CRÍTICA | EL FUEGO FATUO, de Louis Malle

EL FUEGO FATUO (LE FEU FOLLET), de Louis Malle

Largometraje nº 23: Cinoscar Summer Festival 2015: Sección oficial a concurso

Elección de Alejandro Salgado Baldovino

Francia, 1963. Dirección: Louis Malle Guión: Louis Malle, a partir de la novela de Drieu La Rochelle Duración: 110 min. Género: Drama Tráiler: Link Reparto: Maurice Ronet, Léna Skerla, Jeanne Moreau, Yvonne Clech, Hubert Deschamps, Jean-Paul Moulinot, Mona Dol, Pierre Moncorbier, René Dupuy, Bernard Tiphaine, Bernard Noël, Ursula Kubler, Alexandra Stewart
¿De qué va?: Alain ha pasado una larga temporada confinado en un centro de rehabilitación. Al restablecerse su salud, el hombre se dispone a reencontrarse con las personas que marcaron su vida en el pasado.
Palmarés: Premio especial de jurado del Festival de Venecia.

RESEÑA MAYRA: El sombrío personaje de Alain (Maurice Ronet) parece estar cansado de la vida, de su soledad, de no ser amado y de ser incapaz de amar. Todo esto lo lleva a planear un viaje, y el espectador será testigo de una despedida que intentará mostrar la vida y las razones que han orillado ha dicho personaje a la decisión que atisbaremos al final. La cinta transcurre con un ritmo pausado y un ambiente nostálgico con buen acompañamiento musical y fotografía. La historia resulta interesante, algo filosófica y existencialista, pero, aun así por momentos me parece un tanto inverosímil o absurda, básicamente porque hay gente con tragedias peores y encuentran un ‘halo de luz’, mientras que este sufre por aparentes pequeñeces, pero luego vuelvo a pensar en la escena final, y recuerdo eso de que “para la hormiga el roció es una inundación” y pienso: ¡cuántas personas en el mundo de alguna manera han representado esa escena final!, donde tal vez para todos a su alrededor parece algo imposible de creer pero ha sucedido, aun cuando creyeron que no había razón suficiente para que lleguen a ese punto. Y entonces me creo un poco más la historia que nos narra Malle. Sin duda El fuego fatuo es una cinta interesante que merece ser visionada. 

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RESEÑA MIGUEL: La Nouvelle Vague es el nombre que recibieron el grupo de directores franceses surgidos en los años 50 que quebraron las reglas impuestas por el cine francés, y confeccionaron películas de espíritu libre, y sobre todo con una técnica novedosa. Chabrol, Truffaut, Godard, Malle, etc., son ejemplos de directores que se guiaron por esta nueva ola. A mí particularmente es un tipo de cine que de entrada me llama la atención, en el que he encontrado grandes obras maestras, y también grandes decepciones. Sea como fuera, la Nouvelle Vague me resulta llamativa. El fuego fatuo es uno de los eslabones fundamentales de este tipo de películas. Acompañamos, en un blanco y negro fulminantemente elegante, a un Maurice Ronet que se mete en la piel del personaje con un mimetismo hipnotizador, y nos guía por su vida despedazada por el alcohol, emocionándonos a cada paso que da. Lo reconozco: es una de mis favoritas del festival. 

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RESEÑA XAVIER: El DRAE recoge dos acepciones para ‘fatuo’. Ambas pueden aplicarse al film de Louis Malle. El diccionario escribe ‘falto de razón o entendimiento’, y así actúa precisamente el errante y enfermizo protagonista del film. Durante sus últimas horas de vida, un ex alcohólico de pasado turbio, presente indeciso y futuro breve revisita todas aquellas personas que significaron algo, o tal vez nada, durante su estancia parisina. El segundo significado del adjetivo es ‘lleno de presunción o vanidad’, y en parte Malle sigue esa constante: el devenir del protagonista aparece cargado, o sobrecargado, de frases retóricas, palabras rimbombantes y un tempo lento que enerva con bastante facilidad. Malle describe una generación amarga(da) que ya no tiene fuerzas para luchar. Un desencanto contado en un blanco y negro mortuorio, con una música dramática y una fotografía que se desliza al ralentí, cual cuerpo falto de vida. Finalmente, la expresión ‘fuego fatuo’ cuenta con significado propio: hace referencia a la inflamación que sufren los cuerpos en estado de putrefacción cuando son quemados. De nuevo, una cita muy acertada, porque El fuego fatuo es un film que se desintegra, que va desapareciendo poco a poco. Una de las películas más tristes y lánguidas del festival. Lástima que, en lo personal, no empatice con las taras emocionales de su antihéroe: todo me resulta pomposo y exagerado. Arte que se sufre, en el mejor y en el peor sentido de la palabra. Para más matices, de nuevo, habrá que consultar el DRAE. 

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RESEÑA DANIEL: Termino de ver la película y me siento conmovido, triste y perplejo. Es una combinación de sensaciones que Malle, con su poderosa recreación, consigue plasmar en la pantalla. El fuego fatuo es un grito desesperado, una advertencia, una crítica lacerada, brutal y agónica que descansa en los brazos de una sociedad insípida y reacia a los problemas particulares que aquejan a cualquiera. Alain (el protagonista) recorre los lugares comunes, visita a esos seres que ha conocido, y se despide de todo: de esa fragancia que emana cada bar, de ese diálogo inolvidable de un buen amigo y de ese frío que embarga su piel mientras camina sin destino. El film es la recapitulación de una encerrada vida que no pide libertad, y que rechaza el conjunto de cosas que se ha establecido para él prefiriendo una vía más sencilla. Malle cautiva por su visión y el realismo que consigue hacer de un hombre perdido, patológicamente incomprendido y solo, desesperadamente solo. Impacta por el exquisito guion que explora con detalle ese proceso interior en la vida de Alain, en sus más míseros pensamientos, con suma crudeza y manteniendo el dinamismo necesario. Y ni hablar de la apabullante interpretación de Maurice Ronet y la desoladora música de Erick Satie, que en conjunto logra establecer ese ambiente grisáceo y bohemio. Finalmente termino inhalando aire y sintiendo esa arma en mi pecho. Malle ha conseguido una obra tan real y humana, imposible de olvidar. 

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RESEÑA ISIDRO: En El fuego fatuo un alcohólico en rehabilitación se acerca a París con la excusa de pasarse a saludar a los amigos y conocidos que tuvo en su época de desfases y borracheras. Asistimos así a una serie de encuentros a través de los cuales vamos reconstruyendo poco a poco la vida pasada de nuestro atormentado juerguista. Sí, en efecto, Resacón en Las Vegas tiene un antecedente erudito en la Nouvelle vague. El punto de partida es bueno, y la primera escena confirma las buenas vibraciones, pero por la propia estructura de la película, con ese desfile de personajes constante, el ritmo fluctúa y no todos los encuentros interesan por igual: por ejemplo, aunque pueda resultar manido, la secuencia con el amigote ahora padre de familia tiene mucha chicha, pero en cambio las reuniones con los pedantes charlatanes de turno resultan insufribles, y es que hay gente que es pretenciosa hasta borracha. Yo una vez intenté mantener una conversación profunda e intelectual estando como una cuba, en mi primera pea, por cierto, y no había manera humana, no dejaba de darme hostias para comprobar el efecto anestésico del alcohol, ¿por qué esta gente puede entonces? ¿Qué le echan al vino? Sea lo que sea, que me lo echen en mi copa si le doy una segunda oportunidad a la película, porque el final, que se antojaba potente, se me quedó aguado. Eso sí, me aseguraré de tener las manos atadas, que luego me levanto resacoso y no sé por qué me duele la cara. 

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VALORACIÓN DE LA CRÍTICA

Impecable adaptación de una novela de Drieu La Rochelle que ilustra las ìúltimas veinticuatro horas de un suicida. Malle la narró a través de una ìatmósfera asfixiante, donde el nihilismo autodestructivo del personaje queda ìinequívocamente explícito. Su tono enfermizo lo convierte en uno de los ìtítulos clave del cine depresivo, adquiriendo una intensidad poco común. Fotogramas, Redacción

Un triunfo. Explica poco, pero se entiende todo. Tranquila y devastadora. Roger Ebert, Chicago Sun-Times

NOTA DE LA CRÍTICA

Filmaffinity: 7'8 / IMDB: 8'0 / Sensacine: 8'0 / Rottentomatoes: 9'05

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VALORACIÓN DEL JURADO

El jurado del CSF ha decidido promover el film a  

5 PREMIOS DEL FESTIVAL:

Mejor actor protagonista: MAURICE RONET

Mejor guión adaptado: LOUIS MALLE

Mejor banda sonora original: ERIK SATIE

Mejor fotografía: GHISLAIN CLOQUET

Mejor montaje: SUZANNE BARON

NOTA DEL JURADO