sábado, 26 de octubre de 2013

Crítica de EL MAYORDOMO (THE BUTLER), de Lee Daniels

El mayordomo es una película que convence siempre y cuando el espectador esté dispuesto a no pensar demasiado en las motivaciones de la cinta, en la ideología de su guion o en los intereses de sus responsables. Efectivamente, estamos ante una de esas películas pensadas de cabo a rabo para situarse en las alfombras rojas de la temporada de premios, para gustar a un amplio abanico de críticos y espectadores. El vastísimo reparto logra en la mayoría de los casos aportaciones más que remarcables: la transformación física de Forest Whitaker es una vez más digna de elogio, y el trabajo de la recuperada para la gran pantalla Oprah Winfrey bien merece una candidatura a la mejor intéprete secundaria. Todos los aspectos técnicos, sin deslumbrar, cumplen a la perfección, todo un mérito teniendo en cuenta que la película abarca un espacio temporal de infarto. En las sesiones en cines uno puede comprobar que la platea aguanta sin rechistar las más de dos horas de metraje y muchos incluso salen de la sala con alguna lagrimilla en los ojos. Entonces, ¿cuáles son los problemas de El mayordomo? Vamos a enumerarlos.


1. La película dice basarse en la historia real de Cecil Gaines, mayordomo de la Casa Blanca durante más de tres décadas, pero muchas cuestiones son difíciles de creer: el paralelismo que establece el film entre Gaines y su hijo es del todo forzado. 2. El inicio de la película no podría estar más desenfocado, y el hecho de que no se nos explique bien el drama del personaje en su niñez no ayuda a que podamos entender sus avatares en la edad adulta. 3. Al citarse presidentes, nombres y hechos históricos conocidos por todos, y al ver todo ello en las manos y sobre todo en los rostros de actores que nos resultan todavía más familiares, es normal que uno sienta cierta sensación de extrañeza, como si la película fuese un despropósito plagado de estrellas invitadas y no una verdadera narración con personajes. 4. Al director le interesa muy poco describir los tiempos históricos por los que va pasando su personaje, pero a la vez diseña El mayordomo como un vasto despliegue de medios de cara a las premiaciones. De la misma forma, la película parece encaminada a elogiar a su personaje como buen marido, buen sirviente, buen ciudadano y protagonista, aunque en la sombra, de los cambios sociales y políticas de Norteamérica, pero todo ello no tiene demasiada lógica si tenemos en cuenta que la naturaleza coral del relato imposibilita el desarrollo de su trama principal. 5. En otras palabras: la película ha sido fabricada para los Oscar y alrededores, pero paradójicamente recorta las posibilidades actorales de Whitaker al negarle el protagonismo que merece y el lucimiento de todos los apartados artísticos y técnicos. El resultado es una película excesiva, grandilocuente, demasiado segura de su manipulador mensaje y realmente olvidable. Eso sí: se ve con gusto, no tiene incorrecciones ni sobresaltos, y cuesta ponerse en su contra ante sus considerables virtudes. ¿Estarán dispuestos los Oscar a premiar un telefilm de lujo tan manido? Y a la vez, ¿cómo podremos desde los blogs, los foros y las publicaciones de turno cuestionar unas nominaciones (algunas, no todas) que merece? El mayordomo es la película de la contradicción.


Para los que quieran clases de historia sin tochos y con esquemas.
Lo mejor: La química entre Whitaker y Winfrey.
Lo peor: El discurso patriótico de siempre.

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2 comentarios:

  1. gracias por la critica, la vi el otro dia y me parecio una muy buena pelicula. No coincido con tu percepcion aunque me enriquece, no creo que sea una pelicula necesariamente patriotica, de hecho siento que hay mucha ambiguedad y muestra un contenido que por lo general hollywood no muestra. Whitaker esta brillante.

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  2. Me ha parecido una buena pelicula. Entretenida y con una transformacion del personaje principal, sublime.Todas las demas criticas son producto de quienes no consideran el cine como lo que es, una ficcion interpretada por estupendos actores. y un buen guion. Los mensajes, las interpretaciones partidistas, etc. son un desproposito. Vamos al cine a ver una pelicula y no a participar en un mitin. Yo disfruto mas de ver una buena interpretacion que de una historia mas o menos verosimil.

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