sábado, 30 de junio de 2018

CRÍTICA | EL HIJO, de Jean-Pierre y Luc Dardenne


EL HIJO (LE FILS)
Bélgica, 2002. Dirección y guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne Fotografía: Alain Marcoen Reparto: Olivier Gourmet,  Morgan Marinne,  Isabella Soupart,  Rémy Renaud, Nassim Hassaïni,  Kevin Leroy,  Félicien Pitsaer,  Annette Closset,  Fabian Marnette Género: Drama Duración: 103 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 05/12/2002. 
¿De qué va?: Olivier enseña técnicas de carpintería a adolescentes conflictivos y con riesgo de exclusión social. La llegada a sus clases de Francis, un chico recién salido de un reformatorio, cambiará la vida del profesor: ambos, al principio sin saberlo, comparten un terrible secreto.


La premisa parece bastante simple: un profesor de carpintería, Olivier, acepta otro adolescente problemático en proceso de “reinserción”, Francis. Sin embargo, detrás de esta decisión se esconde un pasado de profundo dolor, una de las peores tragedias que puede enfrentar un adulto contemporáneo. En tiempos más recientes Rabbit Hole exploró un camino similar, aunque El hijo no requiere de metáforas para explicar la vida en medio de la pérdida. Los simbolismos aquí son más psicoanalíticos: nuestro protagonista va por el mundo con un cinturón de cuero que le ayuda a soportar el dolor de espalda. Es ésta una película austera, la mayor parte seguimos a Olivier, de manera que en todo momento estamos espiándolo, siguiéndolo detrás de las paredes y las puertas, en un eterno primer plano que nos hace cómplices de su presencia. Somos testigos en un escenario sin adornos, donde sólo existe lo necesario. Todo nos habla de ausencia. Nuestro protagonista vive una vida anodina, dedicada a entrenar a jóvenes que han cometido algún delito; les enseña carpintería, y la madera es lo único que aparece generosamente. Paso a paso, literalmente, vamos entendiendo sus motivaciones, por qué actúa a hurtadillas en la calle obligándonos a ser su cómplice espiando, y expiando. Olivier es humano, se muestra comprensivo y cercano con los jóvenes a su cargo; los cuida, les enseña y se interesa por aspectos de su vida. Son su única familia y el motivo por el cual continúa allí a pesar de que nadie parece entenderlo; sabemos que tiene otras alternativas, pero él se queda. A ese mundo llega Francis, un discípulo más, pero es a este recién llegado al que Olivier le vuelca su atención, sus pesquisas. No tardamos en saber el porqué de su interés. Lo que nos obliga a preguntarnos qué haríamos en su lugar. En el nuevo milenio abundan las historias en las cuales lo que se privilegia es la venganza y la justicia por mano propia. En todas partes usar los propios recursos parece legítimo a la hora de ajustar cuentas, ya nadie confía en la Ley y la Justicia. Ésta película muestra otras opciones; ante el antiguo rezago filogenético de hallar al culpable y castigarlo para sentirnos mejor y poder seguir con nuestras vidas, El hijo avanza hacia otro raciocinio, incluso cuando el espectador sospecha que todo está servido para consumar una venganza. 

Crítica escrita por Javier Kintero


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