martes, 6 de octubre de 2015

CRÍTICA | AMAMA (ABUELA), de Asier Altuna


Raíces
AMAMA (ABUELA, WHEN A TREE FALLS), de Asier Altuna
Festival de San Sebastián 2015: Sección oficial
España, 2015. Dirección y guión: Asier Altuna Fotografía: Javier Agirre Erauso Música: Javi P3Z y MURSEGO Reparto: Iraia Elias, Kandido Uranga, Klara Badiola, Ander Lipus, Manu Uranga, Amparo Badiola, Nagore Aranburu Género: Drama Duración: 100 min. Tráiler: Link Fecha de estreno en España: 16/10/2015
¿De qué va?: Una familia. Un caserío. Una hija y un padre en conflicto. Tres árboles pintados con colores distintos. Unos hermanos poco unidos. Una abuela que observa en silencio los cambios generacionales. Un choque entre la realidad rural y urbana del País Vasco. Un film cargado de símbolos que pone sobre la mesa los valores de la familia y la tradición, y de cómo los nuevos tiempos cambian un legado que parecía inamovible.


Amama (Abuela) es una oda a las raíces, con visión crítica y pequeñas gotas de melancolía. Describe las interioridades de sus personajes para trazar la geografía emocional de la realidad vasca. Local y a la vez universal. Una obra estética y lírica que se debate entre el progreso y la tradición, entre la ciudad y el campo, entre el caos de la urbe y la dureza del caserío. Los espectadores vemos la historia desde los ojos de Amaia, la hija rebelde y temperamental que, a pesar de oponerse a los valores tradicionales, siente la necesidad de honrar a sus antepasados dedicándole a su abuela una retrospectiva artística a partir de imágenes, vídeos y montajes caseros. Y a su vez, la película está presidida por la mirada penetrante de la 'amama', una mujer solemne, la voz de la sabiduría que resta en silencio, poseedora de una belleza ancestral. Así es Amama: una cuerda tirante entre el pasado y el futuro, la antigüedad y la modernidad. Y entre los nudos de ese hilo fino a la par que robusto, hay espacio para una historia de mujeres que callan y gritan, de hombres que plantan y talan árboles, de amor a la naturaleza y de amor a los semejantes. 


Un film de ideas, pero sobre todo de sensaciones. Una película, en otras palabras, que se siente y que crece en la memoria del espectador. No es una obra que sigue los cánones habituales, tampoco pretende gustar a todos los públicos, pero si se accede al corazón de su historia, Amama se convierte en una experiencia genuina y singular. La confirmación de un cine vasco que revisa sus bases dando rienda suelta a una ficción que, tras Loreak, se abre a todo tipo de posibilidades. Una cinta entre la etnografía y el drama personal que puede generar filias y fobias a partes iguales. A quien escribe, Amama le dejó tocado y pensativo tras su pase en el Festival de San Sebastián. Algunos de sus fotogramas son lienzos sobrecogedores que se graban a fuego en la memoria del espectador. Se le pueden reprochar muchas cosas (cierta insistencia en su entramado de símbolos y referencias), pero siempre cuenta con verdad y alma. Y cuando un film se muestra sincero y desnudo ante su audiencia, el público responde con la misma generosidad. Una de las mejores películas de la temporada.


Si te gusta esta reseña, vótala en Filmaffinity

Para buscadores de películas con personalidad propia.
Lo mejor: El rostro de Amparo Badiola.
Lo peor: Le sobra vehemencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario