martes, 17 de julio de 2012

Seguir respirando: Crítica de ATMEN (BREATHING), de Karl Markovics

Atmen (Breathing) habla de un problema común a todas las sociedades relativamente bienestantes: la reinserción social de los pequeños delincuentes. En España existe una necesaria sensibilidad hacia el maltrato a la mujer y las crónicas negras están repletas de historias de niños y adolescentes capaces de cometer actos atroces y que por la vía legal no reciben el mismo castigo que los mayores. Reformular la ley del menor es una prioridad para todas las democracias europeas y en eso la temática de Atmen (Breathing) nos concierne a todos. Una de las frases recurrentes que se oyen en los medios es '¿dónde estaban los padres?', y a esa cuestión la película también tiene su respuesta. Porque Atmen (Breathing) es la historia de una familia ausente y la crónica del 'peso del delito', no el que estipula la constitución de un país sino el que dicta la parte humana y el arrepentimiento de quien con catorce años tuvo la sangre fría de matar a un extraño. Creo que en Atmen (Breathing) se encuentra la clave del asunto: hay que conseguir que el pequeño asesino sea consciente de la gravedad del acto cometido porque la reinserción solo es posible si hay verdadera conciencia de lo hecho (otro caso sería si la persona presenta una psicopatía concreta, por lo que deja de ser competencia de los centros de menores para pasar a disposición de instituciones mentales). 


Dicho esto, podría parecer que Atmen (Breathing) es una película incluso política, pero no es así. Tiene la suficiente inteligencia para insertar todo este discurso en el retrato de un adolescente que duda qué hacer con su vida y que llegado a cierto punto de lucidez o madurez empieza a conocer sus flaquezas y sus necesidades, a buscar su lugar en el mundo y a reivindicar su espacio pese a los errores del pasado. En este sentido, la historia de Roman, un adolescente a punto de ser liberado de un centro de detención juvenil, no difiere demasiado de todos esos cuentos de descubrimiento y crecimiento personal que el cine viene contándonos desde el inicio de los tiempos. Atmen (Breathing) tiene el aplomo de presentarnos a su protagonista desde la distancia y desde una inevitable empatía, algo que como espectadores nos permite ser lo suficientemente objetivos para sopesar como se merecen las sombras del personaje. Lo demás es historia sabida: un estilo de planos más bien tranquilos, cielos decembrinos, muchos silencios, una curiosa subtrama sobre la muerte (el joven trabaja en una funeraria... interprétenlo como quieran) y una mirada crítica que si cabe da todavía más fuerza a la idea de que en Austria algo huele a podrido. También en España. Una película más compleja, más actual y con más matices de lo que a simple vista podría parecer.


Nota: 8

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1 comentario:

  1. Xavi,

    Se nota que en verano te dedicadas a rastrear pequeñas joyas del cine auropeo i te felicito por ello. No creo que podamos ver Atmen en salas comerciales. Yo la vi en el D'A de Barcelona; un pequeño festival que alimenta almas inquietas todos los meses de mayo y sin el que la supervivencia de algunos cinéfilos estaria totalmente hipotecada.
    Atmen és una pequeña obra maestra de Karl Markovics; un actor que se ha atrevido con su primera película con un resultado indiscutible.
    És de las películas que generan envida en los que rastreamos salas de cine i pensamos: "Esta sí, esta la quisiera haber rodado yo..." Y sabemos que nunca podrà ser...
    A parte de tus comentarios sobre la reinserción juvenil pienso que la forma en que se aborda el tema de la muerte es de una perfección formal nunca vista en las pantallas. El realismo es brutal, casi forense y
    se convierte en un mecanismo de primer orden que permite la redención de un joven. Todo aquello que no puede lograr la institución educativa, lo logra el hecho de enfrentar-se con la vida a través de la muerte. ¡Abosolutament genial!

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