martes, 15 de diciembre de 2015

CRÍTICA | MOUNTAINS MAY DEPART, de Jia Zhang-Ke


Sombras chinescas en tres actos
MOUNTAINS MAY DEPART, de Jia Zhang-Ke
Festival de Cannes 2015: Sección oficial a concurso
Festival de San Sebastián 2015: Sección Perlas y Premio del público al mejor film europeo
China, 2015. Dirección y guión: Jia Zhang-Ke Reparto: Tao Zhao, Zhang Yi, Liang Jingdong, Dong Zijian, Sylvia Chang Género: Thriller. Drama social Duración: 130 min. Tráiler: Link 
¿De qué va?: Fenyang, finales de los 90. La joven Jia se debate entre el amor de dos jóvenes, sus amigos de infancia. Uno trabaja en una mina y no tiene demasiada suerte. Otro ostenta un importante cargo en la misma empresa y su objetivo es aprovechar la bonanza económica para expandir su proyecto. El tiempo pasa, Jia escoge a uno de sus pretendientes y el país evoluciona hacia un modelo capitalista que, en el año 2025, desvelará todas sus contradicciones.


El director chino Jia Zhang-ke firma en Mountains May Depart una nueva crítica velada al sistema social, cultural y económico del gigante asiático, aunque en esta ocasión el director de Naturaleza muerta opta por una estrategia narrativa diferente a la tomada en Un toque de violencia. Si en su anterior trabajo se nos contaba el devenir de distintos personajes a modo de historias paralelas que sucedían en un espacio simbólico (la China de la corrupción), en Mountains May Depart se nos hace partícipes de la evolución de una reducida nómina de protagonistas durante tres tiempos (pasado, presente y un futuro inminente, entre fantasioso y plausible). La variación puede parecer mínima, un juego más dentro de las formas habituales de Zhang-ke, pero el cambio beneficia muchísimo a la película, ya que le permite profundizar en sus criaturas y realizar unos apuntes sociales que en Un toque de violencia se antojaban un tanto caprichosos. En definitiva, Mountains May Depart cumple la máxima que domina a las grandes obras de los mejores realizadores: es una película que hereda las virtudes de la filmografía de su autor y aporta nuevos matices. No se puede pedir más.


Mountains May Depart es seguramente la obra más juguetona de su autor, pero también la más redonda. Los tres tiempos en los que se divide la película, sucedidos en orden cronológico, juegan con todos los géneros posibles, pasando de la comedia criminal de su primer tercio hasta llegar al drama familiar que cierra el film. Su mensaje no deja de ser evidente, más si cabe para todos aquellos que conozcan las coordinadas por las que se mueven las ficciones de Zhang-Ke, pero el modo que tiene el director chino de conjugar todos esos tonos resulta realmente prodigioso. Como la vida misma, los fotogramas se van acumulando y en los últimos minutos ese bagaje estalla, demostrando que todo lo que atesora el relato de arbitrario y cambiante también lo tiene de humano y sabio. Ahí está ese juego de formatos (la pantalla se engrandece con el cambio de los capítulos) o el fantástico uso de la canción Go West del grupo Pet Shop Boys (primero, como melodía de la explosión juvenil de un trío amoroso; y al final, como recuerdo de una esencia que se ha mantenido invariable, a pesar del transcurso de las décadas). En el rostro sereno de la actriz Zhao Tao en el plano que cierra Mountains May Depart se esconde la clave de la inteligencia y la melancolía de la película. Zhang-ke da en el centro de la diana sin caer en tremendismos, sin sermonear al personal. Una maravilla cinematográfica que deja poso.


Para espectadores que van al cine para abrir la mente, los ojos y el corazón.
Lo mejor: Es un 'relato salvaje' contenido al mismo tiempo que violento.
Lo peor: Puede resultar un tanto confusa en su primer visionado.

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