guión: Aki Kaurismäki Fotografía: Timo Salminen Reparto: Kati Outinen, Tommi Korpela, Sakari Kuosmanen, Janne Hyytiäinen, Ilkka Koivula, Kaija Pakarinen, Nuppu Koivu, Tuomari Nurmio, Sherwan Haji Género: Tragicomedia social Duración: 105 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 07/04/2017
¿De qué va?: Khaled, huido de Siria, llega a Helsinki escondido en un barco que transporta carbón. Wikström, un empresario de la ciudad, decide cambiar de vida y abrir un restaurante. Los destinos de ambos coincidirán una noche en la puerta del local.


Tres décadas atrás, Kaurismäki codificó un cine muy personal, socarrón y crítico, protagonizado por personajes retraidos que realizaban acciones muy absurdas con un rictus muy serio. Su universo siempre estuvo del lado de los más desfavorecidos y denunció, por la vía de la metáfora, toda la inoperancia social que se orquestraba en torno a inmigrantes, refugiados, extranjeros, bohemios de distinta catadura y marginados varios. Por todo ello, era de esperar que la filmografía de Kaurismäki ganase en significados y texturas con la crisis que lleva acuciándonos desde hace mucho, demasiado. Si antes sus ficciones podían leerse como reflejos de la debil cohesión que sustentaba una Europa en pañales, ahora esas mismas historias parecen presagios sombríos, estampas atemporales de una depresión que persiste porque, tal vez, nunca llegó a disiparse del todo. Pese a lo dicho, la filmografía de Kaurismäki lleva insistiendo tanto tiempo y con tanta vehemencia en los estilemas de siempre que, para el espectador con memoria, su cine ha perdido parte del encanto de sus inicios, sin traicionarse a sí mismo, pero también sin abrir nuevos frentes que enriquezcan el sustrato de su obra.


Así, entre la repetición y la pertinencia, El otro lado de la esperanza se impone como una película singular, con momentos verdaderamente inspirados, una introversión muy familiar y la sensación de que lo visto, pese a los méritos, no supera sus obras cumbre. Khaled y Wikström, los protagonistas de este cuento apesadumbrado, nunca pierden autenticidad, si bien su devenir discurre más desganado que sus hermanos de ficción. Pero quedémoslo con la parte positiva: por algo aparece la palabra "esperanza" en su título. El film contiene una sabia reflexión sobre nuestro presente, y siempre vale la pena acercarse a escuchar a un sabio del audiovisual del continente. Pese a sus arrugas y cantinelas. Aunque la "esperanza", como la jubilación de esa musa que fue Kati Outinen, sea otro espejismo en esta Europa en constante contradicción. Porque El otro lado de la esperanza puede resultar insuficiente, pero, en esencia, es otra gran película del señor Kaurismäki.


Para saber dónde estamos (y temer hacia dónde vamos).
Lo mejor: Es puro Kaurismäki.
Lo peor: Es puro Kaurismäki.


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