A Dialoguista.
El drama carcelario europeo ha sumado en cuestión de un año tres títulos tan diferentes como notables: la española Celda 211, la francesa Un profeta y la rumana Si quiero silbar, silbo. En este último caso, el buen cine viene de un país emergente en todos los sentidos, con unas películas sorprendentes que se sitúan en la primera fila de los gustos festivaleros. Tras 4 meses, 3 semanas, 2 días y Police, Adjective, Si quiero silbar, silbo viene a reivindicar un cine pequeño pero de gran calado, europeo y aún así exótico por las pocas propuestas que llegan a las salas. Ganadora del premio especial del jurado en el pasado Festival de Berlín, para más inri representante de Rumanía para estos Oscar, la ópera prima de Florin Serban es la historia de amor entre dos hermanos en clave thriller. Silviu, nuestro protagonista, está dispuesto a abandonarlo todo y a hacer cualquier cosa para que su hermano pequeño no tenga su mala suerte. Encerrado desde su reformatorio, Silviu pondrá en jaque a todas las autoridades, y el espectador se verá inmerso en una trama tensísima. Silviu mira, respira y camina, todo mientras la cámara lo persigue al más puro estilo dardeniano. Si algo comparte con todas sus compatriotas cinematográficas es el magnetismo de una historia de violencia y corrupción que también puede leerse en clave social. Por ello, uno de los máximos aciertos de la cinta es reducir al máximo tanto su historia como sus diálogos: dejar al espectador sin información es la mejor estrategia para que el giro de trama final llegue a nuestros ojos con toda su virulencia. Si se sabe ir 'más allá', Si quiero silbar, silbo puede interpretarse como el cuento de un despertar sexual teñido de rojo, o una llamada de atención rebelde y adolescente a las adormecidas autoridades policiales (no costaría ver Si quiero silbar, silbo como una reevocación de Los 400 golpes de Truffaut). También una indirecta descripción de la Rumania decadente de hace dos décadas, marcada por el camino de esos dos hermanos (el primero es consciente de sus limitaciones, mientras que el segundo, como cambio generacional y también social, puede 'salvarse' dentro de la lógica de la historia). Este cuento de expiación y sacrificio explota en la pantalla gracias sobre todo a su actor protagonista, un George Pìstereanu colosal (sin exagerar, una de las mejores interpretaciones del año). Esta tarde Pistereanu peleará contra Tosar por el EFA al mejor actor europeo del año. Todo queda entre rejas. Y afortunadamente, entre buen cine. Nota: 7'5
Muchas Gracias Xavi!!! Que alegrón esa dedicatoria ;D
ResponderEliminarY que bueno que te gustó, cine pequeño pero no por eso fácil, muy bien logrado.
¿y el cineranking tendrá el 7 o el 8? aaa lo sabremos, lo sabremos ;)
Excelente crítica, muchas gracias por compartirla con tus lectores y lectoras ^^
ResponderEliminar