viernes, 3 de diciembre de 2010

EN EL CAMINO (NA PUTU) 8 / 10

El cine también sirve para cicatrizar las heridas del pasado. Hablando tanto de cine, olvidamos que las películas pueden tener su utilidad. Grvabica, la primera película de Jasmila Zbanic, indagaba en el pasado de Bosnia-Herzegovina para describir el presente, y al mismo tiempo contaba un cuento de maternidad y supervivencia. El cine de Zbanic es comprometido, femenino y eminentemente social. En En el camino, la ganadora del Oso de Oro hace cinco años sigue indagando en los resquicios de su país, religión incluida. Hay varias películas en En el camino, pequeños senderos que recorren la vía principal del film. Esta es la historia de Luna, una mujer joven, azafata de vuelo (y por lo tanto, representante del avance de su país: alguien que vuela, que sabe idiomas, que encarna un territorio que abre sus fronteras al exterior), deseosa de ser madre. El embarazo será 'in vitro', otro elemento de la modernidad. (si la madre de Grvabica fue violada, la chica de En el camino parece yerma por el recuerdo de la guerra: ello demuestra que el cine de Zbanic es también poético y se relaciona con el discurso de otras directoras actuales como la Claudia Llosa de la inmensa La teta asustada). Es la narración de una reivindicación femenina: ella quiere controlar su maternidad, ser independiente. Ello choca directamente con los ideales de su novio Amar, que tras perder su trabajo y caer en la alcoholemia abraza la religión musulmana más extrema. Pero no es la narración de una represión o crítica religiosa. Si Amar bebe es porque quiere olvidar todo lo vivido como soldado en la Guerra de los Balcanes. Zbanic, por lo tanto, nos dice que 'la religión', en un sentido más amplio 'la fe', puede salvar a las personas, al menos ofrecerles una calma, una razón de vivir. En el camino, al final, no es una película tan obvia como parece: es una sutil pero directísima referencia a las víctimas pasadas y presentes de una guerra (véase el momento que Luna vuelve a ver la casa donde pasó su niñez). Y he aquí la grandeza de la propuesta aparentemente simple de la película: decir que la verdadera guerra (social) empieza tras la guerra (armada). Como si el progreso viniese acompañado de integrismos, radicalismos y discursos dogmáticos. Zbanic habla de cómo muchas veces vivimos mintiéndonos, y en ocasiones sin darnos cuenta. La directora ha rubricado una película de rabiosa actualidad: también en España vemos en nuestras calles cómo el nuevo siglo ha traido consigo gente de nuevas culturas, colores de piel, lenguas y creencias. Una variedad tan enriquecedora y al mismo tiempo tan peligrosa. El camino del título es también el de Bosnia-Herzegovina, y de paso el de toda Europa. Habíamos dicho que el cine puede y debe ser útil... Quizás En el camino no lo sea, pero sí es recurrente, educativa y totalmente necesaria. El siguiente eslabón de la fimografía de una autora que va camino, nunca mejor dicho, de convertirse en un nombre de referencia (junto a Fatih Akin, Cristian Mungiu o Danis Tanovic). Cuidado: En el camino será interpretada de múltiples maneras. Un espejo inteligentísimo de la contemporaneidad. No curte, pero enriquece. Felicidades y gracias, Jasmila.

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