domingo, 9 de marzo de 2014

CINE Y LITERATURA: ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO

ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO, de Ken Kesey (1962)
El libro: El periodista Ken Kesey entró en contacto a finales de los años 50 con los nuevos tratamientos y medicamentos que estaba estudiando la psiquiatría de ese tiempo. Kesey no solo tuvo la oportunidad de conocer la rutina de un ala hospitalaria sino que se presentó como cobaya humana para el testeo de nuevas drogas y psicotrópicos. De toda esa experiencia no nació un reportaje para la prensa, tal y como podía esperarse, pero a cambio tuvimos la novela Alguien voló sobre el nido del cuco, según la revista Time uno de los mejores títulos de la literatura estadounidense del siglo pasado. Kesey se pone en la piel del paciente y del médico, pero sobre todo en la del primero: la historia está escrita desde la perspectiva del Jefe Bromdem, un indio reservado que sus compañeros han tomado por sordomudo durante muchos años y del que conocemos todas sus pulsiones internas. Kesey ofrece un rico ejercicio literario, ya que pone letra al incontrolado discurrir de la mente de un analfabeto de procedencia marginal que desconoce el funcionamiento del mundo adulto, algo que lo convierte a ojos del lector en un niño grande que cuenta hechos gravísimos a partir de inocentes eufemismos que nosotros, a diferencia del personaje, sí entendemos. Gracias a ese personaje 'espía' o 'testigo' que termina por tomar las riendas de su propio destino conocemos la guerra que se produce entre las paredes del hospital: McMurphy, el nuevo interno, resulta ser un loco muy cuerdo con tendencias ludópatas y cuyo objetivo es poner patas arriba las rígidas normas de la institución; mientras que la enfermera Ratched, presentada en términos monstruosos, actúa como encarnación de la frialdad del dictador que está acostumbrado al manual de las viejas reglas y que no consiente ninguna negativa o rebelión por parte de su sometido rebaño de tarados. De esa lucha, y sobre todo del humor de McMurphy, surge un trepidante toma y daca literario: cuesta dejar de leer las largas sesiones de terapia y charla que tiene el personal médico con los internos. Kesey describe todo con precisión y al mismo tiempo con el caos de alguien que no sabe exponer sus ideas, algo que produce momentos súmamente ácidos como la presentación de los pacientes según su 'grado de gravedad', capítulos de zozobra surrealista cuando se nos describen en primera persona los efectos de las terapias de shock, y escenas en las que la realidad se mezcla con la alucinación y el flashback, y en los que por lo tanto resulta difícil saber qué se está leyendo exactamente. La novela termina lastrada por cierto decaimiento del ritmo narrativo y unos personajes secundarios poco perfilados, si bien ello se entiende por la perspectiva que toma el escritor al explicar todos los hechos desde la subjetividad de un recluso inestable con pasado atroz a sus espaldas (los negros ayudantes de la doctora son figuras acechantes antes que verdaderos personajes, algo que lleva el libro al terreno del terror psicológico). Una poderosa metáfora de la opresión en todas sus expresiones: Kesey describe las heridas de la Guerra de Vietnam, se adelanta en los efectos del capitalismo, critica el maltrato a la comunidad india y describe una situación de manipulación (social, laboral, mediática, etc.) que sigue estando de plena vigencia. Kesey no expuso sus tesis en una crónica periodística, tal vez porque sólo con un relato ficticio podía hacer llegar al lector el lado humano de la problemática e injustamente tratada figura del loco. Kesey nos dice que es imposible determinar quién es el cuerdo y quién el 'perturbado', y que nadie debe tener la potestad para tomar tal decisión; en otras palabras, expone las causas y consecuencias de toda dictadura con una visión romántica del desertor, del inconformista, del espíritu libre que decide volar lejos de ese cuco castrador. Una lectura enriquecedora, divertida y desconcertante. Nota: 7


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 ALGUIEN VOLÓ SOBRE EL NIDO DEL CUCO, de Milos Forman (1975)
La película: El checo Milos Forman logró un gran éxito de crítica y público a mediados de los setenta con el film Alguien voló sobre el nido del cuco, coronada con 5 premios Oscar. En perspectiva, ese año ganó el peor director de la competición (Forman se impuso injustamente a nombres cuya aportación cinematográfica puede considerarse mayor en todos los sentidos: Kubrick, Altman, Lumet y Spielberg), pero eso no ha servido para que el film, que además ostenta el mérito junto a Sucedió una noche y El silencio de los corderos de haber ganado los 5 premios principales de la Academia, se haya convertido en un clásico incontestable. Con todo, analizándola como adaptación del libro, algunas de las cuestiones del film resultan más discutibles. A diferencia de la novela, la película opta por un tono más amable que suprime cualquier interpretación crítica. Forman sabe aprovechar las posibilidades que le ofrece su particular protagonista, y efectivamente Jack Nicholson insufla vida al film con una interpretación prodigiosa. Ahora bien: la película pierde gran parte del atractivo del material literario al eliminar la narración en primera persona desde el punto de vista del indio Bromdem (el plano inicial, con el coche de la señorita Ratched en dirección al manicomio, ya es un indicador de qué perspectiva toma Forman para con su historia). Ello hace que ciertas decisiones de los personajes no queden matizadas en la gran pantalla y que los personajes secundarios resulten más relevantes para el desarrollo de la trama: mientras que en la novela McMurphy es el acicate de todo el grupo, en el film es un participante más de las quejas que despierta entre los internos la gestión del personal del hospital. Los guionistas se inventan escenas graciosas como la partida de básquet, cambian la cronología de otras como el momento de la pesca, y en general suavizan la dureza del medio o cárcel en la que viven los personajes. El conjunto se salva por la veracidad de su tramo final, ciertamente fiel a lo escrito por Kesey, pero aún así esas escenas resultan muchísimo más impactantes en el papel (además, Kesey añade un matiz ausente en el libro: la trama leída abarca más días, la evolución de Bromdem es más evidente y la muerte de McMurphy no resulta tan inmediata ni evidente como en el film). En resumen, una película notable que adapta con ciertas libertades la novela de base. No es que queramos criticar al film por su falta o no de fidelidad al libro, pero en este caso la lectura de Alguien voló sobre el nido del cuco sirve para darse cuenta de hasta qué punto el libro toca determinados temas que en imágenes quedan adulterados, dulcificados y ligeramente amputados. Nota: 6


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