miércoles, 6 de junio de 2012

Tres tristes tigres: Crítica de ELS NENS SALVATGES (LOS NIÑOS SALVAJES), de Patricia Ferreira

Las películas sobre adolescentes las escriben los adultos, y quizás por eso muchas historias de jóvenes conflictivos y problemas familiares acaban sucumbiendo al cliché. En Els nens salvatges no hay rastro de condescendencia o miserabilismo, no hay descripciones de brocha gorda ni margen para la crispación. Habrá gente que no sienta ningún tipo de interés por un cine social que siendo ficción intenta reflejar la realidad, algo que en verdad define el cometido del séptimo arte. Habrá gente que entienda que Els nens salvatges podría ser un documental, y que la parcela de la ficción debería ser ocupada por otras propuestas más lúdicas. Pues bien: esa gente se llevará una grata sorpresa con la nueva película de Patricia Ferreira. Una película que respeta al adolescente sin defenderle y sin demonizarlo. Una película que retrata el mundo de los institutos de forma muy acertada con escenas que todos hemos vivido. Una película que aprovecha el marco de los tres niños salvajes para explicar tres modelos de familia diferentes, todos ellos parte de la sociedad de la Cataluña de aquí y de ahora, y de paso hacer una película que en sus entrañas es también un cuento sobre clases sociales (que existen, aunque estén difuminadas, en la España de la crisis económica y de valores). Y por atreverse a ser fiel a la par que creativa, Els nens savatges no debería pasar desapercibida por ser hasta la fecha la única película de la nueva ola de cine catalán que retrata la realidad lingüística de Cataluña, mero marco lógico desde un primer momento para la directora Patricia Ferreira pero toda una lección para más de un ciudadano desinformado. Porque Els nens salvatges, como Tres dies amb la família, sí puede considerarse cine catalán de principio a fin, por hablar de lo que sucede en la Cataluña actual, por ser una crónica local de valor universal.


Entendiendo el valor sociolingüístico de Els nens salvatges, algo que daría para una larga reflexión, hay que acercarse a la película de Ferreira como eso: una película. Aunque el título pueda recordar el cine de François Truffaut la directora señaló otras referencias: Elephant de Gus Van Sant y La clase de Laurent Cantet. Podría decirse que de la primera ha heredado una atracción por las escenas lánguidas y una dirección de fotografía de planos muy cerrados que siguen en todo momento a los protagonistas. Y de la segunda retoma un interés por las sombras del sistema educativo, representado en el personaje de Aina Clotet. Bien pensado, parece lógico que Ferreira mencione esas dos películas, una con un marcado componente estilístico que trata el tema de la educación por omisión, y otra con una temática muy clara y un esforzado ejercicio de simulacro-verdad. De Elephant hay una obsesión por dotar al film de un empaque visual inusual, y más teniendo en cuenta que el cine social que se viene produciendo en los últimos años parece beber del desaliño formal del Dogma o los hermanos Dardenne. Ayudada por la complicidad de sus actores, Ferreira, como Van Sant, filma a pocos centímetros de las caras de los actores y logra que, por ejemplo, ver a Marina Comas caminando con la mirada perdida sea un auténtico espectáculo sin necesidad de más narrativa. Una veracidad para quien habla superior a la teatral y manipuladora, aunque no por ello menos interesante, La clase.



Els nens salvatges funciona en sus momentos aparentemente muertos: la carrera en los grandes almacenes, la escapada a la playa o la tarde en el parque. El choque entre el mundo de los adultos y los adolescentes está tratado con mucho mimo. El problema es que Ferreira no es ni Cantet ni Van Sant, y a ratos Els nens salvatges llega tan desnuda al espectador que pueden verse sus costuras. La impostura visual a la hora de presentar a los protagonistas, enmarcados en una misma pelea, no acaba de casar con la buscada espontaneidad del conjunto. El discurso sobre cómo debemos educar a nuestros pequeños y el conflicto que ello genera acaba por resultar un tanto obvio. Y la intención de Ferreira por dotar de tensión el relato funciona hasta que desvela el secreto de la historia, porque Els nens salvatges, de forma innecesaria, acaba convertida en una película con spoiler incluido. Ferreira controla los tiempos pero no los tonos: la subtrama sobre posibles malos tratos resulta del todo innecesaria, sobrecargando la historia y en parte echando a perder todo lo conseguido en la escueta pero valiosa descripción de los padres. Así que Els nens salvatges, sin ser perfecta, acaba como un documento engrandecido por sus tres actores y un tanto efectista al generar un thriller final del todo gratuito. Al menos estamos ante una pelicula que los mayores verán con interés mientras los pequeños se verán asombrosamente reflejados en sus imágenes, suficiente para que Els nens salvatges nos reconcilie de una vez por todas con el injustamente denostado cine social español.


Nota: 7

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