miércoles, 6 de julio de 2016

CRÍTICA | DEMON, de Marcin Wrona


Posesión en el altar
DEMON, de Marcin Wrona
Festivales de Austin, Toronto y Gdynia. Premio a la mejor fotografía del Festival de Sitges. Món Filmat: Secció Ullals
Polonia, 2015. Dirección: Marcin Wrona Guión: Pawel Maslona y Marcin Wrona Fotografía: Pawel Flis Música: Marcin Macuk y Krzysztof Penderecki Reparto: Itay Tiran, Maja Barelkowska, Maria Debska, Piotr Domalewski, Katarzyna Gniewkowska, Andrzej Grabowski, Katarzyna Herman, Cezary Kosinski, Ireneusz Koziol, Filip Plawiak, Wlodzimierz Press, Marek Sawicki, Tomasz Schuchardt Género: Thriller psicológico. Comedia negra Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en Polonia: 16/10/2015
¿De qué va?: Aunque se conocen desde hace poco, Piotr y Zaneta se casan en el pueblo de la familia de la novia. Un día antes del enlace, Piotr descubre en la parcela que le ha cedido su suegro los restos de lo que parece un cadáver. Ese descubrimiento inaugurará una serie de sucesos extraños que afectarán a Piotr y que implicarán a Hana, una antepasada ya difunta.


Hay una imagen que a los asistentes del último Festival de Sitges no se nos ha podido quitar de la cabeza: la expresión desencajada de la productora y directora Olga Szymańska presentando Demon al público sólo un par de semanas después del fallecimiento de su marido, el realizador Marcin Wrona. Con ese preludio, era inevitable visionar Demon en un estado de conmoción, dando a los fotogramas un valor que seguramente el director no tenía en mente durante la creación de la película. Sea como sea, Demon no necesita de datos extracinematográficos ni de leyendas varias para ser una experiencia bizarra, primero costumbrista y posteriormente entregada a la sinrazón. La boda entre Piotr y Zaneta en un paraje de la Polonia profunda le sirve a Wrona para desplegar una reflexión sobre el peso de las tradiciones, las huellas de un pasado que parece encerrado bajo llave y que persigue, por vía de la metáfora y de la posesión demoníaca, a las nuevas generaciones. En el banquete están invitados el Kusturika más desbarrado, la crítica social de referentes centroeuropeos y el humor surrealista de nombres coetáneos como el sueco Roy Andersson y el holandés Alex van Warmerdam. Nos faltan datos para valorar hasta qué punto Demon satiriza o desnuda constantes de la sociedad polaca, pero su discurso resulta familiar, incluso necesario, en la España que ha edificado sus débiles cimientos bajo los esqueletos de la Guerra Civil. Pero en Demon no hay espacio para la pena: la fiesta avanza, el convite va tomando tintes más desaforados y su resolución, entre grave y patética, apuesta por la ebriedad catártica. O tal vez por la negación. La gran interpretación de Itay Tiran, la elegante fotografía de Pawel Flis y la música desestabilizadora de Marcin Macuk y Krzysztof Penderecki completan este retablo de locuras muy lúcidas. ¿Quién dijo aquello de "novia mojada, novia afortunada"? Uno de los títulos más estimulantes de la temporada.


Para analistas de los miedos culturales (y para novios con dudas).
Lo mejor: La unión de extrañeza e ironía.
Lo peor: Que la corta filmografía de Wrona siga inédita entre nosotros.

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