viernes, 4 de octubre de 2013

Crítica de EL EXTRAORDINARIO VIAJE DE T. S. SPIVET, de Jean-Pierre Jeunet

Si Amélie hubiese nacido en un rancho de Montana y hubiese tenido que viajar hasta Washington ella sola a falta del famoso enanito de jardín, seguramente ese personaje, tan estrañable como la reina de Montmartre, habría sido este T. S. Spivet, la mejor creación de Jean-Pierre Jeunet desde la ya clásica fábula parisina. Spivet es con tan sólo doce años un ávido inventor que pretende cruzar toda Norteamérica para recoger un premio de la comunidad científica. Jeunet cuenta con un nuevo recurso para dar relieve a su cuento, el 3D, para hacer al espectador partícipe del mundo de estética far west y planos descabellados que presiden la triste y colorida vida del pillo Spivet: a la hora de acercarse a una familia disfuncional marcada por la muerte de uno de sus miembros, el film toma lo mejor de Wes Anderson; en su exploración de una infancia llena de cortapisas pero libre a lo que imaginación se refiere, la cinta coge lo mejor de Todd Solondz; y en su road movie por los paisajes americanos, historia de aventuras y aprendizaje con parada final en una curiosa mirada al circo mediático, Jeunet se desvela un gran admirador del alma y la estética yanki. Jeunet pinta la película con tonos especiales, y gracias al 3D da la sensación de estar ante la sucesión de viñetas tradicionales bañadas por el brío de la tecnología: su aire retro a la par que moderno es la gran aportación y la singularidad visual más destacable del film. El guion tiene flecos a medio tejer, ya que Jeunet quiere contar mucho en muy poco y resuelve los conflictos de sus personajes de forma más excesiva y extravagante que convincente. Ni que sea por acumulación de ideas y estampas, El extraordinario viaje de T. S. Spivet, basada en la novela homónima de Reif Larsen, es una historia que merecía ser contada y merece ser vista. La buena noticia: Jeunet vuelve a la lucidez de sus inicios, y los años transcurridos han aportado calidez y bondad a su cine. Un bombón irresistible que clausuró el Festival de San Sebastián 2013 y que en octubre llega a las salas francesas para demostrar que Jeunet es uno de los visionarios más destacados de la actualidad.


Para los que quieren vivir una gran aventura.
Lo mejor: Spivet es uno de los pocos niños prodigio que resulta entrañable y no repelente.
Lo peor: Que no se expliquen más cosas del 'hermano' (hasta aquí podemos leer).

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Nota: 7'5

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