jueves, 21 de abril de 2016

CRÍTICA | JULIETA, de Pedro Almodóvar


Un nombre. Un alma. Dos cuerpos
JULIETA, de Pedro Almodóvar
España, 2016. Dirección: Pedro Almodóvar Guión: Pedro Almodóvar, a partir de los relatos Silencio, Pronto y Destino de Alice Munro, reunidos en el libro Escapada Música: Alberto Iglesias Fotografía: Jean-Claude Larrieu Reparto: Emma Suárez, Adriana Ugarte, Daniel Grao, Inma Cuesta, Darío Grandinetti, Rossy de Palma, Michelle Jenner, Pilar Castro, Susi Sánchez, Joaquín Notario, Nathalie Poza, Mariam Bachir, Blanca Parés, Priscilla Delgado, Sara Jiménez, Agustín Almodóvar, Bimba Bosé Género: Drama Duración: 95 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 08/04/2016
¿De qué va?: Julieta, una mujer solitaria, ha encontrado el equilibrio emocional al lado de Lorenzo, con el que planea mudarse a Portugal. Todo se desploma cuando Julieta se reencuentra de forma fortuita con una persona de su pasado: ese momento tendrá efectos devastadores en el presente, a la vez que nos llevará treinta años atrás en la vida de la protagonista.


Julieta es una historia dramática, de personas que se convierten en espectros, como las grandes mujeres de los mitos clásicos. Hay comedia (esa Adriana Ugarte diciendo '¡qué jartura de viaje!', ese símil de la diosa grecolatina con los cuerpos de Kim Basinger y Ángela Molina, etc.), pero comedida, incluso inapreciable. Quién nos iba a decir que al director más verborreico del país acabaría sobrándole las palabras. Almodóvar distanciándose de sí mismo para, paradójicamente, seguir fiel a sus principios.

Julieta es la historia de un marido que trabaja en el mar, de un padre que labra la tierra y de una hija que se esfuma casi por los aires. La naturaleza y el misticismo encuentran un equilibrio pocas veces alcanzado. La geografía del film acoge estampas nevadas, el sol andaluz, el exhuberante verdor de los prados del norte y el devenir de un Madrid que parece un gran barrio asfixiante. Estampas interiores y exteriores que dibujan una vida en apenas hora y media de metraje. Una síntesis magistral.


Julieta es una historia con una ama de llaves al más puro estilo Rebeca, con un incidente ferroviario que hubiera enamorado al genio Alfred y con dos mujeres rubias que son dos cuerpos compartiendo una misma alma. La escena de la toalla, clásico instantáneo de los fotogramas almodovarianos, es un ejemplo de que estamos ante el Almodóvar más hitchcockiano. También, por qué no, bergmaniano. En todo caso, grave, serio, aterrador.

Julieta es una historia de cartas con destinatario pero sin remitente, de rojos vivos y de negros intensos, de dolor pero sobre todo de desasosiego y agotamiento. Cada objeto encierra un mundo propio, cada color aporta y todo suma, desde los cuadros y libros que aparecen en el piso de la protagonista hasta las prendas que viste. Almodóvar ha encontrado cierta sencillez en su gramática desbordante, rebaja sus excesos sin renunciar al barroquismo marca de la casa. Logros propios de un genio.


Julieta es una historia femenina (Emma Suárez roza la perfección), pero en la que habitan dos personajes masculinos comprensivos y generosos que acunan a la protagonista en sus peores momentos. Como narrador, Almodóvar también se muestra bondadoso: de ahí que el último plano de la cinta sea en verdad una intuición, un pálpito, la promesa de un final antes que una verdadera resolución. Hay cosas que no vemos (de ahí las elipsis) porque pertenecen a la intimidad de Julieta, porque hay razones que no obedecen a razones y que forman parte de la privacidad de madre e hija.

Julieta es una historia sobre la culpabilidad, el amor y la entrega. Una demostración de que, aunque somos dueños de nuestros devenires, nunca podremos controlar el impacto que tiene lo que hacemos y lo que decimos en los demás. Tampoco de aquello que no hacemos y no decimos. Los humanos dependemos de los dioses. Julieta es física pero inasible. Al fin y al cabo, contradictoria. De ahí que una de sus grandes frases sea "tu ausencia llena mi vida y la destruye". Eso la convierte en mágica.


Para almodovarianos que quieran substituir la risa por la conmoción.
Lo mejor: Te crees que Adriaga Ugarte y Emma Suárez son la misma persona, y que Susi Sánchez es su madre. Su sutil intrahistoria de amistad-dependencia homosexual. Funciona por capas: se disfrutará más en nuevos visionados. Aunque aquí "disfrutar" signifique "pasarlo mal".
Lo peor: Algunos criticarán que Almodóvar haya optado por una película más íntima y menos lúdica. Parece que un drama debe llevarte a la lágrima de inmediato. Almodóvar consigue algo más difícil: que el llanto llegue horas después. Julieta no gustará a los que busquen una empatización inmediata.


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