CRÍTICA | DELICIOSA MARTHA, de Sandra Nettelbeck

DELICIOSA MARTHA (BELLA MARTHA)

Alemania, 2001. Dirección y guión: Sandra Nettelbeck Música: Keith Jarrett, Arvo Pärt y David Darling Fotografía: Michael Bertl Reparto: Martina Gedeck,  Sergio Castellitto,  Maxime Foerste,  Sibylle Canonica,  Katja Studt, August Zirner, Idil Üner,  Oliver Broumis,  Ulrich Thomsen,  Antonio Wannek, Angela Schmidt, Gerhard Garbers, Diego Ribon Género: Comedia dramática Duración: 109 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 26/07/2002.

¿De qué va?: Una cocinera de primer nivel cuida de su sobrina tras la muerte de su hermana. La entrada en sus cocinas de un chef italiano le hará replantear su carrera.

Uno de los mayores éxitos europeos de público de principios de la década pasada, Deliciosa Martha, nos cuenta la historia de una cocinera que trabaja en un restaurante de alta categoría de Hamburgo y está dedicada enteramente a su trabajo. Sin embargo, su vida dará un giro cuando deba hacerse cargo de su sobrina debido a problemas familiares. El comienzo es bastante prometedor, ya que parece que se va a realizar un estudio más introspectivo del personaje antes de entregarse a una comedia romántica, elegante, sí, pero ligera al fin y al cabo. El guión es en general tópico y tiene bastantes clichés, en especial en toda la parte referente al contraste entre los alemanes (profesionales pero infelices) y los italianos (despreocupados pero satisfechos con su vida).  El trascurso también es muy previsible, de hecho, a la media hora más o menos ya sabemos cuál va a ser el final atando unos pocos cabos. Es cierto que juega al despiste y que parece que va a acabar de otra manera, pero, finalmente, acaba concluyendo un tanto precipitadamente de la forma esperada, aunque, por qué no decirlo también, seguramente la más adecuada. Es una pena, porque hay elementos que sí consiguen elevar la película, como su tono refinado y sofisticado, bastante bien llevado, o las actuaciones de la pareja protagonista, con especial mención para Castellitto. Los mejores momentos, eso sí, se encuentran en las discusiones en cocina, cuando la protagonista saca su carácter y arranca algunas risas al público. En definitiva, una película simpática que se ve bien y que disfrutarán especialmente los apasionados de la buena comida pero que, al menos para quien escribe, no perdurará mucho tiempo en la memoria.

Crítica escrita por Jesús Onieva

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