lunes, 20 de agosto de 2012

La 'bámbola': Crítica de LE FIL, de Mehdi Ben Attia

Malik, un joven arquitecto, abandona París para volver a Túnez, donde su madre conserva la casa familiar. Malik siempre soñó con dejar un país al que ahora vuelve tras la muerte de su padre. Detrás suyo existe un bagaje representado en el metafórico hilo del título, aquello que lo atrapa y lo enmaraña dejándolo en la ciudad donde en su día vivió su infancia y adolescencia. Malik reaparece como un recién licenciado con toda la vida por delante, la cristalización de todo aquello que su madre, encargada de mantener en pie el mundo burgués de su pequeño, había deseado para la persona que más ama. 'Yo quiero que seas feliz', dice la anciana a Malik, pero a la hora de la verdad el chico se queda a vivir en la casa de ella, prueba de la dependencia y las relaciones de poder maternofilial que se han ido tejiendo (de nuevo, ese hilo invisible) a lo largo del tiempo. Malik se enamora en uno de los criados de la casa, y cuando la madre descubre a su retoño durmiendo abrazado con otro hombre su mundo se derrumba. Y a partir de aquí entra en juego la otra imagen que evoca el título. El hilo de Malik pasa a ser producto de su estado de enamorado: en el momento de máxima complicidad entre los hombres suena 'Tu mi fai girar come fosse una bambola', como si Malik fuese una peonza dando vueltas por un hilo dominado por las presiones de su entorno social (Túnez, país que encarcela a los homosexuales), de su entorno familiar (la teoría de que detrás de una tendencia homosexual existe un matriarcado asfixiante), de algunas heridas recientes (Malik escondió a su madre la enfermedad del padre) y de un miedo personal (Malik se debe a un mundo de apariencias y mantiene encuentros sexuales con otros hombres en lugares apartados y cuartos oscuros). Todo hasta llegar a un final en el que el hilo desaparece, como si el amor realmente hubiese actuado como mano inapreciable que desenreda y que salva a Malik del atolladero en el que vivía preso.


Le fil es una película especial. La trama es mínima. Como buen cine francés, se sustenta en el diálogo. Y pese a la preeminencia de la palabra, es un film más poético que prosaico. Puede parecer que Le fil tiene poca historia o que incluso carece de ella. Es un cine que no quiere acción, que corre el riesgo de resultar teatral, amanerado, exagerado, poco creíble, nada natural en su planteamiento, nudo y desenlace. Aún asumiendo que todo lo anterior en parte es cierto, no puedo dejar de sentirme muy cercano a este cine ligeramente rosa. Ni yo mismo entiendo el porqué. La cuestión es que en la impostura de Le fil reside, paradójicamente, todo su significado. A muchos les parecerá una redacción mínima de una revista gay de arte y ensayo. Yo la relaciono con el cine de Christophe Honoré y François Ozon. Y es en sus conexiones cinematográficas donde Le fil me convence y me satisface plenamente. Así que no les aliento a visionar Le fil y admito que es una película difícil de defender. Ahora bien: encaja a la perfección en el tipo de cine que este blog ve y disfruta. Ustedes deciden.


Nota: 7

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