jueves, 17 de mayo de 2018

CRÍTICA | LUCKY, de John Carroll Lynch


El andar del vaquero
LUCKY
Festival de Gijón: Mejor actor y música original. Festival de Locarno: Sección oficial a concurso
EE. UU., 2017. Dirección: John Carroll Lynch Guión: Logan Sparks y Drago Sumonja Música: Elvis Kuehn Fotografía: Tim Suhrstedt Reparto: Harry Dean Stanton, Ed Begley Jr., Beth Grant, James Darren, Barry Shabaka Henley, Yvonne Huff, Hugo Armstrong, Bertila Damas, Ron Livingston, Ana Mercedes, Sarah Cook, Amy Claire, Ulysses Olmedo, Mikey Kampmann, Otti Feder, Mouse, Pam Sparks, David Lynch, Tom Skerritt Género: Drama Duración: 85 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 04/05/2018
¿De qué va?: Lucky tiene 91 años y se prepara para inaugurar el tramo final de su vida. Tras sufrir un mareo, el hombre debe alterar su rutina.




El paso del tiempo. ¡Qué tema! Es más: puede que sea "el tema", así, a lo grande. A partir de los caprichos del reloj, no son pocas las películas que han abordado tramas de segundas oportunidades, soledades curadas, senectudes rejuvenecidas y otras historia sobre la vida cuando la muerte asoma la cabeza. Lucky, además, llega a nosotros con el consabido fallecimiento de su actor protagonista, Harry Dean Stanton, un hecho que, queramos o no, impregna todos los fotogramas de la película de una atmósfera especial, más terminal si cabe, lúgubre pese al sol que baña ese paraje de la Norteamérica rural. Porque la ópera prima de John Carroll Lynch, no por casualidad el actor que daba vida al marido de Frances McDormand en Fargo, es eso: la historia de un nonagenario y sus pequeñas hazañas mientras el invisible "tic tac" amenaza con poner el tan cinematográfico "The End". Sin llegar a ser la obra maestra de los Coen, ni tan siquiera Una historia verdadera de David Lynch (aquí, presente como actor), Lucky es una película muy digna, triste pero sin llantos, épica pero ausente de peripecias. De belleza austera. Presidido por una presencia poderosa más que por un personaje en un sentido estricto. Sólo le resta la molesta manía por explicitar sus dilemas en un guión subrayador, un poco pesado sin terminar de resultar pedante. En algo debía notarse que Lucky, pese a nacer con las cartas de la fortuna, no deja de ser un film de debut. También, claro, de despedida. Porque probablemente atesora la escena más icónica de este 2018, con Harry Dean Stanton desapareciendo de plano a la vez que una tortuga despunta entre los cactus. Un broche final inmejorable para un actor que, como su película, sigue demostrando la insobornable creatividad y libertad de eso tan desgastado que seguimos llamando "cine indie".


Para convencidos de que "los viejos rockeros no mueren nunca".
Lo mejor: Harry Dean Stanton
Lo peor: Alguna frase recargada de más.


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