Cuando falta presupuesto hay que echarle morro al asunto. Juan de los muertos es descarada, fresca, entrañable, alocada, delirante, exagerada, pasada de rosca, festiva y entretenida. Homenaje y deconstrucción del zombi. Crítica a la política cubana y a la situación social y económica que se vive en la isla de Castro. Intento por conseguir un blockbuster local de vocación popular. Comedia de terror con una interesante imagen del (anti)héroe, una historia de amistad y un juego de citas a otras películas del género negro y del subgénero zombi. Una propuesta sin precedentes que no se parece a ninguna otra y que asume con riesgo, orgullo y humor su condición de título fundacional. Si Cuba es diferente, debemos imaginar que ante una invasión zombi sus habitantes actuarían a la contra del resto. Los infectados que llenan las calles de La Habana son la excusa para que un grupo de simpáticos fracasados encuentren un oficio, la posibilidad de sacar provecho a la desgracia. Se encargan de matar y deshacerse del cuerpo de los familiares convertidos en cuerpos sin alma, o en almas en pena. Y mientras, el público alucina, se ríe y disfruta de un cuento que sabe a parodia y también a homenaje. Una de las pocas veces en las que la falta de recursos y la precariedad de medios aportan personalidad al film. Título de culto que ha entusiasmado en su paso por festivales como el de Sitges. Cinta venida del inframundo cubano todavía gobernado por un zombi en horas bajas. Juan de los muertos es demasiado delirante como para no perdérsela, demasiado aguda como para no celebrar el que puede ser el primer ejemplo de un cine cubano libre, personal, variado, activo, comercial, internacional, importante.
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Eunice, la joven protagonista de Boleto al paraíso, podría ser una adolescente cubana más luchando contra unos maltratos familiares y el régimen político de la isla. Eunice es la heroína y el símbolo de esta road-movie curiosa con destino al mismísimo paraíso, un oasis en medio de tanto desierto, o una utopía más que gritar bajo el arropo de la revolución cubana. Algo se está moviendo en el cine cubano y Chijona parece estar contando una historia muy personal de vagabundos adolescentes en busca de futuro en un país sin demasiadas posibilidades de ascenso y éxito. Boleto al paraíso se merece todo nuestro respeto porque es un cine hecho con pasión y con mínimos recursos. Y precisamente por ser un cine a contracorriente sin grandes posibilidades técnicas, Boleto al paraíso queda como un borrador de una película mayor. Las ideas están, pero faltó precisión a la hora de saberlas plasmar en imágenes. Tampoco ayuda alguna que otra interpretación fuera de tono de su joven reparto. Y aportan todavía menos sus saltos temporales y los derroteros que toma la historia en pos de una resolución menos crítica y más dulzona. Con todo, Boleto al paraíso es la historia de una huida, de unas raíces de las que se reniega y la crónica de unos sueños de joventud frustrados. Que nadie olvide que el cambio social y político puede y debe empezar por la ciudadanía, y que muchos cubanos están empezando a entender que el cine es un arma para la lucha de nuevos aires y nuevas realidades en La Habana y alrededores. Ojalá tengamos en un futuro más propuestas como esta, y si es posible con la solidez de guión y la solvencia técnica que precisa la cinematografía cubana.
Hola soy Sebastián, escritor y editor de Film Focus, un blog dedicado a la publicación de festivales, ciclos y proyecciones cinematográficas con el fin de promover la cultura cinéfila. Este año estoy organizando un proyecto entre-blogs llamado Maratón de Cine Bloggers 2012 y quisiera que formes parte del proyecto (filmfocus-la.blogspot.com/2012/03/maraton-de-cine-bloggers-2012.html). Espero tu respuesta. Desde ya muchas gracias.
ResponderEliminarSebastián Nadilo