miércoles, 14 de febrero de 2018

CRÍTICA | MARSHALL, de Reginald Hudlin


La América negra y sus símbolos
MARSHALL
Nominación a Óscar, Satellite y Critics Choice Award a la mejor canción original
EE. UU., 2017. Dirección: Reginald Hudlin Guión: Jakob Koskoff y Michael Koskoff Música: Marcus Miller Fotografía: Newton Thomas Sigel Reparto: Chadwick Boseman, Kate Hudson, Dan Stevens, James Cromwell, Josh Gad, Sterling K. Brown, Jussie Smollett, Rozonda 'Chilli' Thomas, Marina Squerciati, Keesha Sharp, Jeremy Bobb, Josie DiVincenzo, Sophia Bush, Derrick Baskin, Robert S. Bates, Jeffrey DeMunn, Ahna O'Reilly Género: Drama biográfico. Thriller Duración: 115 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España (Rakuten TV y Movistar +): 13/02/2018
¿De qué va?: En el Connecticut de principios de los años 40, un chófer negro es acusado de violar a la mujer para la que trabaja. Un abogado local sin experiencia y un representante de NAACP, encargada de defender los derechos de la comunidad afroamericana, se encargarán del caso.  




Al inicio de Marshall, unos títulos de crédito nos recuerdan que lo que vamos a ver está basado en hechos reales. Al acabar, los mismos rótulos se repiten, esta vez para aclararnos que Thurgood Marshall, el héroe de la historia, se convirtió en el primer juez afroamericano de la Corte Suprema de Estados Unidos, un hito que mereció los elogios del mismísimo Marthin Luther King. Sólo con esos datos, queda claro que Marshall, en paralelo a sus virtudes o imperfecciones cinematográficas, se vehicula sobre la presentación y la defensa de un personaje, actualizando su legado mediante la mitología que siempre imprimen las imágenes en movimiento. Marshall, en este sentido, entronca con El mayordomo, Selma y otros títulos recientes que reivindican el "movimiento negro" en la Norteamérica de Trump, una moda que a nivel mediático desató el #Oscarssoblack y el inesperado pero no injusto Academy Award de Moonlight. Este espacio criticó con motivo del estreno de Mudbound la escasa originalidad de la industria estadounidense, así como su insistencia en causas que, más allá de su valor histórico, no aportan nada en términos artísticos. Podríamos repetir el mismo discurso al calor de esta Marshall, aunque en este caso es interesante destacar cómo la película, pese a venir firmada por un director de carrera muy irregular y defendida por unos actores no especialmente brillantes, consigue atraer nuestro atención en todo momento, dosificando con atino la información, los giros y las implicaciones sociales de su historia, por mucho que no ofrezca nada nuevo al tan trillado subgénero de juicios. Al final, contra todo pronóstico, la película, que podría leerse como una revisión de En el calor de la noche, trasciende ese prólogo y epílogo informativo para ser un entretenimiento muy digno. Pero ya se sabe: en Hollywood, más si cabe en la carrera del Óscar, no hay que ser una cinta importante, sino parecerlo.


Para adictos al cine de juicios.
Lo mejor: Su sentido del ritmo.
Lo peor: No deja de ser "una cinta mil veces vista".


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