Hay una constante que recorre los últimos best sellers de éxito y que atañe también a sus respectivas adaptaciones cinematográficas: son historias aparentemente transgresoras que llevan temáticas y recursos típicos de la literatura de género (véase: el universo vampiro en Crepúsculo, la crudeza de una lucha a muerte con referencias a la pobreza y a la falta de valores actual en Los juegos del hambre) a un terreno juvenil, pero más que una transformación de la narrativa adolescente ese aspecto formal que marca la diferencia es tan solo un pretexto para desarrollar en otros escenarios la misma historia de amor folletinesca (no es casualidad que los dos libros citados dirijan sus intereses hacia la mitad del relato hacia el triángulo amoroso, la figura geométrica más clásica y rancia de la prosa rosa). Los jóvenes de hoy en día se empapan de tramas con falso mensaje, moral escondida y mucha manipulación: se basan, y ojo porque lo que sigue invita al vómito, en la 'pureza' del amor primero y verdadero o, dicho de otra manera, en la defensa de un sentimiento utópico e ideal en el que el enamoramiento es el estado de máximo éxtasis en tiempos de rutina y total insatisfacción (de ello sabe mucho Federico Moccia). Pese a esto, hay que decir que Los juegos del hambre me interesa un poco más, solo un poco, que sus compañeros de estantería. Tal vez porque ese contexto (una tierra dividida en distritos cuyos jóvenes se enfrentan como vestigio de una rebelión pasada) da para mucho más. No es causalidad que viendo la película me viniesen a la memoria películas como Battle Royale, otra referencia a un mundo futuro en el que no queda otra posibilidad que la aniquilación del otro (o la vida como supervivencia), o incluso El show de Truman, por todo el discurso de manipulación mediática que encierra la historia (los concursantes de este juego carnívoro se ven afectados por las decisiones externas de los responsables del programa, a su vez supeditadas por una cuestión de ratings, sponsors e intereses comerciales). Aún así, es obvio que Los juegos del hambre no llega a la violencia gore con crítica social de la primera ni al humor fino del segundo. Porque, de nuevo, si alguien albergaba la mínima esperanza por la película la última media hora demuestra que las reglas del juego siempre estuvieron marcadas por el factor amoroso en su expresión más cursi y ñoña (y lo que es peor: con la promesa de una segunda parte y siguientes). Satisfacer a la muchachada es, por lo tanto, el fin primero de Los juegos del hambre, y ello da una película de estética videoclipera y de videojuego, con constantes planos subjetivos, dirección de fotografía mareante, un uso inexplicable de los flashbacks y secundarios del todo caricaturescos (los personajes de Harrelson, Sutherland y Tucci son, directamente, ridículos). Vaya, que con estas directrices es fácil imaginar la resolución de este reality show no tan diferente al programa Supervivientes que ya se emite. A favor suyo tiene a Jennifer Lawrence, una de las actrices más talentosas de su generación, y una historia que pese a todo entretiene. Lo raro es que Los juegos del hambre venga firmada por Gary Ross, cuyo último trabajo (Seabiscuit) recordaba como una película estéticamente más sobria y situada en el extremo contrario de estas olimpiadas púber. Será que el hambre apremia, que son tiempos difíciles y que las chorradas con granos están a la orden del día.
Pues razón no te falta. Tiene algo de interes (mucho más que "Crepúsculo"...) por el planteamiento inicial y la presencia de Lawrence, que con su carisma se las apaña para mantener la película en pie. Pero para mí lo que más malogra la película es la realización, con esas secuencias de acción tan, tan mal rodadas (por muchos que digan que esta tras ellas Soderbergh...). Si estas hubiesen sido más intensas, creo que mejoraría muchos puntos la película.
ResponderEliminarSi te interesa pasate por nuestra entrada:
http://lagatacongafas.blogspot.com.es/2012/04/cuando-el-hambre-aprieta-hunger-games.html
Un saludo
A mi si me ha gustado bastante, pero como comento en mi blog no me ha gustado que el tema de la historia de "amor" en el libro es ficticia, forzada por la situacion para hacer a la pareja interesante de cara a los patrocinadores, cosa que en la pelicula no se ha plasmado asi.
ResponderEliminarY el otro aspecto que no me ha gustado es la falta de la violencia que si hay en el libro.
Pero por lo demas me ha parecido una mas que digna adaptacion y una pelicula entretenida.
Un saludo!
Un poco mejor de lo que esperaba, pero su mayor desacierto, es el ambiente y diseño de producción, creo que la violencia que maneja es acertada, y la dirección de Gary Ross, la hace menos juvenil y rosa, pero igual no pierde sus defectos de cine juvenil, igual mucho más lograda que otras cintas de tal corte : http://asaltovisual.blogspot.com/2012/03/los-juegos-del-hambre-invitacion.html
ResponderEliminarUna cinta bastante recomendable, independientemente de si hayas o no leído los libros, con buenas actuaciones, una trama muy interesante y que engancha, además de ser un soplo de aire fresco en el cine juvenil-adulto. Además, cuenta con grandes actores, desde Jennifer Lawrence, pasando por Josh Hutcherson, Stanley Tucci y Elizabeth Banks, por mencionar algunos. De verdad vale la pena verla.
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