miércoles, 5 de agosto de 2015

CRÍTICA | STUDIO 54, de Mark Christopher


STUDIO 54, de Mark Christopher
Largometraje nº 40: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección oficial a concurso
Elección de José Miguel Portugués
EE. UU., 1998. Dirección y guión: Mark Christopher Duración: 90 min. Género: Drama Tráiler: Link Reparto: Ryan Phillippe, Neve Campbell, Salma Hayek, Mike Myers, Sela Ward, Breckin Meyer, Sherry Stringfield, Michael York, Heather Matarazzo, Lauren Hutton, Mark Ruffalo, Ellen Albertini Dow
¿De qué va?: En el Nueva York de finales de los 70, distintos personajes se agolpan a las puertas de la discoteca del momento. El club, caracterizado por su exclusividad y la espectacularidad de sus fiestas, centra la crónica social de las distintas publicaciones. Shane, un joven de aspecto atlético, entra de rebote en ese universo pomposo, sin saber que pronto acabará engullido por una espiral de drogas, adicciones y rutinas disolutas. 


RESEÑA XAVIER: Studio 54 era la sala de fiestas más popular de Nueva York en los años 70 y 80. El film de Mark Christopher vuelve a los años de la música disco para contarnos la sempiterna persecución de un sueño americano que nunca resulta ser la arcadia prometida. La película tiene una pericia especial a la hora de describir la época en la que se enmarca gracias a una correcta ambientación, pero le falta energía y rotundidad para ser el documento completo de un tiempo, el termómetro definitivo de una generación que cayó engullida en una espiral de drogas y deseos rotos. Los planteamientos de Studio 54 son demasiado naifs, sus personajes son un tanto planos y gran parte de sus conflictos internos se resuelven con la vistosidad y las trampas de un culebrón de media tarde; y pese a todo, el film es un estimable retrato de la manipulación, de la lentejuela que brilla mucho pese a parapetarse en la nada absoluta. El reparto del film, además, parece entrar en simbiosis con la tónica de la película: curiosamente, ninguno de los actores, pese a sumar ciertos éxitos a finales de los 90, ha logrado imponerse en el todopoderoso Hollywood. Mike Meyers (¿su mejor interpretación?), Salma Hayek (en plena crisis post-Abierto hasta el amanecer) y su generosa selección musical son los grandes reclamos de un film que no pasará a la historia, pero que seguramente es una de las propuestas más entrañables del festival.

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RESEÑA DANIEL: Studio 54 es de aquellas películas que se aprecian más por la nostalgia que muchos sienten por ella que por los valores cinematográficos propiamente descritos en el metraje. No nos cuenta mayor cosa. Baile, música, luces. Drogas, alcohol, sexo. Y así, en esa vorágine espacial de renombre se desarrolla la recreación de la que fuera una de las más elogiadas y deseadas discotecas de una Nueva York refulgente. Siento que el film se queda a medias en su presentación de una sociedad marcada por el estatus, el glamour y el incesante deseo de ser parte de la exclusividad y la mirada crítica hacia la misma. No atina a marcar con vehemencia esa necesidad, aunque lo que sí logra con bastante margen es recrear esa seducción siempre presente en todo grupo; ese desenfreno sexual y la concebida invitación a formar parte de una utopía. Destaca, eso sí, su banda sonora, porque si nos detuviésemos a hablar de las actuaciones habría que fijarse mejor en su apartado artístico. Y en base a lo dicho, temo condenar a este producto como un mero entretenimiento para ver y olvidar. 

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RESEÑA ISIDRO: Studio 54 es el caso perfecto de canción que se come viva la película en la que sale. Confienso que desconocía completamente la existencia de esta película, y al Tato le pregunté y a él tampoco le sonaba, así que fíjate tú. Es más, pongo la mano en el fuego por que en las cien veces diarias que ponen el If you could read my mind en Melodía FM los locutores tienen que mirar la chuleta para refrescar el título de la película. Ser un filme poco conocido no tiene por qué restarle valor al mismo, hay muchas joyas ignoradas que merecen ser descubiertas y reivindicadas, pero Studio 54 definitivamente no es una de ellas, y es que es más bien bisutería de los chinos. El protagonista es más soso que el palo de un polo, y su trama de “descubro un mundo nuevo que me gusta y quiero realizarme a través de él aunque sea un tanto sórdido” no tiene ni chicha ni limoná, se limita a lo básico y el guión tiene la inútil habilidad de sortear o de pasar muy por encima los conflictos morales más interesantes (aunque parece ser que en la sala de montaje hubo más tijeras de las que deberían). Y quizás no conecto con su efusiva nostalgia porque más que de discotecas soy de garitos donde sirvan cerveza barata, rock y oscuridad, a lo el Winchester de Zombies party, ¡esa película sí que molaba! Y los zombis daban menos grimilla que Mike Myers. 

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RESEÑA MAYRA: Studio 54 pretende ser un reflejo de aquella época ochentera donde el club del mismo nombre estaba en su apogeo y era el lugar que todos querían visitar, pero al que sólo algunos tenían el privilegio de ingresar. Dentro de Studio 54 todo es rimbombante y excesivo, la mayoría de los visitantes o son famosos y adinerados o están allí en busca de aquello. Las drogas, el sexo y el alcohol son parte del encanto de este club que deslumbrará al protagonista de esta historia, que entrará allí en busca de un sueño: llegar a ser importante y reconocido. Para ello, hará hasta lo imposible por lograr su meta y se sumergirá en una vida de excesos de la que el espectador será testigo. Casi dos horas de desenfado y fiesta continua en búsqueda de una nueva identidad y un renombre. Una cinta que si bien pudo haber sido todavía más interesante se quedó a medias y llega a resultar un poco plana. Aun así, se deja ver. Entretenida y con buena ambientación musical. 

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RESEÑA MIGUEL: Studio 54 cuenta probablemente con uno de los repartos más anodinos que uno se pueda imaginar. Cuando en el cartel del film te presentan a Ryan Phillippe, Neve Campbell y Salma Hayek, uno ya no se puede esperar nada bueno. Y como era de esperar, las prejuiciosas impresiones fueron acertadas. Studio 54 es una película lamentablemente muy superficial y plana, que podría haber sido algo muy diferente si la hubiese dirigido alguien con talento; pues analizar los días de una de las discotecas más importantes de la década de los 80 es una premisa muy atractiva. En cambio, se asemeja a un telefilm guatequero, que lo único que aporta es la nostalgia y el recuerdo de aquella época transgresora que a muchos encandiló. 

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VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

La idea de convertir al Studio 54 en un mundo autónomo que no necesita de la vida exterior, con sus propias leyes, figuras humanas y decorado, resulta atractiva sobre el papel. Pero necesitaba de un mayor flujo de situaciones con peso específico más allá de los flirteos de Shane con la cantante y esposa de su amigo, los numeritos hedonistas del local, las referencias a visitas de famosos o la explotación de un fenómeno que vuelve a estar de moda: la música disco. Similar a 'Boogie Nights', pero con menor espesor dramático. Quim Casas, Dirigido por, Nº 275

NOTA DE LA CRÍTICA

Filmaffinity: 5'6 / IMDB: 5'8 / Sensacine: 5'2 / Metacritics: 2'34 / Rottentomatoes: 2'85
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VALORACIÓN DEL JURADO FESTIVAL

El jurado del CSF ha decidido promover el film a  
3 PREMIOS DEL FESTIVAL:


Mejor banda sonora original: MARCO BELTRAMI
Mejor banda sonora adaptada
Mejor canción: If You Could Read My Mind

NOTA DEL JURADO

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