THE GREEN INFERNO, de Eli Roth (EE. UU., 2013)
Reseña 1, Miguel Martín: Si bien el cine de Eli Roth no destaca por una narrativa audiovisual de personalidad muy marcada, sus películas sí tienen una coherencia en conjunto respecto a personajes, toques de humor y estructura de golpes de efecto, lo cual deriva inevitablemente hacia un estilo propio dentro de la ausencia del mismo. En The Green Inferno repite esquemas y demuestra nuevamente que, ante todo, es un amante del género al que le gusta arriesgar y no un mero director de encargo, y eso para el fanático apasionado del terror siempre es de agradecer.
Reseña 1, Miguel Martín: Si bien el cine de Eli Roth no destaca por una narrativa audiovisual de personalidad muy marcada, sus películas sí tienen una coherencia en conjunto respecto a personajes, toques de humor y estructura de golpes de efecto, lo cual deriva inevitablemente hacia un estilo propio dentro de la ausencia del mismo. En The Green Inferno repite esquemas y demuestra nuevamente que, ante todo, es un amante del género al que le gusta arriesgar y no un mero director de encargo, y eso para el fanático apasionado del terror siempre es de agradecer.
The
Green Inferno es entretenida, morbosa, salvaje, divertida y muy muy
sangrienta, probablemente la más gore y macabra de su director superando
a Hostel 2. La historia es simple pero efectiva y el tema de fondo
tratado bastante arriesgado. Los personajes están al servicio de la
acción, pero suficientemente dibujados para que el espectador se
estremezca ante ciertos detalles.
La estructura narrativa es correcta, sin más; Eli Roth opta nuevamente
por un truco bastante efectivo y recurrente del género: unos 45 minutos
iniciales en los que no ocurre nada verdaderamente trascendente, que
sirven para que te encariñes con los personajes, y luego de golpe y
porrazo una rotura que pretende sumergirte en este infierno verde y
espiral de horror sin descanso que la película trata de mostrar, pero…
¿Realmente se mantiene dicho horror sin descanso hasta el final?
Y
aquí radica el mayor problema de la película. El humor negro o también
llamado alivio cómico puede dividir al espectador en tres grupos: aquellos que disfruten de la película por lo que es, un historia donde
premia el instinto de supervivencia como pretexto de entretenimiento; los que a pesar del humor se estremezcan ante la brutalidad de las
imágenes; y por último, aquellos que crean que les han tomado el pelo.
La
ambigüedad de la película en ese sentido puede llegar a ser una arma de
doble filo, pues la tesis de la historia no queda clara. El hecho de
que ciertas extravagancias se produzcan durante los momentos de terror
hace que algunos espectadores puedan desconectar de la historia y que al
llegar al final no sepan si les han contado un chiste o algo realmente
serio.
Yo pertenezco al segundo grupo. La mala leche de la cinta
es tal que no hay manera de ver la parte cómica. Ahora solo queda que
juzguéis por vosotros mismos.
Lo mejor: La escalofriante escena del suicidio.
Lo peor: Los toques de humor pueden llegar a sacar a algunos de la película.
Lo peor: Los toques de humor pueden llegar a sacar a algunos de la película.
Nota: 7
Reseña 2, Xavier Vidal: Eli Roth responde a la figura de fan del género antes que a la de verdadero autor: de ahí que para lograr un retrato completo de su trabajo haya que considerar sus incursiones como director pero también como actor y productor, así como sus influencias, amistades y conexiones cinéfilas con otras mentes de videoclub y tendencia a la fanfarria como Quentin Tarantino. Roth tiende a la dispersión, pero The Green Inferno llega en el momento de su total consagración dentro de determinado circuito que lo adora como mesías de una nueva forma de entender o de abordar el terror. Todo ello está en el film, y a la mezcla de horror y humor grueso marca de la casa (recordemos a esos niños jugando a fútbol con la cabeza de un amputado a modo de balón: lo grave deja espacio para la risa e incluso contados resquicios para la crítica de determinados comportamientos humanos) se suma un homenaje directo, o más bien una actualización, a Holocausto Caníbal (Ruggero Deodato, 1980), no sólo como película (francamente discutible) sino como elemento que ha colado en el imaginario colectivo, aunque sea únicamente con la evocación de la joven torturada y empalada en mitad del poblado caníbal.
The Green Inferno es por ello una construcción y una deconstrucción del terror. Los ingredientes son los mismos de siempre, pero éstos, al situarse delante del espejo deformado que es el estilo de Roth, siempre toman formas inauditas. El film es 'música heavy metal' y juega a poner contra las cuerdas al espectador con más aguante: Roth quiere lograr y consigue una de esas películas capaces de dejar una huella imborrable, ni que sea a base de insertar al espectador en espacios del todo desagradables. Al mismo tiempo, The Green Inferno se pliega y se ríe de sí misma, de forma que su exótico escenario resta abierto a cuestiones más prosaicas: mientras los activistas esperan morir en la cazuela del chamán de la tribu, dentro de la cárcel hecha de cáñamos y palos vemos a una chica haciendo sus necesidades entre otras lindezas.
Roth, en definitiva, consigue uno de esos 'films
experiencia' que se permite cualquier licencia, ya sea sangrienta o
paródica, porque no guarda ningún respeto por sus personajes, porque
discurre a la contra de cualquier impostura académica y porque se debe
única y exclusivamente al ego y a la (auto)risa de su firmante. Todo
está al servicio de la diversión perversa, todo sigue las leyes del
barroquismo más absoluto, y The Green Inferno termina siendo no
sólo el proyecto más ambicioso de Roth sino su mejor película, al menos
aquella película capaz de describir y justificar toda una filmografía
tan discutible pero también tan divertida como la de Eli Roth. De
momento, sí podemos decir que productos como The Green Inferno justifica
con creces la existencia de certámenes como el de Sitges. Con todo,
¿tendrá futuro este viaje al 'caca-culo-pedo-pis' del terror más allá de
los terrenos frikis y festivaleros por los que se mueve Roth? Lo
dudamos.
Lo mejor: Una vez introducidos en la espiral del exceso, nunca decae y nunca deja de sorprender.
Lo peor: Hay que tener mucho sentido del humor para disfrutarla.
Nota: 7
Ojalá que llegue pronto a Perú, considerando que se rodó aquí.
ResponderEliminarEli Roth contó que antes de rodar, proyectó Holocausto Caníbal a la gente de la comunidad en la selva, y que les gustó.
ResponderEliminarLa película es mala.
ResponderEliminarNo sentí ninguna simpatía por ninguno de los personajes y hasta desee que los mataran a todos rápido para levantarme de la sala e irme a hacer algo más entretenido.