miércoles, 16 de mayo de 2018

CRÍTICA SERIES | FÉLIX


FÉLIX
España, 2018. Dirección: Cesc Gay Guión: Cesc Gay y Tomàs Aragay Música: Arnay Bataller Reparto: Leonardo Sbaraglia, Ginés García Millán, Pere Arquillué, Mihoa Lee, Jordi Pérez, Anna Gras, Carlos Zabala, Julius Cotter, María Morales, Irene Montalà, Ana Wagener, Mar Sodupe, Pep Ambròs, Joan Lluís Bozzo, Carlos Hipólito, Pedro Casablanc Género: Comedia dramática. Thriller 6 episodios de 45 minutos aprox. Tráiler: Link Fecha de estreno en Movistar +: 06/04/2018




La relación entre Cesc Gay y la televisión viene de lejos. El director de Ficció estuvo detrás de los guiones de algunas de las series más célebres de la sobremesa de TV3 y fue uno de los principales responsables de Jet Lag, sitcom de ochenta capítulos protagonizada por las actrices de T de Teatre. Con todo, Félix puede considerarse su primera trama episódica, la más personal y la que obedece en mayor medida a los temas y formas de su universo fílmico. En este sentido, cabe aplaudir la iniciativa de Movistar + por crear series que, como la que nos ocupa, están a medio camino entre la pequeña y la gran pantalla, permitiendo a ciertos autores clave del audiovisual patrio crear títulos que, por sus singularidades, no encontrarían acomodo ni en los cines ni en las parrillas de los canales generalistas.


Félix no puede entenderse sin el Gay de Krámpack o En la ciudad, y al mismo tiempo es inevitable establecer una lista de diferencias y puntos en común entre éstas. En la serie se repite el fatalismo romántico, el perfil desastrado de su protagonista y el intento por demostrar la crisis del hombre maduro, ahora con una historia cercana al thriller y a la comedia absurda en la que Félix, interpretado por un excelente Leonardo Sbaraglia, es incapaz tanto de controlar sus instintos (va tras la pista de una mujer china desaparecida "porque la quiere", aunque no parece conocer demasiado de su vida) como de decodificar las pistas que va encontrando a su paso (en su aventura detectivesca recibe sinfín de reveses, muchos de ellos en forma de heridas, sin ser consciente de quién está detrás de su desdicha y bajo qué motivos).


La mayor diferencia de este título con el grueso de la filmografía de Gay es doble. Por una parte, la dimensión urbana queda reemplazada por estampas nevadas (nos referimos al "contexto"): Andorra aporta a la historia su paisaje mayestático y su condición de zona extraña, de país autónomo y de frontera en la que puede suceder cualquier cosa a ojos de todos pero sin que nadie se dé cuenta. Y por otra, el costumbrismo de sus películas, incluso las más experimentales (V.O.S.) o de guión sesgado (Una pistola en cada mano), se reformula aquí en una historia surrealista, con sucesos que se atropellan sin ton ni son pero que al mismo tiempo sitúan a su protagonista y al conjunto de los eventos en posiciones diferentes cada pocos minutos, por lo que es difícil despegar los ojos de la pantalla aun cuando poco o nada tiene excesivo sentido (nos referimos al "texto"). 


En resumen, Félix es una serie extraña, sin la densidad de otros productos criminales (de ahí que la repetida comparación con Twin Peaks sea desatinada) y con personajes secundarios excesivamente caricaturescos (que, para más inri, se comunican en español en una Andorra catalanohablante), aunque dotada de un ingenio poco habitual en nuestra televisión. Un cómputo global más que favorable, sin brillanteces y con muchas extravagancias, que no hace más que incentivar nuestra curiosidad por saber qué derroteros seguirá la carrera de Gay tras ganar el Goya con Truman y qué caminos seguirán el resto de títulos de Movistar +.


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