lunes, 19 de septiembre de 2016

SAN SEBASTIÁN 2016 | CRÓNICA - DÍA 4


Día 4: Entre actrices y policías anda el juego.

La lluvia no cesa. El nivel cinematográfico general está remontando, como la climatología. Pero hay que ser positivos. Hoy hemos tenido distintos intérpretes que nos han salvado más de una proyección. En sentido literal y metafórico. Porque hay actores que pueden elevar una película hasta límites insospechados. Incluso hay actores que, directamente, "son" la película. A "ellos", y sobre todo a "ellas" (o debería decir "elle"?) va dedicada esta crónica.

ISABELLE HUPPERT. Es "la Huppert". La actriz total. La diosa pelirroja. La mujer que más ha aportado al cine europeo, no solo francés, de las últimas décadas. Acaba de rodar lo nuevo de Haneke, estuvo en Toronto dando a conocer su nuevo estreno y ahora la tenemos en Donostia presentando dos películas, ambas de inminente estreno en España. Aquello de que las actrices de cierta edad no tienen papeles en la gran pantalla no va con ella. Y nosotros nos alegramos. A la reina lo que es de la reina.

L'avenir, de Mia Hansen-Løve. Sección Perlas.
En "L' avenir", Huppert interpreta a una profesora de filosofía cuya vida da un vuelco al cumplir los sesenta años. Los hijos se han independizado, su marido tiene una amante y su madre no para de incordiarla. De pronto se encuentra sola con la única compañía de un gato negro y una casa repleta de libros, pero ahí está Huppert para llenar el encuadre con su presencia. Con toques cómicos y una historia que, sin ser biográfica, sí se intuye personal, la directora Mia Hansen-Løve captura la vida en su estado más puro. Las incertidumbres, la melancolía, las renuncias, el paso del tiempo, el peso de las nuevas generaciones, la necesidad de reinventarse, el abismo del nido vacío, la libertad que este implica... Una cinta en la que parece no pasar nada y al mismo tiempo ocurre todo. Huppert, de nuevo, nos deja boquiabiertos con una mirada o una mueca. Nada más... y nada menos. Una actriz imperial para una película preciosa.

Elle, de Paul Verhoeven. Sección Perlas.
El doblete de la musa de Chabrol se completa con "Elle", declarada por méritos propios la película más maquiavélica del 2016. Aquello que los modernos describirían como un film "muy heavy", "megahardcore". Verhoeven nos ha dejado de piedra con la intrincada crónica de una mujer que en el minuto uno de metraje es violada en su propia casa por un encapuchado. Lo que sigue a esa escena no es menos truculento, pero no haremos spoilers: tenéis que descubrirla por vosotros mismos. Si creéis que en el cine y en la vida no se puede hacer humor de todo, "Elle" os resultará repulsiva e inmoral. Y si por el contrario os dejáis llevar por un guión que no da tregua y aceptáis la perversión como el pan nuestro de cada día, el nuevo trabajo del firmante de "Instinto básico" os encantará. Para quien escribe, "Elle" habla de cómo los seres humanos esconden sus miserias tras una fachada de falsa normalidad. Y por miserias puede entenderse psicopatías, asesinatos, tendencias sadomasoquistas y otras desviaciones. Tal y como suena. Las ganas de leer el libro "Oh..." son inmensas: si es tan incendiario como la película, no nos extraña que nadie haya tenido los bemoles de traducirla al español y publicarla en nuestro país. Por fortuna ahí están Verhoeven (en el mejor trabajo de su filmografía) y Huppert (en su interpretación más sibilina desde "La pianista") para emprender todos los riesgos habidos y por haber. Una bomba hecha película.

María (y los demás), de Nely Reguera. Sección Nuev@s  Director@s.
BÁRBARA LENNIE. Nuestra "niña de fuego" quiere más Goyas. Su próximo intento será con "María (y los demás)", una de las óperas primas patrias más imponentes del año (a riesgo de que "Tarde para la ira" eclipse a todo y a todos). Si "L'avenir" habla sobre la crisis de los 60, "María (y los demás)" aplica el mismo esquema con un personaje de "treinta y pocos". Será que estamos más cerca de esa edad que de la madurez de Huppert, pero a los periodistas, cuya media de edad cada día es más baja, nos ha divertido e incluso emocionado. Una obra generacional que expone el estado de desasosiego de una persona cuya vida ha quedado detenida en el tiempo a la vez que todo su entorno parece moverse a un ritmo vertiginoso. La pobre María es incapaz de tomar las riendas de su vida: todo en ella es provisional, inseguro, "a medio hacer"... Y desde la butaca nos apiadamos de ella, nos reímos con sus cambios de humor y sentimos sus problemas como propios. Méritos de tener a una Bárbara Lennie pletórica sosteniendo la cinta en todas sus escenas. Sí, lo confieso: yo también me he sentido en algún momento como María. Con un metraje más ajustado y algún subrayado de menos sería redonda. El resultado, con todo, tiene verdad y encanto. Que no es poco.

Lady Macbeth, de William Oldroyd. Sección oficial.
FLORENCE PUGH. La sección oficial mejora por momentos. Hoy se suma a la lista de candidatas a la Concha de Oro "Lady Macbeth", cinta británica que cuenta la historia de una joven que mantiene una relación extramatrimonial con uno de sus empleados. La película muestra a un personaje en constante proceso de locura: la pasión y el deseo por preservar a toda costa sus devaneos sexuales la llevan a la enagenación. La protagonista inicia un descenso a los infiernos que la cinta retrata con austeridad escénica, diálogos más bien parcos y una atmósfera de época nada recargada. Florence Pugh, actriz de la que tenemos muy pocas referencias, defiende con solidez este personaje tan desagradecido, si bien en numerosos momentos queda opacada por la intérprete que da vida a su criada negra. La tensión puede cortarse con un cuchillo, pero a la cinta le falta fogosidad. O tal vez ese era el objetivo de sus responsables: mostrar un contexto deshumanizado en el que el amor es sustituido por acuerdos matrimoniales, y en el que el sexo se reduce a un intercambio de fluidos. Una obra tosca y seca que puede gustar mucho al jurado. Pugh ya es bienvenida a la larga lista de grandes actrices que han defendido en algún momento de su carrera a "Lady Macbeth". De lo más granado de la sección competitiva.

Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen. Sección oficial.
ROBERTO ÁLAMO. El cine español sigue abonado al thriller. Lo nuevo de Rodrigo Sorogoyen es heredero directo de "La isla mínima": mezcla buddy movie con drama social, y lo hace con pocos medios y muy buena factura (gran dirección de fotografía, solo por citar el apartado más destacable). Mantener al espectador en vilo durante dos horas y que cada personaje, desde el más relevante hasta el más anecdótico, tenga su propio espacio es un gran logro. Pero puestos a elegir nos quedamos con Roberto Álamo, un policía que ejerce la ley de la fuerza bruta con sus compañeros de trabajo, mujer e hijos. Le secundan Antonio de la Torre en otro de sus grandes trabajos y Javier Pereira, casi irreconocible como "malo malísimo".  No llega a ser tan rotunda como la cinta de Rodríguez, pero es cine de primerísimo nivel. Sólo un pequeño apunte malicioso: la trama guarda bastantes relaciones (demasiadas) con la serie catalana "Nit i dia".

A todos estos nombres podríamos sumar otros igual de interesantes... pero los tendréis condensados en la crónica de mañana. Este martes sustituiremos las actrices por los monstruos: el de Bayona, el de Vigalondo y el sueco de "Jatten (The Giant)". En veinticuatro horas, más (y mejor).


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