viernes, 25 de octubre de 2013

Crítica de SOLO LOS AMANTES SOBREVIVEN (ONLY LOVERS LEFT ALIVE), de Jim Jarmusch

En cuestión de pocos años, el cine de género ha sufrido un cambio decisivo que hemos podido observar en un suculento grupo de películas que se han estrenado recientemente. Hasta hace poco se entendía el cine fantástico y/o de terror como un compartimento estanco, con una mística, unos mundos visuales, un perfil de público y unos códigos a lo que estructura, narración y personajes se refiere que lo alejaba de otras corrientes cinematográficas. El panorama actual es muy diferente: el cine fantástico ha extendido su influencia a todos los campos y ha pasado de ser una etiqueta a un poderoso recurso en cuyas posibilidades muchas nuevas voces han encontrado su campo de acción (Jeff Nichols y Take Shelter lo ejemplifican) y en el que otras firmas ya consolidadas han conseguido reformular o al menos insuflar nueva vida a los planteamientos básicos de su sello personal (Lars Von Trier y su Melancolía entre otros). 
Ante esta situación, la llegada de Jim Jarmusch, autor de culto, al terreno fantástico con Only Lovers Left Alive puede resultar una operación poco sorprendente, tal vez un ejercicio más por parte de Jarmusch para confirmar su condición de cineasta que trabaja desde los márgenes para un público que difiere de las tónicas habituales: ahí está la identificación de Jarmusch con dos personajes que viven de espaldas a la realidad pero afectados por ésta, cuya existencia nocturna no es tanto un reflejo evidente de su condición vampira como una forma de subrayar sus diferencias con el resto de la sociedad, que entienden que como vampiros civilizados no pueden ceder a ciertos comportamientos medievales o instintivos (morder y alimentarse de humanos).


Only Lovers Left Alive es eso, pero también mucho más. Estamos ante la reformulación de una temática vampira que había quedado dulcificada, y por ello cercenada, con Crepúsculo. También ante un juego radical en el que importa tanto contar una historia como destruir los cimientos de otras tantas: en sus referencias culturales y estéticas, Only Lovers Left Alive se divierte desordenando lo establecido, y de ello surge un producto tan fiel a sus referentes como totalmente libérrimo. Incluso ante un ejercicio de crítica, no sólo cinematográfica, dentro de una ficción: es indudable que en aquello que leen, tocan, escuchan, dicen y piensan los amantes Adán (Tom Hiddleston) y Eva (Tilda Swinton), y también en aquello que los separa de las nuevas generaciones que vendría a representar el personaje de Eve (Mia Wasikowska), hay un amago por parte de Jarmusch de describir una corriente de acción-pensamiento que, como ocurre con sus personajes, sigue vigente pese a su aparente anacronismo ideológico y estético.


Por todos estos ingredientes, Only Lovers Left Alive resulta apasionante como obra vinculada únicamente a la figura del marginado que ha cultivado Jarmusch todas estas décadas y como film más para sumar a la lista de cintas fantásticas de la nueva corriente. Only Lovers Left Alive pretende tener cierto impacto en la mente del espectador, pero su inventiva reside en sus opciones formales: la película nos zambulle en una atmósfera extravagante, provocadora y cool, por lo que sus ideas tienen una fisicidad y están dispuestas de una forma tan singular que el espectador no puede alejar los ojos de la pantalla. Algunos defenderán que el film es en realidad vanal precisamente por forzar al máximo la distorsión de sus ingredientes, pero otros defendemos que cualquier autor, entre ellos Jarmusch, pueda llevar a su terreno unas pesquisas ya establecidas eliminando o sumando aquello que le interesa (aunque podría parecer lo contrario, hay poca arbitrariedad y capricho en Only Lovers Left Alive: la escena en que Eva coge un libro de la nevera es tanto una futilidad como una chanza cargada de sentido).


Only Lovers Left Alive, en definitiva, es una obra interesante, capaz de crear un mundo propio y al mismo tiempo desmontar otros paralelos. Si uno no quiere explorar sus entrañas, la película pasará por una pesadilla, una genialidad visual. Si uno quiere llegar al fondo del misterio, se encontrará con un film triste y divertido, tan actual como atemporal, incluso de discurso político. El film es una broma grave, o una tragedia divertida, según se mire. Una creación sobre los creadores, porque el personaje que surte de sangre a la pareja de enamorados es un Dios cuya desaparición provoca un cisma en toda la historia. Una trama desconcertante, porque uno no sabe si debe reir o llorar ante un plano final tan lapidario como desquiciado. Un dilema moral, porque los vampiros también podrían ser los humanos que circundan a los protagonistas y que no son capaces de disfrutar de la belleza de una buena canción o un buen poema. Y sobre todo, una de esas películas que demuestran que el cine sigue vivo, capaz de provocar sensaciones encontradas, de juntar los extremos: por encima de todas las cosas, Only Lovers Left Alive es una metáfora sobre la supervivencia del arte. Melancólica y romántica, pero también surrealista y desquiciada.


Para espectadores que saben nadar a contracorriente.
Lo mejor: Su innegable personalidad.
Lo peor: Funcionaría mejor con menos metraje y un pequeño recorte de su segundo plano.

Nota: 8

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