lunes, 14 de mayo de 2018

CRÍTICA | BORG McENROE. LA PELÍCULA, de Janus Metz


Las estrellas del césped
BORG McENROE. LA PELÍCULA
Festival de Toronto: Película inaugural. Festival de San Sebastián: Perlas
Suecia, 2017. Dirección: Janus Metz Guión: Ronnie Sandahl Música: Vladislav Delay y Jonas Struck Fotografía: Niels Thastum Reparto: Sverrir Gudnason, Shia LaBeouf, Stellan Skarsgård, Tuva Novotny, Robert Emms, Ian Blackman, James Sobol Kelly, Jackson Gann Género: Drama deportivo. Biopic Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 18/05/2018




¿De qué va?: El sueco Björn Borg puede convertirse en leyenda del tenis si gana su quinto torneo de Wimbledon. El británico John McEnroe, precedido por la mala fama de los medios de comunicación, es el único que puede quitarle la victoria. La rivalidad entre ambos dará pie a un partido legendario.


Para alguien que ni sigue ni entiende de tenis, el visionado de Borg McEnroe resultaba poco atractivo. Contra todo pronóstico, la película de Janus Metz gustó a casi todos en su proyección en el Festival de San Sebastián, seguramente porque, entre tanta película sesuda y de alto calibre emocional, crítica y público necesitábamos films más asequibles. Incluso mi desconocimiento de los reales Björn Borg y John McEnroe fue un punto a favor, ya que ello me permitió llegar al partido final, excelentemente dirigido, con la emoción de no saber en ningún momento el resultado del duelo. Se sea o no aficionado al tenis, Borg McEnroe es un film muy disfrutable, cuya narración avanza con el paso de los rounds y que va saltando de uno a otro personaje, en flashbacks constantes, loables recreaciones de época y un relato fragmentado que, en conjunto, discute sobre las expectativas que se impone uno mismo y las que percibe de su entorno, los peligros de la fama y la fina línea que separa el éxito del fracaso. Para los entendidos, la película también indaga en las supersticiones, las liturgias y las personalidades de sus estrellas: en este apartado, Janus Metz consigue un McEnroe de tendencias obsesivas, mientras Shia LaBeouf dibuja un McEnroe extravagante y malhablado. El resultado es poco novedoso (ahí están, por ejemplo, las imágenes de archivo y los rótulos explicativos que acompañan a los títulos de crédito finales), y aún así tiene las dosis de épica y entretenimiento suficientes como para congregar alrededor del césped, para el caso convertido en patio de butacas, a una nómina heterogénea de curiosos. Una película, intuímos, difícil de vender pero altamente recomendable.

 
Para amantes de la raqueta y sus estrellas.
Lo mejor: La emoción de los últimos sets.
Lo peor: Formalmente, es un biopic más.


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