martes, 10 de noviembre de 2015

CRÍTICA | MI GRAN NOCHE, de Álex de la Iglesia


Qué pasará, qué misterio habrá, puede ser...
MI GRAN NOCHE, de Álex de la Iglesia
Festival de San Sebastián 2015: Sección oficial fuera de concurso
España, 2015. Dirección: Álex de la Iglesia Guión: Álex de la Iglesia y Jorge Gerricaechevarría Música: Joan Valent Fotografía: Ángel Amorós Reparto: Raphael, Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Luis Callejo, Carmen Machi, Jaime Ordóñez, Santiago Segura, Enrique Villén, Hugo Silva, Carolina Bang, Terele Pávez, Carmen Ruiz Género: Comedia negra Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 23/10/2015
¿De qué va?: En pleno agosto, en una nave industrial y entre una masa que reivindica mejoras salariales, un equipo televisivo se dispone a grabar el programa especial de Nochevieja. El cantante Alphonso es la gran estrella, pero el nuevo ídolo juvenil parece quitarle peso en el cartel del show. Los presentadores se pelean, el público repite aplausos y risas falsas... y mientras tanto, en las salas de maquillaje y entre bambalinas, se urden distintos complots, todos disparatados. La crónica de una gran noche en la que puede suceder cualquier cosa.


Mi gran noche confirma aquello que ya sabíamos: el cine de De la Iglesia es una fiesta infinita, delirante y lúcida en la que se dan cita criaturas disparatadas, con una sorprendente capacidad para quitarse sus máscaras y dar rienda suelta a su lado más salvaje. Sin remordimientos, sin que el director ponga límites a su desenfreno, celebrando por todo lo alto el frenesí más desatado. Las películas de De la Iglesia, por todo ello, atesoran un componente catártico y anárquico muy particular que en un principio parecía vinculado al cine fantástico de regusto yanki (Acción mutante, El día de la bestia) y que ahora, en esta noche de espíritu 'raphaeliano' y 'berlanguiano', se revela esperpento netamente castizo. Tan español, vaya, como la liturgia de Nochevieja, la crisis económica, la envidia endémica y la 'telebasura'.


De la Iglesia vuelve a recurrir a la figura del 'pobre diablo' como antihéroe de nuestros tiempos (Pepón Nieto está excelente), insiste en llevar a sus bestias hasta espacios elevados como metáfora de una histeria colectiva sin posibilidad de retorno (Areces y Ordóñez intentan disparar al ídolo de masas a varios metros de altura y entre bambalinas) y nutre su nómina de madres controladoras (Pávez), 'femmes fatales' nada convencionales (Suárez, Bang) y guiños a elementos de la cultura popular (de Raphael a un Mario Casas en clara imitación del Chayanne superventas de turno), entre otros arquetipos. La suma de sus numerosas partes da como resultado una película que, aun pudiendo parecer deslavazada, resulta muchísimo más interesante que las anteriores Las brujas de Zugarramurdi y sobre todo La chispa de la vida


Mi gran noche 'sube' rápido, como un cava navideño y efervescente, pero también tiene su enjundia si se disfruta sorbo a sorbo, personaje a personaje, chiste a chiste. Otra obra de arte bizarro para ese estupendo museo de los horrores patrios que es la filmografía de De la Iglesia. Y ya va siendo hora de que alguien diga que, asumiendo que Almodóvar está entrando en el crepúsculo de su carrera, el bilbaíno es el director más popular, personal, respetado y relevante del cine español de nuestros tiempos. Que siga la celebración, a pesar de sus excesos.


Para los feligreses más fieles de De la Iglesia.
Lo mejor: Raphael se ríe de sí mismo y refuerza todavía más su aureola de estrella.
Lo peor: La escena del helicóptero final, más 'mortadeliana' y menos ácida de lo que debería.


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