viernes, 25 de mayo de 2012

Secretos de un matrimonio: Crítica de HIMLENS HJÄRTA (HEAVEN'S HEART), de Simon Staho

En Secretos de un matrimonio de Ingmar Bergman dos matrimonios de clase media-alta quedan para cenar en casa de una de las parejas, dando pie a una velada que tambaleará la estabilidad emocional de los protagonistas. Partiendo de una premisa similar, el sueco Simon Staho construye Himlens Hjärta, un drama que bebe directamente del maestro Bergman para acercarnos las carencias y querencias de dos hombres y dos mujeres de más de cuarenta años, con casa y trabajo estable, con la vida resuelta y aparentemente felices. Staho no tarda en abrir una grieta a la a priori idílica e inocente charla de cuatro amigos mientras comen y beben vino: la anécdota de un compañero de trabajo que abandonó a su mujer por una chica mucho más joven inicia un torbellino de emociones, un sinfín de interrogantes y una guerra abierta que termina en tragedia. Staho, como ya demostró en Daisy Diamond y Noche y día, entiende el cine como un arte plástico y visceral, una forma poética y potente de dejar a la superficie todas las miserias humanas. En Himlens Hjärta se tratan cuestiones mayores: ¿qué se necesita para ser feliz? ¿qué es la felicidad? ¿y la fidelidad? ¿y la amistad? ¿y entre todo esto, dónde queda el límite entre la rutina y la estabilidad? Staho, siempre inteligente, inicia su relato con la materialización del divorcio de los protagonistas, algo que restaría entidad a la historia si estuviesemos ante la obra de un director mediocre. Afortunadamente Staho nos introduce su drama in media res, y lo que queda es un thriller tensísimo con cuatro actores en estado de gracia lanzándose frases lapidarias a modo de dardos envenenados, con silencios recurrentes y escenas de alta tensión. Staho despoja con acierto a su película de cualquier adorno: es un cuento diabólico que sucede entre cuatro paredes, y como tal no hay mobiliario o paisaje, más allá del humano, que distraiga al espectador. Un ejercicio que puede recordar al teatro, y que es perfectamente adaptable para su representación en salas, pero que en verdad es puro cine: ver a Mikael Persbrandt cabizbajo, moviendo sus pestañas canosas y callando una infidelidad; o a Lena Endre confiando y confesándose ante su amiga, es un espectáculo sobrio, profundo, majestuoso. Seguro que muchas parejas necesitarán terapia tras la función. Himlens Hjärta es uno de los ejemplos de violencia verbal y terror doméstico más brillantes que podrán ver, además de la confirmación de Staho como el nuevo Bergman del cine sueco. Imprescindible.


Nota: 8

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