Dicen que el mejor cineasta es aquel que se adapta a la historia que está contando. A partir de esta premisa muchos afirman que Stanley Kubrick es el gran director de cine de la historia porque a lo largo de su carrera supo dominar todos los géneros, casi siempre firmando clásicos y obras maestras en cada uno de los tonos y registros que tocaba. Por contra, parece que los autores importantes de la actualidad, exponentes de ese cine que visita Cannes y luego se ve en todo el mundo, siguen el esquema contrario: a partir de un estilo propio van abarcando diferentes historias que se podrían encuadrar en géneros diversos. Por eso decimos que vamos a ver 'una de Moretti, Haneke o Von Trier', porque de alguna manera la personalidad del artista supedita su obra, cuando el discurso de la crítica conservadora siempre entendió el arte como un ejercicio de mímesis. Siguiendo con una metáfora, el debate sería establecer si el mejor pianista es aquel que conoce cómo combinar todas las teclas del instrumento o bien aquel que aun limitándose al dominio de pocos acordes es capaz de construir una buena sinfonía. Quizás por el hecho de haberme criado con el cine de las dos últimas décadas mi mirada como cinéfilo está más acorde con el segundo punto de vista. Uno puede ir a ver una película de determinado autor a riesgo de saber qué se va a encontrar, pero eso siempre me parece estimulante porque al fin y al cabo se trata de comprobar qué constantes se repiten y qué modificaciones abre cada obra de, por ejemplo, Almodóvar, dentro, en este caso, de la obra de Almodóvar. Por eso me molesta que digan que una película es 'inferior' porque es 'demasiado de su autor', como si la autoría o la firma caducase llegado cierto momento: eso es lo que dijeron de Mapa de los sonidos de Tokio en relación a la obra de Isabel Coixet, cuando las posibles debilidades del film de la artista catalana podían explicarse partiendo de otras tesis.
Toda esta introducción sirve para entender por qué desde el punto de vista de este blog Miel de naranjas no es una película a destacar. El cine español en conjunto denota cierto academicismo un tanto exasperante: academicismo entendido como 'corrección', pero también con mímesis, o lo que es lo mismo, con la primera de las dos posibilidades que marcábamos anteriormente. Imanol Uribe a lo largo de su carrera ha tocado todos los géneros, incluso ha llegado a vencer en los Goya con El rey pasmado y Días contados, pero por desgracia no tiene el título de gran autor de nuestro cine. Porque para ser autor no basta con ser director. Miel de naranjas en todo momento me parece una película bien escrita, la fotografía siempre opta por el encuadre perfecto, su recreación histórica admite pocos peros... y eso, que debería ir a favor de la cinta, acaba siendo su máximo error. Miel de naranjas ya la hemos visto, y no precisamente porque el tema de la Guerra Civil sea una cuestión recurrente en nuestra cinematografía. No me convencen sus actores protagonistas, algo que me lleva a pensar en una película centrada en sus secundarios, y por lo tanto más arriesgada: Miel, la tejedora que ayuda al grupo de resistentes; su hijo, detenido y retenido en una cantera; el breve personaje de la estupenda Ángela Molina, que en parte da título a la historia... Al film le falta riesgo. Es como el alumno aplicado que lleva los deberes al día y aprueba los exámenes, pero en cuya prosa no se intuye rabia, emoción, vida. Por todo ello Miel de naranjas se acaba pareciendo a un episodio especial de Amar en tiempos revueltos, o sea, parece televisión aun siendo en lo técnico buen cine. Obviamente Kubrick no solo es un genio por haber hecho de su filmografía un muestrario de todos los géneros del séptimo arte. Obviamente a Imanol Uribe se le debe un respeto y su nueva obra dista de ser una mala película. Y con todo, este espacio se queda con La voz dormida, película que se moja a la hora de recordar los tiempos de guerra. Lo más interesante es que en relación a la Guerra Civil tenemos muchas películas de muchos tonos diferentes, algo que enriquece el cine local y muy en concreto el que se incluye en dicha temática. Vaya, que a Miel de naranjas solo le queda destacar por contexto, nunca por texto. Una pena.
Nota: 5'5
Ya cansa el tema guerra civil tan omnipresente en la oferta cinéfila patria.
ResponderEliminarEn el tráiler tampoco es que se atisbe ese "riesgo" que demandas, por lo que no es de extrañar que en la película tampoco asome. De todas formas, tiene toda la pinta de conseguir bastantes nominaciones a los Goya, y de llevarse alguno también...
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