A medio camino entre la generación de autores locales que en los 90 apostaron por un cine español 'de género' y el poso del cine más arraigado de temática social, Alberto Rodríguez viene haciendo desde El traje (2002) obras que los más pícaros describirían como 'films españoles que no parecen españoles'. 7 vírgenes parecía influida por los clásicos de la Nouvelle Vague mientras que After podía entenderse como un ejercicio de fondo y forma muy parecido al de ciertas historias cruzadas norteamericanas. Grupo 7 confirma que el sello de Rodríguez está en el cambio constante de identidad partiendo de principios muy básicos: no vale el cine costumbrista manido, el thriller realza el drama, y la conciencia del espacio y del tiempo en el que se desarrolla la trama es vital para dotar a la historia de realismo. Solo hace falta ver la reciente El truco del manco para darse cuenta que Grupo 7, aun enmarcándose en el policiaco puro y duro, resulta más convincente que muchos films que sobre el papel dirigen su crítica social al 'aquí' y al 'ahora'. Rodríguez bebe tanto de Truffaut como de Scorsese, y en algunos planos de Grupo 7 la influencia de títulos como los Bourne de Greengrass o Ciudad de dios de Meirelles es casi evidente. Para su nueva película, Rodríguez ha querido hablarnos de la Sevilla anterior a la Expo 92, año en el que España también fue el centro del mundo al acoger al otro lado del Mediterráneo los Juegos Olímpicos de Barcelona. La crisis económica actual da pie para hablar de lo sucedido tras los tiempos de bonanza y Rodríguez prefiere ir por el camino contrario y relatarnos qué sucede antes de enseñar una ciudad casi paradisíaca por televisión, prensa y radio. Al final, empecemos por donde empecemos, la historia es la misma: miserias humanas, acciones policiales muy cuestionables, una costa andaluza carcomida por la corrupción, la picardía típicamente española que traspasa demasiadas veces con demasiada facilidad la frontera de lo legal, y el tráfico de droga redigidido del centro a la periferia como base de la arquitectura de las nuevas ciudades divididas por zonas y estamentos. Simbólicamente, Rodríguez habla de los tiempos de Jesús Gil para decirnos cómo se llegó al caso Malaya, tomando Sevilla como una ciudad sin ley. Y lo hace partiendo de una pareja de policías antitética: un veterano desencantado que no tiene nada que perder (un genial Antonio de la Torre) y un recién llegado cegado de ambición que con tal de escalar posiciones en el grupo pone en peligro su integridad y la de los suyos (un cada vez mejor Mario Casas). Cine europeo y norteamericano mezclado con algunos toques de documental (imágenes de archivo) que convierten a Grupo 7 en una pequeña rareza del cine español. Quizás no convence al mismo nivel que sus referentes, es una película difícil de vender y tras todo lo leido antes de verla se esperaba algo muchísimo mejor, pero este Grupo 7, aunque sus formas sean rudas, tiene todos los números para ser la nueva No habrá paz para los malvados por su apuesta de thriller ibérico y por referirse de forma más conceptual que evidente a la crisis de dinero y de valores que azota el hasta ahora mundo 'civilizado'. El siete es el número de la suerte de Rodríguez: ¿la cifra de sus nominaciones al Goya?
Nota: 6